Congreso Internacional sobre las consecuencias de la I Guerra Mundial
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Cien años después del final de la Primera Guerra Mundial, hay numerosos eventos para conmemorar uno de los conflictos más sangrientos en la historia de Europa, cuyas consecuencias todavía están presentes en el escenario europeo y del Medio Oriente”, lo dijo el P. Bernard Ardura, O. Praem., Presidente del Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, en la Conferencia de presentación del Congreso Internacional sobre el tema “Santa Sede y católicos en el mundo de la posguerra (1918-1922)”, en el centenario de la conclusión de la Primera Guerra Mundial.
Estudiar las consecuencias del I conflicto mundial
El evento presentado en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, este 12 de noviembre es organizado por el Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, y tendrá lugar en Roma del 14 al 16 de noviembre de 2018. Los trabajos se llevarán a cabo en dos lugares de Roma: los primeros dos días en la Universidad Pontificia de San Juan de Letrán y el tercer día en la Academia de Hungría. En la presentación del evento se señaló que, el propósito del Congreso es que el estudio de las consecuencias de este primer conflicto mundial abra nuevas sendas de reflexión para “construir hoy un mundo de paz, de serenidad y de armoniosa convivencia humana”.
El fin de las hostilidades y los tratados de paz
En la presentación de la Conferencia el P. Bernard Ardura, estuvo acompañado por el Prof. Don Roberto Regoli, Director de la Facultad de Historia y Patrimonio Cultural de la Iglesia de la Pontificia Universidad Gregoriana. “El Congreso, organizado por el Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, titulado: Santa Sede y católicos en el mundo de la posguerra (1918-1922) – señaló el P. Ardura – quiere proponer una visión panorámica de las consecuencias de la guerra porque, estamos convencidos de que cien años después del final del conflicto que ensangrentó Europa, calificado como mundial dado que muchos soldados de las colonias, desde África hasta Asia, participaron con valentía en la lucha, ha llegado ciertamente el tiempo de reflexionar no solo sobre el fin de las hostilidades, sino también sobre las consecuencias del conflicto y de los tratados de paz”.
¿Por qué recordar estos eventos?
El Presidente del Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, comentando el porqué de estos eventos dijo que, muchas de las llagas que todavía hoy hacen sufrir a tantísimas personas y poblaciones, se originaron al final de la guerra y en las negociaciones de paz. “Basta recordar algunas de las consecuencias de la guerra para comprender la actualidad de lo que sucedió hace casi un siglo – precisó el P. Ardura – con los Tratados de los que el más conocido es el de Versalles, del 28 de junio de 1919. Desaparecen tres grandes imperios después de la caída de la Rusia zarista en 1917: el Reich alemán creado precisamente en Versalles en 1871, el Imperio austro-húngaro, imperio católico por antonomasia, el Imperio Otomano que cubría una vasta área, desde los Balcanes hasta el Cercano Oriente”.
Nuevos desafíos a la Santa Sede y a la Iglesia Católica
El P. Ardura también recordó que, la guerra causó casi nueve millones de víctimas, seis millones de inválidos, cuatro millones de viudas y ocho millones de huérfanos. “La nueva situación creada plantea nuevos desafíos a la Santa Sede y a la Iglesia Católica – una Santa Sede, hay que recordarlo dijo el P. Ardura, impedida a participar en la negociación de paz de la irresuelta Cuestión Romana – y puesta frente a las cuestiones que surgen de los cambios de fronteras, de los cambios de nacionalidad en las colonias africanas alemanas, y de las nacionalidades exacerbadas”. El propósito del Congreso es que el estudio de las consecuencias de este primer conflicto mundial abra nuevas sendas de reflexión para alimentar no solo nuestro conocimiento de un pasado ya centenario, sino también para ofrecer nuevos motivos de reflexión que sirvan para construir hoy un mundo de paz, de serenidad y de armoniosa convivencia humana.
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