Mons. Semeraro: la Iglesia es una realidad viva que supera los abusos
Federico Piana - Ciudad del Vaticano
En la Iglesia hay grandes áreas de sombra, pero la luz del Señor puede dar fuerza a sus miembros para combatirlas y aclararlas. El Papa Francisco lo repitió en su discurso a la Curia Romana con ocasión de los saludos navideños. Mons. Marcello Semeraro, Obispo de Albano y Secretario del Consejo Cardenalicio, quiso profundizar -para comentarlo- en lo que él mismo denominó "un profundo razonamiento cristológico, basado en la constitución dogmática de la Iglesia 'Lumen Gentium': Cristo nos ilumina. Es el pasaje final del primer capítulo donde la Iglesia es indicada como una realidad viva que saca todas sus fuerzas de la luz de Cristo resucitado. Ésta es la perspectiva del Santo Padre.
El Papa Francisco denuncia los males dentro de la Iglesia pero no actúa como juez
El Papa Francisco no dudó en denunciar los males que con demasiada frecuencia han encontrado un lugar en la Iglesia: abuso de niños, abuso de poder y de conciencia, infidelidad. Pero también evidenció todo el esfuerzo para poder erradicarlos. "El Papa Francisco -explica Mons. Semeraro- quiso poner de relieve especialmente los acontecimientos dentro de la Iglesia, sin querer juzgar nunca a los demás. En la base de esta actitud está su espiritualidad ignaciana y los famosos ejercicios espirituales. Por supuesto, explica Mons. Semeraro - la primera semana de los ejercicios espirituales de San Ignacio prevé la verificación de la propia vida a través del examen de conciencia. Y precisamente por esto el Papa examina a la Iglesia poniendo de relieve los males que la afligen. Todo esto conduce a la purificación y al discernimiento”.
Reforma de la Curia y Sínodo de Jóvenes: buenos pasos del 2018
En su discurso a la Curia Romana, el Papa Francisco quiso volver sobre los buenos pasos dados en el 2018, que está llegando a su fin. Entre otras cosas, se refirió a la reforma de la curia y al reciente Sínodo de los Obispos dedicados a los jóvenes. Mons. Semeraro no tiene ninguna duda: "El Sínodo de los Jóvenes ha demostrado la vitalidad de la Iglesia. Ha hecho comprender al mundo que la Iglesia sabe dialogar, sobre todo con las nuevas generaciones, que podrían parecer las más alejadas de nosotros. Como nos enseña el Papa Francisco, la sinodalidad comienza con la escucha mutua”.
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