Card. Parolin: Misa con trabajadores del Vaticano
Ciudad del Vaticano
El Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, afirmó, celebrando el 4 de enero, en un cobertizo de la zona industrial del Vaticano, la misa con los trabajadores de los servicios técnicos con ocasión del primer viernes de cada mes: “ La vida de un cristiano debe convertirse en un dedo apuntando a Jesús, es decir, en un testimonio claro que muestre a los demás dónde se encuentra la salvación y el verdadero amor”.
La fe es un encuentro
Partiendo del pasaje del Evangelio de Juan (1, 35-42) que habla del encuentro del Bautista con Jesús "el Cordero de Dios", el cardenal ha vuelto a proponer una frase de Benedicto XVI: "El cristianismo, ante un acontecimiento moral o ético, es el acontecimiento del amor, es la aceptación de la persona de Jesús. De ahí el énfasis en que el centro de la fe cristiana no es un conjunto de pensamientos, ni una moral, sino un encuentro.
De hecho, observó el Secretario de Estado, todo el Evangelio no es más que una serie de encuentros de Jesús con los que cruzan sus calles. Pero el Señor sigue encontrándose hoy con la gente, porque ha resucitado y está vivo y camina junto a ellos, y es posible captar su presencia con los sentidos del corazón.
El cardenal recordó también las palabras del Papa Francisco sobre la conversión del apóstol Pablo en el camino de Jerusalén a Damasco: no fue un cambio moral, sino una experiencia transformadora que lo empujó a una nueva misión.
Del Evangelio, dijo el Secretario de Estado, se deduce que el encuentro surge de una necesidad presente en cada persona. Puedes ver algún tipo de expectativa, algún tipo de espera. Esta experiencia nace, pues, de una pobreza que el hombre lleva dentro de sí mismo y que es esencialmente una pobreza de amor. Por otro lado, la gente puede decepcionar, pero Jesús con su amor nunca decepciona. Conoce las profundas expectativas del corazón humano.
El Secretario de Estado concluyó invitando a todos a ser testigos de Cristo en el ambiente familiar, entre amigos, en el trabajo, en todas partes, para que los demás también sean testigos de su amor.
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