Papa sobre el Amazonas ante los dramáticos los efectos del calentamiento global
Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano
Eran las palabras del Papa en su discurso al tradicional discurso al Cuerpo Diplomático que hace cada año para darles las felicitaciones navideñas. En su discurso, el Papa abordó el tema del próximo Sínodo de los obispos dedicado a la Amazonía, que será en octubre.
En este sentido, dijo, y a la luz del consenso alcanzado en la reciente Conferencia internacional sobre el clima (COP-24) celebrada en Katowice, espero un compromiso más decisivo de los Estados que fortalezca la colaboración para hacer frente con urgencia al fenómeno preocupante del calentamiento global. La Tierra pertenece a todos y las consecuencias de su explotación recaen sobre la población mundial, y de manera más dramática en algunas regiones. Entre ellas se encuentra la Amazonia, que será la protagonista de la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos en el Vaticano el próximo mes de octubre, y que, aun cuando se ocupará principalmente de los caminos de la evangelización para el Pueblo de Dios, no dejará de abordar los problemas ambientales en estrecha relación con sus consecuencias sociales.
Los pueblos indígenas están en el corazón de la Iglesia
“Una vez más, deseo llamar la atención de los gobiernos para que se ayude a quienes han emigrado a causa del flagelo de la pobreza, de todo tipo de violencia y persecución, así como de los desastres naturales y el cambio climático, y para que se tomen las medidas que permitan su integración social en los países de acogida, dijo el Papa en su discurso al Cuerpo Diplomático, “Todo ser humano anhela una vida mejor y más feliz, y no se puede resolver el desafío de la migración con la lógica de la violencia y del descarte, ni con soluciones parciales”. Al respecto, el prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, cardenal Fernando Filoni, dijo que los pueblos indígenas están en el corazón de la Iglesia.
El purpurado recuerda que debemos sobre todo privilegiar la atención sobre el hombre, tener una antropología positiva hacia estos pueblos del Amazonas, pequeños o grandes que sean. Puesto que, si hace falta este concepto, de consecuencia sufre el medio ambiente, porque la dignidad de estos pueblos y el cuidado del medio ambiente están interconectados. La Iglesia necesita, sobre todo, dijo, tener una actitud positiva de afecto, amor y atención hacia estos pueblos.
Es necesaria una antropología positiva
Quisiera hacer un pequeño ejemplo, afirmó el cardenal, mientras estaba visitando un vicariato apostólico, hace dos años en la Amazonía colombiana, un jefe de una tribu, que llegó luego de muchas horas de navegar en canoa, me pregunto: ¿Por qué Ud vino de Roma hasta aquí, a este pueblo perdido del Amazonas?. Y le respondió que el hecho que estos pueblos del Amazonas estén geográficamente lejos de Roma no significa que ustedes no estén en el corazón de la Iglesia. Ustedes, le dijo el purpurado, son el corazón y están en el corazón de la Iglesia. El jefe de esta tribu me miró con satisfacción y con interés. Así que, dijo el cardenal, es importante el hecho que tomen conciencia de sí mismos, que estos pueblos no se sientan emarginados, aunque si están lejos, por ejemplo de Roma, es importante y debemos resaltarlo en el sínodo, o sea una antropología positiva de valor y de valorización de estos pueblos que ya tienen una rica experiencia espiritual, ética y ambiental. Teniendo atención de las personas, dijo, creo que haremos un gran paso hacia el cuidado del medio ambiente.
Nos viene la pregunta sobre cómo colaborar en la construcción de un mundo, que respete la vida y contraste la mentalidad de la colonización para construir juntos plataformas de solidaridad e interculturalidad. Al respecto, el purpurado dijo que piensa en el gran paso que se puede hacer, acercándose y vivir con estos pueblos, estar en medio de ellos, como lo hacen muchos misioneros, y esto es un aspecto muy importante, por ello la Iglesia es enemiga de estas realidades que tienen un interés de explotación colonial en el Amazonas. Estar con ellos les da la conciencia de sentirse pueblos con una dignidad. Además, desarrollan el sentido del derecho nativo de vivir, de estar y ser consultados sobre todo lo que les pertenece.
Misiones en la zona Amazónica
Nuestra Congregación tiene decenas de vicariatos apostólicos en la región, obispos, sacerdotes, religiosos, laicos que viven allí y trabajan, señaló por último el Prefecto, éste es el compromiso concreto con el que nosotros ya estamos allá y podemos mejorar, naturalmente, con la colaboración de todos. Sabemos que hay dificultades y las conocemos, pero no nos desanimamos. Pienso que así estamos en la línea de la visión del Papa, la de atraer la atención a esta región y sobre todo a estos pueblos.
El sínodo del Amazonas y el mes misionero
Por último el purpurado recordó la coincidencia del sínodo con el mes misionero extraordinario, que permitirá reflexionar también sobre cómo el Evangelio pueda ser anunciado y llevado a estos pueblos. La dignidad del hombre está unida al misterio de Cristo, dijo, y creemos que también el anuncio del Evangelio ayudará a los indígenas y al medio ambiente, para obtener un rescate espiritual, moral y material. Sobre las misiones, el cardenal dijo que el ser misionero no está concentrado solamente en los grupos religiosos, que era su principal vocación. Hoy día como lo subraya el Papa, todos nosotros somos en virtud del bautismo, misioneros.
La Congregación para la Evangelización de los Pueblos, dijo el cardenal, está involucrando a las diócesis para que asuman una responsabilidad directa con los vicariatos, sobre todo donde los institutos religiosos no están en grado de trabajar en su misión. Ser misionero es parte de todos.
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