Briefing sobre el Encuentro Protección de los Menores: concreción y escucha
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Sabemos que las víctimas de los abusos siguen pidiendo que se las escuche y se les crea. ¿Cómo se puede profesar la fe si cerramos los ojos ante las situaciones de injusticia? Y ¿cómo encarar este problema, esta lacra, también en las Iglesias más pequeñas? Sin escapar de la responsabilidad, incluso económica, puesto que de este modo los recursos se emplearían mejor. Ideas y estímulos en orden a la concreción y al carácter sinodal con que hay que proceder, dedicándose a esta causa tan importante.
Es en síntesis cuanto se afirmó en la sesión informativa de este 21 de febrero sobre el Encuentro “La Protección de los Menores en la Iglesia”, que tuvo lugar a partir de las 13.30 en el Instituto Patrístico Agustiniano de Roma, y que contó con la participación de Mons. Mark Benedict Coleridge, Arzobispo de Brisbane; Mons. Charles Scicluna, Arzobispo de Malta; Secretario Adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Miembro del Comité Organizador; el Dr. Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio para la Comunicación; el Padre Federico Lombardi, Presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger - Benedicto XVI, Moderador del encuentro; el Padre Hans Zollner, Presidente del Centro para la Protección de los Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana, Miembro de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, Referente del Comité y del Director “ad interim” de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, quien moderó este encuentro con los periodistas.
Eliminar el riesgo para que esta lacra no siga adelante
Los participantes en esta sesión informativa fueron explicando cómo se desarrollaron los trabajos de esta mañana en el Aula Nueva del Sínodo, tras la inauguración por parte del Santo Padre, que comenzó con la oración, a la que siguió su alocución introductoria en la que manifestó su deseo de que se llegue a “medidas concretas” y ofreció unas "líneas-guía" para ayudar en la labor de estos días. Son veintiún"Puntos de Reflexión", formulados por las mismas Conferencias Episcopales con vistas a este evento y que el Pontífice resumió en una lista que se distribuyó a los presentes afirmando que se trata de "un simple punto de partida, que viene de ustedes y vuelve a ustedes, y que no quita la creatividad que debe haber en este encuentro
En efecto, los periodistas abordaron algunos de estos “Puntos de Reflexión” en sus preguntas. Los que más llamaron la atención son los referentes al hecho de elaborar un vademécum práctico en el que se especifiquen los pasos a seguir por la autoridad; implementar procedimientos compartidos para el examen de las acusaciones y la protección de las víctimas; realizar una revisión periódica de los protocolos y de las normas para salvaguardar un ambiente protegido para los menores en todas las estructuras pastorales; acompañar, proteger y cuidar a las víctimas, ofreciéndoles todo el apoyo necesario para su completa recuperación y elevar la edad mínima – que actualmente es de 14 años – para contraer matrimonio a los 16.
Sobre este último punto se explicó que el Santo Padre está proponiendo un cambio como derecho universal y no sólo canónico, en su visión global del mundo.
Conmoción al escuchar a las víctimas
Todos coincidieron en la gran conmoción que les causó la escucha de los testimonios de las víctimas de los diversos continentes, reafirmando que los trabajos en grupos comenzaron con mucha determinación y que se entró de lleno, y con sumo ahínco, en el tema específico, tal como dijo el Padre Federico Lombardi.
Comprender bien la gravedad de la situación
También Mons. Charles Scicluna se refirió a la experiencia sumamente poderosa que representó la reunión de esta mañana. “Todos nosotros nos hemos sentido muy afectados por los diversos testimonios de las víctimas, de las que hemos podido escuchar sus voces, para comprender bien la gravedad de la situación”. De ahí la importancia de escucharlas, subrayó, de donde “surgen deberes que llevar a casa”.
De los veintiún puntos concretos dijo que son como una forma de propiedad en esta reunión. Asimismo se mencionó la intervención del Cardenal Arzobispo de Manila, Luis Antonio Tagle, quien ofreció una reflexión en la que afirma que “Jesucristo no abandonará a las víctimas”.
Los Obispos no deberían sentirse solos
Además, surgió el tema de la prudencia y de las buenas prácticas y preocupaciones de los líderes, sin olvidar las formas con que se lleva a cabo un proceso, que debe ser de modo colegial. Y entre los puntos básicos se destacó el hecho de que los Obispos no deberían sentirse solos, sino que deben encarar estos casos actuando en comunión con la gente, puesto que las personas ven a los pastores como medios de seguridad.
Hay que someterse con espíritu de fe
También se afirmó que no se tiene una idea nostálgica de los métodos de la inquisición, si bien hay que someterse con espíritu de fe, teniendo presente que a la hora de hablar de un delito, se está encarando también una mala conducta desde el punto de vista religioso, donde no se tienen las medias necesarias y coercitivas, como en el caso de la pornografía. Mientras el Estado sí las tiene y puede ayudar en este sentido, también para ver si estas personas son los ministros adecuados de la Iglesia.
Humildad para encarar estas malas conductas
Por esta razón es necesario pasar a una cultura de la información, a fin de brindar una alternativa a la del silencio. Y con humildad, para encarar estas malas conductas.
Un nuevo viaje ha comenzado esta mañana
Se recordó que las historias son únicas, si bien presentan un común denominador. Por eso, escuchar a las víctimas en este contexto, ante la presencia del Santo Padre, les ha dado otra visión del problema. Un viaje de exploración. Una meditación. Y surgieron términos como “visión” y “táctica”, a la vez que se plantearon diversas preguntas.
Lo que ha sido evidente es el reto de encarar el problema en los diversos contextos. Tratando de definir la palabra “abuso”, porque puede tener diversos significados según la cultura, tal como lo plantearon algunos Obispos africanos.
Tocar las heridas de las víctimas
Como dijo el Cardenal Tagle que se detuvo esta mañana en la necesaria cercanía a las víctimas para tocar sus heridas; también se debatió acerca del ejercicio, la autoridad y la responsabilidad episcopal, que debe ejercerse en el contexto de una colaboración genuina entre la Iglesia y el Estado. Sí, porque muchos siguen fallando sin cumplir con sus responsabilidades.
Colmar las brechas
La escucha de los supervivientes en diversos idiomas, de sus testimonios serios, brutales y muy profundos, sumados a los dos minutos de silencio para meditar sobre lo escuchado y para entrar en sintonía entre todos vuelve necesario colmar las brechas y encontrar nuevas formas de rendir cuentas, puesto que son todos aspectos iguales, a fin de que esto no vuelva a verificarse.
Llamamiento a la acción
Se informó asimismo que no habrá un documento final, sino sólo el discurso conclusivo del Santo Padre, si bien a medio plazo esperan elaborar un texto a partir de su llamamiento a la acción.
Entre las preguntas surgió la del nexo entre los célibes y la posibilidad de que los religiosos puedan casarse, a lo que el Padre Federico Lombardi respondió que se sabe que el tema de los abusos no tiene que ver con el tema del celibato eclesiástico.
A la pregunta referente a la concreción y al protocolo para las víctimas Mons. Charles Scicluna respondió aludiendo a los puntos presentados por el Papa como telón de fondo del debate y dijo que en el futuro se contará con mayor desarrollo en el discernimiento.
Asimismo se preguntó si hay preocupación por los nombres de los abusadores, a lo que respondió refiriéndose a los tres pasos: la acusación, la acusación creíble y luego algo que lo compruebe, de ahí la necesidad de corroborar la acusaciones y luego dar los nombres, como se hace en los procesos penales con acusaciones comprobadas.
Se preguntó también si la ausencia de la palabra “homosexualidad” ha sido casual o intencional. A lo que Mons. Scicluna respondió que no hay que generalizar sobre la categoría de las personas, puesto que también se podría hablar de la heterosexualidad. Y dijo que también la concupiscencia podría dar una inclinación a la delincuencia, por lo que jamás se especificaría una propensión al pecado. Pero lo que se sabe es que “sí es una tragedia”.
Se aludió a un libro que acaba de publicarse en el que se afirma que la mayoría de los miembros de la Iglesia son homosexuales. A lo que el Cardenal australiano Coleridge respondió que se trata de publicaciones de un determinado género, que aparecen cíclicamente, “es un tipo de libros de escándalos aquí en Roma”, dijo.
Escuchar a las víctimas es la forma de proceder
Los periodistas manifestaron que también para ellos ha sido muy duro leer estos testimonios, de donde surgió la pregunta de ¿cuál puede ser la reacción de las personas? Y la respuesta del Padre Hans Zollner fue “escuchar a las víctimas es la forma de proceder”. Es la Hoja de ruta a tener en cuenta. Porque el aspecto más importante es que el Santo Padre quiere que se los asuma, sin subestimarlos. Con una motivación acertada. Puesto que en ausencia de una buena motivación se fracasa.
Debemos prevenir estos abusos
Entonces ¿cómo seguir comprendiendo y asumiendo a fondo la cuestión? Debemos prevenir estos abusos. Incluso desde el punto de vista del patrimonio financiero. Cuánto más tendríamos para centrarnos en aspectos importantes. Debemos rendir cuentas. Y solucionar este problema.
De la misma manera se habló de las penalidades más acertadas para un abusador. No sólo sexual, sino también de esclavitud, o de niños soldado como en África…
Y lo importante, se explicó, es encarar la conversación desde el punto de vista más acertado. Algo que esta mañana no se tuvo la oportunidad de hacer. Si bien se recordó a San Juan Pablo II en cuanto a la política de la Iglesia a seguir, tras la crisis de Boston y Dallas. Es decir, la importancia de aplicar las sanciones más acertadas. No sólo la reducción al estado laical, o la expulsión del clero, sino también impedir el ejercicio de la profesión fuera de la Iglesia. También se prospectó la idea de enviar a los abusadores a una casa de retiro, pero destituyéndolos, a la vez que se reafirmó la importancia de pensar en la pena, si bien analizando caso por caso.
Por último se reiteró el hecho de no dejar a las víctimas sin información, sin que conozcan el resultado de un juicio, dándoles un seguimiento. Mediante comisiones de salvaguardia, de protección, las personas que prestan este servicio a la Iglesia y que tengan contactos con ellas, que estén cerca de ellas, para que también tengan un defensor. Y que reciban un ejemplar de la decisión tomada tras la causa.
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