Mons. Auza. Diplomacia multilateral: tratarse con respeto y equidad
Ciudad del Vaticano
Mons. Auza reafirmó que para fortalecer el sistema multilateral una condición indispensable es “la buena voluntad y la buena fe de las partes, su disposición a cooperar y a tratarse mutuamente con respeto, honestidad y equidad, y su disposición a encontrar soluciones comunes para superar las controversias. Siempre que falta uno de estos elementos, el resultado es la búsqueda de soluciones unilaterales y, normalmente, al final, la dominación de los poderosos sobre los débiles”.
Propósito de la diplomacia multilateral
El Observador Permanente de la Santa Sede recordó el discurso que el Papa Francisco dirigió al Cuerpo Diplomático a principios de año. En ese mensaje, planteó cuatro puntos sobre la diplomacia multilateral.
Primacía de la justicia y el derecho
El primero, la primacía de la justicia y el derecho. Mons. Auza ve con preocupación “el resurgimiento de tendencias a imponer y perseguir intereses nacionales individuales sin recurrir a los instrumentos previstos por el derecho internacional para resolver controversias y garantizar que se respete la justicia, también a través de los tribunales internacionales”.
Al mismo tiempo, advierte sobre “Las soluciones reactivas, emocionales y precipitadas pueden generar un consenso a corto plazo; sin embargo, no resolverán los problemas más profundos, sino que correrán el riesgo de agravarlos”.
Defensa de los más vulnerables
El segundo punto que desarrolla en su alocución es “la defensa de los más vulnerables”. Afirma: “Pensamos en las víctimas de los conflictos y las guerras en curso, en las comunidades cristianas y otras comunidades étnicas y religiosas que viven en el Oriente Medio, en las personas desplazadas que se han visto obligadas a huir de sus hogares y en los que se han visto obligadas a emigrar a causa de la pobreza, la persecución, las catástrofes naturales y los disturbios climáticos. La paz nunca es un bien parcial, sino que abarca a toda la raza humana”. Insistió: “La diplomacia por la paz no debe tener miedo de encontrar a los extraños, a los pobres y a los que sufren, y de escuchar lo que tienen que decir”.
Construir la paz juntos
El tercer elemento consiste en que “El multilateralismo tiene la función de ser un puente entre los pueblos y los constructores de paz. La paz, en efecto, es el fruto de un gran proyecto cultural y político basado en la responsabilidad mutua y la interdependencia de los seres humanos”. El multilateralismo “es clarividente y no se limita a buscar soluciones a corto plazo, sino que pide paciencia, diálogo y respeto por las posiciones de los demás, una búsqueda compartida de un beneficio mutuo”.
Solidaridad y destino común
El cuarto elemento consiste en que “la diplomacia multilateral nos invita a seguir centrados en nuestro destino común y en los medios adecuados para lograrlo. Las relaciones internacionales no pueden ser cautivas de la fuerza militar, la intimidación mutua y los arsenales de armas, que suponen un enorme gasto y nunca constituirán la base de la coexistencia pacífica entre los miembros de la familia humana. Nuestro destino común debe más bien inspirarse en una ética de la solidaridad e implicar una reconsideración de nuestra relación con nuestro hogar común”.
Mons. Auza finalizó su mensaje invitando a tener una visión renovada del multilateralismo, que “debe basarse en la idea de la comunidad internacional como una "familia de naciones" comprometida con el bien de todos. Requiere el ejercicio de la solidaridad de los gobiernos, de las organizaciones internacionales y de todos los hombres y mujeres. Su base firme es una responsabilidad colectiva y compartida por el bien común y por el desarrollo de los más necesitados, para que cada persona sea acogida y participe como miembro de la familia global”.
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