P. Czerny: Tiempo de resurrección para nuevos crucificados de hoy

Federico Piana- Ciudad del Vaticano

Michal Czerny, al conmovedor Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo, presidido por el Papa Francisco, está todo encerrado en una frase, emblemática: "Durante ese Vía Crucis nos encontramos con los nuevos crucificados de la historia de hoy. Y añade: "Lo importante es reconocer, en el dolor de las personas maltratadas y rechazadas, al mismo Cristo crucificado.

Mensaje de liberación

P. Czerny identifica en las meditaciones, escritas por Sor Eugenia Bonetti, misionera de la Consolata, un mensaje de liberación de la esclavitud y de la opresión, especialmente para las mujeres maltratadas y explotadas: "He comprendido claramente la invitación, dirigida a cada una de nosotras, de intentar ponernos en el lugar de las madres de las niñas privadas de libertad y prostituidas, violadas o esclavizadas, para comprender plenamente su dolor. Y trata de compartirlo". Sólo así, explica el P. Czerny, podremos reaccionar con fuerza y decisión, logrando romper definitivamente sus cadenas.

Hora de la resurrección

El tiempo de la resurrección también vendrá para los nuevos crucifijos de hoy. Esto dependerá, sin embargo, también de nuestro compromiso personal de ayuda y rescate, como lo hizo el Buen Samaritano. Sobre esto, el P. Czerny es claro: "He tenido la suerte de encontrarme con personas que se llaman a sí mismas resucitadas, que se consideran salvadas. Anoche, la última estación recordó a una niña migrante de nueve meses que había sobrevivido a la terrible violencia: su nombre era Favor, que en italiano significa favor, gracia.  En las tinieblas del Viernes Santo ya vemos algo de luz de la resurrección: la historia de este niño salvado, cuyos padres han muerto, nos dice que hay vida, que hay esperanza más allá de las tinieblas, si abrazamos la Cruz".

La resurrección comienza con nuestro compromiso

Para el P. Czerny, todos tenemos el deber de luchar para liberar a estos hombres y mujeres que están heridos y sufren en el alma y en el cuerpo. "No podemos -dice- pensar en delegar todo a los gobiernos. Nosotros somos el gobierno. Somos nosotros los que podemos, si queremos, condicionar a nuestros políticos. Si no lo hacemos, entonces no podemos quejarnos, lavándonos las manos y diciendo: tenemos gobiernos insensibles. No. ¡La resurrección también depende de nosotros! “.