Card. Sandri: la identidad de los pueblos no se conserva erigiendo muros
Renato Martinez – Ciudad del Vaticano
“Siéntanse felices y orgullosos de vuestra historia, mirándola siempre llena de gratitud, como la samaritana del Evangelio, no apaguen nunca el ardor apostólico: el agua del Bautismo debe permanecer en cada uno de nosotros, el manantial que brota para la vida eterna”, lo dijo el Card. Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, este domingo 19 de mayo, durante la liturgia divina para la inauguración de la Eparquía de San Nicolás, en Ruski Krstur, en Serbia.
La Eparquía, una responsabilidad de la presencia cristiana
En su homilía, el Card. Sandri dijo que, “reconocer la madurez eclesial con la elevación del Exarcado a Eparquía no debe entenderse como una recompensa o un punto de llegada, sino como una responsabilidad de la presencia cristiana junto a los hermanos de la Iglesia latina y en la apertura disponible y en colaboración con los de la Iglesia ortodoxa”. Asimismo, el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales refiriéndose a la constitución de la nueva Eparquía, señaló que, “a pesar de los diferentes límites territoriales de los Estados, los imperios o las repúblicas sucesivas, el núcleo original de los fieles de Rusnask-Rusini-Ruteni fue capaz de desarrollarse incluso eclesialmente, y dentro de él promovió estudios históricos”. Además, el Card. Sandri expresó la esperanza de que, “la vocación civil y eclesial de los ruteni siempre será la de ser creadores y testigos de la belleza de la comunión viva en diversidad mutua”.
El saludo del Papa al Patriarca Serbio
La visita del Card. Leonardo Sandri inició la tarde del viernes 17 de mayo, con su llegada a la Nunciatura Apostólica en Belgrado. Después de su descanso en la Sede Diplomática, la primera mañana del sábado 18 el Cardenal fue recibido en audiencia por el Patriarca ortodoxo serbio, Su Santidad Irinej, y por dos Metropolitanos del Sínodo, que en aquellos días estaban reunidos en la Asamblea. A ellos, el Card. Sandri transmitió los saludos del Santo Padre Francisco, que recientemente regresó de su viaje apostólico a Bulgaria y Macedonia del Norte, y está a punto de ir a Rumania: en particular la referencia a las figuras de San Juan XXIII y Santa Teresa de Calcuta nos dice de la importancia de preservar las buenas relaciones entre cristianos de diferentes confesiones y de vivir la caridad hacia los más pequeños y los pobres, como una manera en la que ya podemos hacer tanto juntos. Finalmente, el Prefecto explicó la razón de su presencia en Serbia, la elevación del Exarcado para los fieles católicos bizantinos en Eparquía, una realidad presente desde hace siglos en el territorio compuesto casi en su totalidad por poblaciones de otras regiones, la minoría rutena.
La Divina Liturgia de la nueva circunscripción
El domingo por la mañana, las delegaciones se trasladaron al norte de Novi Sad, a la ciudad de Ruski Krstur, sede de la Catedral de la nueva Eparquía, donde tuvo lugar la Pontificia Divina Liturgia de la proclamación de la nueva circunscripción y la entronización del primer Obispo: el Obispo Filippo Colnago leyó las bulas pontificias, luego el Card. Sandri acompañó al Obispo Djura a la Cátedra y lo presentó a los sacerdotes y fieles. Luego continuó la celebración, durante la cual el Prefecto pronunció la homilía.
Al final, antes de la bendición apostólica en nombre del Santo Padre, el Card. Sandri recibió el regalo de un icono de San Nicolás y ofreció al Obispo la medalla de plata del año del Pontificado: al entregarlo, el Cardenal recordó una vez más la Exhortación Apostólica del Papa Francisco dirigida a los jóvenes Christus vivit: “Hoy tenemos una experiencia real de ello: no sólo Cristo ha resucitado, como hemos cantado muchas veces en esta Divina Liturgia, ¡sino que Él está vivo! Está vivo en vuestro primer Obispo, está vivo en el rostro y en el servicio de vuestros sacerdotes, está vivo en los asuntos de vuestras familias, en las alegrías y en los dolores de cada día, está vivo en la esperanza que habita en los corazones de los jóvenes, la Iglesia está viva como está hoy porque Cristo es el Eterno viviente, y nosotros hemos resucitado y estamos vivos con Él y en Él”. Por la tarde, después de regresar a Belgrado, el Cardenal Sandri regresó a Roma.
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