Mons. Auza habla de las relaciones entre Santa Sede-Israel, cuyos inicios fueron en 1993
Giada Aquilino – Ciudad del Vaticano
Trabajar juntos para “proteger la dignidad y la vida de cada ser humano, para promover el derecho fundamental a la libertad religiosa y de conciencia y para rechazar cada forma de intolerancia religiosa”. Este es un “componente clave” del Acuerdo Fundamental entre la Santa Sede y el Estado de Israel, firmado el 30 de diciembre de 1993, según Mons. Bernardito Auza, observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, quien ha intervenido en los últimos días en un evento sobre los acuerdos entre los dos Estados y en particular sobre el tema “25 años de progresos y desafíos” que está teniendo lugar en la Universidad de Fordham en Nueva York. La referencia fue al establecimiento de relaciones diplomáticas entre la Santa Sede e Israel, con la apertura, el 15 de junio de 1994, de las dos misiones diplomáticas, la nunciatura apostólica en Israel y la embajada del Estado judío ante la Santa Sede.
Status quo en los lugares santos
El arzobispo Auza retrocedió este cuarto de siglo “de progresos”, en el que se registró también la firma del Acuerdo del 10 de noviembre de 1997, que reconoce la personalidad jurídica de la Iglesia Católica y sus instituciones en Israel y “cuya completa aplicación está a punto de ser completada”. Sigue también – agregó Auza – el trabajo de la comisión bilateral “para alcanzar un acuerdo sobre temas financieros”, cuya “conclusión positiva” – ha evidenciado – se espera poder “celebrar pronto”.
También reconoció el compromiso del Estado de Israel “para que la Iglesia Católica tenga la libertad de llevar a cabo su misión y así contribuir a la sociedad israelí”, a través de parroquias, instituciones sanitarias, centros de asistencia social y "sobre todo a través de la creación, el mantenimiento y la dirección de escuelas e institutos de estudio en todos los niveles, donde la capacitación se realiza en los valores de diálogo, respeto, paz y justicia”. La gratitud también fue expresada por el nuncio apostólico “por el compromiso de mantener el status quo en los lugares santos cristianos”, por el “respeto” y “protección” a las iglesias católicas, conventos, monasterios y cementerios, por el “apoyo” y el “estímulo” de las peregrinaciones.
Judíos y los cristianos, un vínculo inextricable
El carácter "verdaderamente especial" de las relaciones entre la Santa Sede y el Estado de Israel – continuó el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU –deriva de los "vínculos inextricables" entre el judaísmo y el cristianismo y del carácter "único" de Tierra Santa, que es “sagrada” para judíos, cristianos y musulmanes. Su "corazón" es Jerusalén, donde los fieles de las tres grandes religiones monoteístas viajan desde todo el mundo. Es por “la paz en Jerusalén” – recuerda el arzobispo Auza, citando el Salmo 122 – “que todos los creyentes rezan: es el status "único" de Jerusalén lo que hace que "no solo sea un lugar de reconciliación y encuentro entre las religiones y los pueblos", sino también un símbolo de "respeto mutuo" y de "coexistencia pacífica y armoniosa" en todo el mundo.
Antisemitismo y cristianofobia
Además, según lo establecido en el Acuerdo fundamental, destacó el arzobispo, “la Santa Sede ha trabajado arduamente en estos años, junto con el Estado de Israel, para combatir la abominación del antisemitismo" y, siguiendo las enseñanzas del Papa Francisco, renovó este compromiso “vigoroso y cada vez más urgente” frente a las “nuevas formas” de este “mal”. Por último, agradece a los cristianos su ayuda “por aprender a reconocer y oponerse valientemente a la creciente violencia contra ellos y a la “cristianofobia”: en el fondo, señaló, “los ataques contra judíos y cristianos provienen siempre de las mismas fuentes intolerantes”. Este contexto general, concluyó el nuncio, nos empuja a continuar trabajando juntos para “consolidar aún más el camino común”.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí