Padre Sosa: la solidaridad silenciosa de la Red Mundial de Oración del Papa

María Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano

Seis mil personas pertenecientes a 52 delegaciones de los cinco continentes de la Red Mundial de Oración del Papa, se encontraron hoy en audiencia con el Santo Padre en el Aula Pablo VI. La ocasión fue la celebración del 175º aniversario del nacimiento del Apostolado de la Oración y el 10º aniversario de la refundación, aprobada en 2014 por el Papa Francisco. Nacida como Apostolado de la Oración, con los jesuitas en Francia en 1844, hoy la Obra Pontificia ha logrado unir en una “red invisible” a 35 millones de católicos en todos los rincones del mundo, incluyendo el MEJ, el Movimiento Eucarístico Juvenil.

En un clima de fiesta, los miembros de la Red Mundial de Oración del Papa inauguraron esta conmemoración de los 175 años de vida en la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, en el Aula Nervi. Con afecto, recibieron al Santo Padre, escucharon sus palabras y rezaron junto a él. Celebrando con ellos y con Francisco este aniversario, se encontraba el Padre Arturo Sosa, Superior General de la Compañía de Jesús, quien ante los micrófonos de Vatican News habló del vínculo que une este servicio de la Santa Sede al Sagrado Corazón de Jesús:

“La Red Mundial nace justamente de esa cercanía, esa devoción al Sagrado Corazón. El Sagrado Corazón es una imagen muy bonita, muy poderosa: todos hablamos del corazón cuando hablamos de las cosas más importantes de nuestra vida. Es el centro de la vida afectiva donde se mueven no solamente los sentimientos sino también las grandes decisiones. Y ciertamente que el Corazón del Jesús es para nosotros una fuente de inspiración que no se acaba nunca, porque precisamente, le puso corazón a su vida. Le puso tanto corazón que se le reventó. Al final la escena de la lanza en el costado de Jesús... llega a ese extremo que lo da todo. El corazón se le rompe por amor y para que todos tengamos vida”.

Compasión y misericordia, centro del pontificado de Francisco

La compasión del Sagrado Corazón de Jesús es también símbolo del Pontificado del Papa Francisco. Y a este respecto el Padre Arturo Sosa afirma:

“Yo creo que el Papa Francisco es de las pocas figuras mundiales que todo el tiempo está poniendo delante de los ojos de la humanidad, de los medios de comunicación, de los dirigentes, los grandes problemas del mundo. Cuando se escuchan los discursos de los dirigentes mundiales, el contraste con los discursos del Papa Francisco es tremendo porque el Papa pone el dedo en el corazón y aunque lo critiquen todo el tiempo, siempre está hablando de los migrantes y los sufrimientos de los que tienen que dejar su casa; de la guerra que produce víctimas inocentes; de la pobreza, como el mal que sufre la mayoría de la humanidad; de las heridas del planeta tierra.

“El Papa Francisco siente que tiene una responsabilidad con toda la Iglesia, que ese es su ministerio, su ministerio de ofrecer esa misericordia y ese corazón para que la Iglesia sea corazón para el mundo, porque no es para nosotros, no es para que se quede adentro, al contrario, es para que con generosidad y con total gratuidad la Iglesia pueda ser fermento de una vida nueva, de la justicia de la paz y que de verdad podamos tener condiciones para que todos vivamos amorosamente”.

La gente cambia cuando se les toca el corazón

En su discurso, Francisco invitó a aprender “a razonar con el corazón” y “éste – afirma el Superior de los padres jesuitas, “es también un mensaje que se remite también a la figura de Jesús, que sabía hablar y sabía discutir, pero lo que cambiaba a la gente era cuando les tocaba el corazón”. Un ejemplo, dice el padre Sosa, “es el encuentro de Jesús con la samaritana: el Señor la hace razonar, con el corazón”:

“Creo que es lo mismo que el Papa quiere enseñarnos a hacer como Iglesia, a que le pongamos corazón. También cabeza, naturalmente. Y en eso el Papa es una persona muy organizada, no es ponerlos en contradicción sino ponerlos a trabajar juntos. Cuando se pone corazón y cabeza, pies y manos, las cosas caminan bien”.

El Encuentro Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa concluirá su primer día esta tarde con una misa celebrada en la Basílica de San Juan de Letrán, como lo hacen todos los cristianos, dice el Superior General de los padres jesuitas:

“Alrededor de la palabra y de la mesa del Señor, con la Eucaristía, que es el símbolo de cómo el Señor se entrega en su cuerpo y sangre. Voy a presidir la misa concelebrando con los otros sacerdotes que están aquí, que son los responsables continentales y nacionales del Movimiento”.

Solidaridad invisible pero real

“El carisma de esta Red y de este Movimiento es la oración silenciosa”, afirma a continuación el Padre Sosa, precisamente sin aparecer, se preocupa por el mundo. Por eso se le pide al Papa que sea él que dé las intenciones, porque él tiene una visión de los problemas del mundo, él tiene una visión universal y nos indica por qué rezar. Así se convierte en esa solidaridad invisible pero real”.

Concluyendo, el Padre Sosa recuerda que en el Evangelio aparece muchas veces que Jesús se retiraba a orar:

“Él dedicaba mucho tiempo a esa solidaridad silenciosa que es la oración. No se puede estar en contacto con Dios sin estar en contacto con la realidad humana y con todas sus dimensiones. Reconociendo también cada día el tanto bien recibido por el Señor, como enseña San Ignacio de Loyola”.