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 Beniamino Stella Sínodo celibato amazonia Beniamino Stella Sínodo celibato amazonia 

Sínodo, Cardenal Stella: el celibato sacerdotal como don para cultivar y difundir

No debemos tener miedo de proponer también a los pueblos indígenas la belleza de la consagración total al Señor. Lo afirma ante nuestros micrófonos el Prefecto de la Congregación para el Clero. Sobre el rito amazónico, dice, es necesario proceder con prudencia y discernimiento.

Federico Piana - Ciudad del Vaticano

"El celibato sacerdotal debe ser custodiado, cultivado y sobre todo protegido con una gran espiritualidad, con una vida de oración y de unión con el Señor. El Cardenal Beniamino Stella, Prefecto de la Congregación para el Clero, padre sinodal y conocedor de la realidad amazónica por haber trabajado en la nunciatura de Colombia y posteriormente por haber participado en la V Conferencia Episcopal Latinoamericana de Aparecida en 2007, reflexiona sobre cómo el celibato sacerdotal es la "gran belleza del sacerdote que debe ser protegido con amor por el hecho de estar conservado en tinajas de barro". El cardenal explica el uso de esta expresión de esta manera:

Los sacerdotes, los seminaristas, ¿cómo pueden defenderse ante la tentación?

R. - Deben ser robustos, sólidos, equilibrados y prudentes. Pero sobre todo estar motivados por una gran pasión por el Evangelio y por el Señor. Porque en el período de dificultad podemos mirar la historia de los mártires que de frente a la perspectiva de la vida eligieron a Jesús. Los sacerdotes en situaciones de prueba deben poder decir: He elegido al Señor y debo serle fiel, como a menudo leemos en las pasiones de los mártires. Este es el sentido del celibato.

Sin embargo, las sirenas del mundo son instan cada vez más a ignorar la dimensión del 'para siempre'....

R. – El “para siempre" es la gran llamada de la Iglesia a sus sacerdotes latinos, a las personas consagradas con votos, pero también a los esposos cristianos, porque ellos también están llamados a un compromiso definitivo con el matrimonio: es una verdadera vocación de fidelidad al Evangelio y a Jesús.

Usted participa como padre sinodal en el Sínodo Amazónico. Le pregunto: ¿cómo proponer el celibato a los pueblos indígenas que podrían quizás convertirse en sacerdotes?

R. - En primer lugar, tenemos que creer en ello. En África, los primeros misioneros pensaron que los africanos no podrían vivir la opción del celibato, un don de Dios. En cambio, hicieron una gran apuesta por la naturaleza humana y por la gracia de Dios: hoy tenemos un clero africano que vive el celibato, tenemos una hermosa familia episcopal. Obviamente, no quiero ser idealista. A veces hay zonas de sombra, debilidades, traiciones. Pero no entiendo por qué en el Amazonas no se puede hacer esta propuesta. Creo que hemos sido un poco tímidos, no hemos asumido suficientemente, como sacerdotes y como pastores, la posición de la Iglesia que dice: Dios te llama y te pide una consagración permanente y total. La elección del Evangelio en el celibato es una propuesta que debemos proponer, conscientes de que las iglesias misioneras están haciendo un camino difícil, a veces quizás traumático. Pero la Iglesia en la Amazonía debe hablar a los jóvenes de estas opciones profundamente radicales y evangélicas, debe creer en la formación, debe dar las herramientas para que la propuesta del celibato pueda ser vivida, protegida, custodiada y celebrada. Siempre debemos hacer un acto de fe en el poder del Espíritu Santo que sostiene los corazones, que cambia la vida. La opción del mártir, que en la Iglesia es una opción cotidiana, es también la opción de la persona consagrada que se entrega al Señor y vive por él esta opción del celibato en todas sus expresiones con gran radicalidad interior. Debemos hablar de ello, proponerlo, motivarlo y creer que Dios puede sostener los corazones y también sanar la debilidad humana.

El Sínodo discutió la inculturación de la teología y la liturgia. Muchos padres sinodales también propusieron un rito amazónico. ¿Cree que es una posibilidad?

R. - Los pueblos indígenas tienen sus propias lenguas, sus propias historias, su propia cultura, su propia cosmovisión. Creo que todo esto puede ser acogido con una expresión litúrgica. Pero debemos tener en cuenta que un rito representa una historia de siglos, una espiritualidad, una cultura, una tradición. Todavía queda un largo camino por recorrer. En este ámbito, personalmente, yo estaría atento, prudente, también porque hay una gran diversidad en la Amazonía. Hay docenas de lenguas, cientos de etnias: al final, ¿en qué se convertiría el "rito amazónico"?

Entonces los obispos deben usar el discernimiento....

R. - Los obispos deben sopesar las características de las comunidades, entender cómo secundar ciertas expresiones propias de un grupo étnico. Hay aspectos que con el prudente discernimiento del obispo se pueden introducir en la celebración. Pero hay una sustancia que es patrimonio de la Iglesia universal, en particular del rito romano, que no podemos descuidar ni subestimar.

¿Por qué esto es importante?

R. - Porque el tema del desorden, si se puede ser llamado así,  litúrgico del post-concilio nos enseña muchas cosas. Los frutos de esas muchas libertades, que a menudo se tomaron por iniciativa individual de algunos sacerdotes y de pequeñas comunidades, han dado frutos amargos. Sin embargo, los pastores de la Amazonía han intercambiado sus propuestas: ya veremos que propondrá el documento final. Y, gracias a Dios, siempre está el ojo atento del Papa que nos guía. Es una mano firme y sólida, la del Papa Francisco, que nos permitirá entrar en una nueva experiencia, pero ciertamente con mucha ponderación.

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25 octubre 2019, 15:46