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2019.10.25 San Bartolomé de los  Martires 2019.10.25 San Bartolomé de los Martires 

San Bartolomé de los Mártires, una vida para la doctrina y el servicio

Hoy en Braga, Portugal, el Card. Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, celebró la Misa de acción de gracias por la Canonización equivalente de San Bartolomé de los Mártires, el obispo dominico que vivió en el siglo XVI.

Ciudad del Vaticano

La canonización equivalente consiste en el hecho de que el Papa extiende preceptivamente a toda la Iglesia el culto de un siervo de Dios aún no canonizado, mediante la inserción de su fiesta, con misa y oficio, en el calendario de la Iglesia universal.

El cardenal Becciu en la homilía de acción de gracias afirmó: “No podemos olvidar el fuerte compromiso con la reforma de la Iglesia y la renovación de la vida cristiana de este celoso pastor de almas, que fue uno de los padres más fervientes y autorizados del Concilio de Trento, el acontecimiento eclesial más importante del siglo XVI. Finalmente, sentimos la gran relevancia de su mensaje, especialmente en el campo doctrinal y pastoral, como un hombre de oración, un gran evangelizador y un Obispo totalmente dedicado a las personas que le han sido confiadas”.

Sacerdote y pastor

Becciu subrayó que “El Santo que hoy celebramos, a ejemplo de los doctores de la Iglesia y de los grandes teólogos, responde de manera eminente a la figura del sacerdote y del pastor, que une el amor a la ciencia con el amor a la piedad y la preocupación por las necesidades espirituales del pueblo”, y continuó: "Así fue Bartolomé: un hombre muy sabio, santo y austero, que ni la dureza de la región de Trás-os-Montes, ni el calor sofocante, ni el frío agudo, ni el mal tiempo, se han detenido en su paso como pastor vigilante de su iglesia" (Positio, 1).

Maestro de vida interior

El cardenal Becciu afirma de San Bartolomé: “Su extraordinaria misión pastoral es el resplandor exterior de su vida interior, capaz de suscitar afabilidad y mansedumbre en las relaciones humanas, misericordia y generosidad con el pueblo, celo y fervor en el ministerio de la predicación, paciencia y constancia en la adversidad y la persecución”.

San Bartolomé de los Mártires trabajó de manera incansable por la renovación de su diócesis, mostrándose cercano, visitó las 1,300 parroquias en visita pastoral cada tres años. “Su pasión por la Iglesia le llevó a prestar una gran atención al tema de la reforma, pidiendo a los sacerdotes y a los fieles laicos una mayor coherencia y fidelidad al Evangelio. Ante una realidad eclesial marcada por el espíritu mundano de falta de preparación e inercia, promovió eventos formativos para sacerdotes y laicos, relanzando la importancia de la catequesis. Trabajó incesantemente y con éxito para elevar las condiciones morales y materiales de los sacerdotes, construyendo también el seminario diocesano”, afirmó Becciu.

Solidario con los más débiles

El cardenal recordó un episodio en la vida de San Bartolomé de los Mártires: “En el momento de la peste de 1570, se negó a obedecer al rey y al cardenal que le había ordenado abandonar Braga. Prefirió poner su vida en peligro en lugar de abandonar a las víctimas de la plaga y privar a los sanos que habían quedado aislados y sin ayuda a causa de la epidemia”.

Amor a la verdad

El Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos enfatizó que “San Bartolomé nos muestra a todos, y especialmente a los pastores de almas, lo importante que es tener una sana sensibilidad cultural, basada en un auténtico amor a la verdad, que se traduce en un generoso compromiso de comunicarla a nuestros hermanos y hermanas”.

Ofrenda final

“Cansado, enfermo y sin fuerzas, en 1581 presentó al Papa Gregorio XIII una petición de dimisión, que fue aceptada. Inmediatamente regresó a Viana, al convento que había fundado y donde pasaría los últimos ocho años de su vida”.

Para el cardenal Becciu, “San Bartolomé hizo de su vida y de su ministerio una ofrenda incesante a los encargados de su cuidado pastoral, no gobernando el rebaño desde lejos, sino saliendo al encuentro de los demás con un inmenso celo apostólico. Así se ha convertido en una imagen de lo que el Santo Padre Francisco ama llamar una Iglesia "saliente", siempre en camino, para compartir la existencia de las personas, especialmente de las que están al margen de la sociedad, para encender luces y calentar corazones que ayuden a las personas, para encontrar el sentido de la vida y de la historia”.

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10 noviembre 2019, 14:41