El Cardenal Sandri en la Solemnidad de San Carlos Borromeo
María Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
Ayer en Roma, a las 18.30, el Cardenal Leonardo Sandri presidió la Celebración Eucarística en la Basílica de Sant'Andrea della Valle por la Solemnidad de San Carlos Borromeo, copatrono de la Parroquia de los Santos Blas y Carlos en Catinari que se encuentra en ese territorio parroquial. Concelebraron con el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales numerosos sacerdotes pertenecientes a diversas Órdenes religiosas, junto al Superior General de los Padres Barnabitas, el Padre Rodrigo, párroco, y los demás miembros de la comunidad religiosa.
Esta celebración se llevó a cabo fuera de la iglesia parroquial puesto que a pesar de que han transcurrido ya tres años del último terremoto, es la única iglesia de Roma que se encuentra cerrada en espera de que comiencen los trabajos de restauración a cargo del Fondo para los Edificios de Culto del Ministerio italiano del Interior.
Además, cabe destacar que esta iglesia de los Santos Blas y Carlos en Catinari se le asignó como come diaconía cardenalicia a Leonardo Sandri en el Consistorio del 24 de noviembre del año 2007. Posteriormente, el Papa Francisco la elevó a título cardenalicio pro hac vice en el Consistorio del 19 de mayo de 2018. Sin embargo, el Purpurado argentino ha permanecido como titular, aun habiendo sido elevado por el Pontífice al orden de los Cardenales Obispos a partir del 28 de junio del mismo año.
El despojado San Carlos Borromeo
En su homilía el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales comenzó afirmando que esta celebración anual del Santo copatrono, Carlos Borromeo invita a vivir la Eucaristía del Señor permaneciendo “peregrinos” y llamando a las puertas de las demás iglesias presentes en el territorio de la parroquia, en espera de que los auspiciados trabajos devuelvan este templo de San Blas y San Carlos en Catinari. Y añadió que se trata de una necesidad para estar cerca del mismo Borromeo, quien “aun perteneciendo a una rica y noble familia supo despojarse de sus bienes para tratar de socorrer a la población de Milán durante el flagelo de la peste”.
Después de destacar la hospitalidad que ofrece la comunidad de los Padres Teatinos que administra esta basílica y que da a conocer otro dato de la vida de San Carlos como es la admiración y la amistad con los santos, el Purpurado recordó que el copatrono había renunciado a sus privilegios para vivir enserio su llamada a ser pastor, por lo que eligió estar entre la gente que se le había encomendado como Arzobispo de Milán, predicando, enseñando y “gastándose sin medida”.
A imitación del Santo copatrono
Aludiendo al Evangelio de Juan, en el que el Señor se identifica con el Buen Pastor que llama a las ovejas por su nombre y les ofrece su propia vida siguiendo la voluntad de su Padre, el Cardenal Sandri relacionó este modo de vida con el de San Carlos y formuló votos para que cada uno de los presentes reciba como don esa sed y deseo diario de encontrarse con el Señor y Redentor “en el vértigo del silencio que deja espacio a su voz que habla a nuestro corazón”.
Su Magisterio
Al recordar que su mirada al crucifijo jamás lo distrajo de su atención a los necesitados desde el punto de vista material y espiritual, el Purpurado afirmó que ante el ejemplo de San Carlos “nos damos cuenta de cuán estériles son esas discusiones, incluso anche dentro de la Iglesia, que aíslan una parte de su misión” y hacen que se pierda su integridad, terminando por “suscitar divisiones y contraposiciones”. A lo que agregó textualmente:
Deseados tiempos de paz y reconciliación
Y concluyó su homilía encomendando a la intercesión de San Carlos los numerosos focos de violencia y de tensión que el Dicasterio que preside sigue cotidianamente: Siria, El Líbano, Iraq, Etiopía, Eritrea y Ucrania. De manera que – dijo el Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales – “lleguen pronto los deseados tiempos de paz y de reconciliación en la justicia y en el respeto de los derechos fundamentales de la persona humana”, con la oración también para que los Pastores, Obispos y sacerdotes, “vivan esa entrega profunda a la vida de la grey que les ha sido encomendada, ofreciendo testimonios luminosos del estilo evangélico, para promover el anuncio del Evangelio, en la búsqueda del bien común junto a todos los hermanos y hermanas en la fe y en la humanidad”.
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