El mundo pide moralidad en el gobierno de las organizaciones intercionales
Ciudad del Vaticano
"Liderazgo, ética y cooperación internacional" fue el tema del Seminario de Estudio Internacional, concluido esta tarde en la sede del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), Roma. La reunión fue promovida conjuntamente por la Misión Permanente de la Santa Sede y por la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger - Benedicto XVI.
Llamado responsable de los organismos intergubernamentales
Un llamado a la responsabilidad en el gobierno de los organismos intergubernamentales, fue hecho por Monseñor Fernando Chica Arellano, Observador Permanente de la Santa Sede en la FAO, el FIDA y el PAM (tres organismos de las Naciones Unidas dedicados a la agricultura y la alimentación).
En su discurso de clausura, el obispo Chica Arellano agradeció al jesuita Federico Lombardi, presidente de la Fundación Ratzinger, por llamar la atención sobre este tema en tres contextos importantes, como el Aula Pablo VI en el Vaticano, la FAO y ahora en la sede del FIDA: tres realidades en las que la cuestión de la ética es de primordial importancia.
La sed de equidad y justicia
El prelado afirmó que solo una acción concertada en la conciencia “de que el destino de cada uno de nosotros está estrechamente interconectado con el de los demás", podrá ofrecer soluciones "a los grandes problemas que debe enfrentar la comunidad internacional". Además, "La sed de equidad y justicia", se refleja desde la dimensión interpersonal hasta la estatal e intergubernamental, para la cual "se requiere cada vez más una moralidad de las organizaciones internacionales, para garantizar siempre la protección de la humanidad".
De lo contrario, el obispo observó que estamos presenciando "oleadas de populismo, nacionalismo y aislamiento", las cuales "amenazan la estabilidad del orden jurídico internacional y la capacidad de la comunidad internacional para hacer frente a las amenazas políticas"; movimientos ideológicos que están aumentando y "oscureciendo la escena pública, disminuyendo o aniquilando las grandes preguntas que todavía afligen a la sociedad, como el fenómeno de la movilidad humana, el cambio climático, el aumento de las desigualdades y la pobreza".
Combatir la corrupción y el bajo rendimiento
De ahí la invitación dirigida a las organizaciones intergubernamentales para que puedan renovar su liderazgo y combatir dentro de ellas los males de la "corrupción", la "apropiación indebida" y el "mal desempeño”, que las aleja de la misión recibida, "traicionando los principios de moralidad y las normas de justicia social ", causando “una desafección de las personas hacia las instituciones "y" causando un debilitamiento consecuente”. De esta manera, las organizaciones intergubernamentales, que también son "esenciales para enfrentar los grandes desafíos que afligen nuestro tiempo”, “no siempre pueden ser atentas y confiables en sus acciones”, dijo Monseñor Chica Arellano.
Promover una cultura de virtudes
Sin embargo, no es suficiente renovar las normas legales, los códigos disciplinarios o el comportamiento de los empleados para corregir las ‘distorsiones del sistema’ "si no tomamos en serio la necesidad de promover e implementar un liderazgo ético", así como "una cultura de virtudes”, subrayó Monseñor Chica Arellano. A nivel internacional, la necesidad de que el comportamiento de los líderes se inspire cada vez más en la ética se vuelve cada vez más "ardiente, considerando que el destino de pueblos enteros depende de ellos".
Ética basada en la persona
Entonces, la ética basada en la persona se convierte así en la base “de cada iniciativa en apoyo del desarrollo de todos los pueblos”, permitiendo “crear una realidad” que sea “un lugar de encuentro y diálogo entre las múltiples identidades, es decir, entre las diferentes visiones políticas, económicas, culturales e incluso religiosas”.
Comenzando desde el corazón para ser uno para el otro
Finalmente, Monseñor Chica Arellano hizo una última reflexión: "Preguntémonos sinceramente nosotros quienes estamos presentes hoy: ¿tenemos estas intenciones en nuestros corazones?". Y refiriéndose a lo que Pablo VI dijo a la FAO hace casi 50 años, en 1960, contestó: "El bienestar de las personas está en nuestras manos, pero es necesario querer construirlo juntos, el uno con el otro, nunca uno contra el otro".
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