Monseñor Gallagher llama a Europa a reconstruir una base ética
Ciudad del Vaticano
“Construir Europa juntos: 50 años de la Santa Sede en el Consejo de Europa”. Este es el tema central del coloquio organizado en la facultad de Teología de la Universidad de Estrasburgo, del 7 al 9 de enero de 2020. El día de ayer, Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede, reflexionó sobre el tema “¿Cuál es la visión hoy de Europa?”. Durante su discurso recordó que este año 2020 marca el 70° aniversario del Convenio Europeo de Derechos Humanos, que fue aprobado el 4 de noviembre de 1950, y que "constituye una verdadera piedra angular para la protección de las personas contra cualquier violación de los derechos humanos”.
La protección de la persona humana: prioridad en Europa
Hoy las funciones principales del Consejo de Europa están precisamente “vinculadas a la protección de los derechos humanos, la democracia y el estado de derecho”. “Es una obra particularmente preciosa, con importantes implicaciones éticas y sociales, (...) de la que depende el desarrollo de nuestras sociedades, su coexistencia pacífica y su futuro”, dijo el arzobispo Gallagher, citando las palabras del Papa Francisco durante su discurso ante el Consejo de Europa del 2014.
En su discurso, el Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede propuso “una idea de Europa que no ignore su fundamento y sus raíces cristianas”, presentando ideas destinadas no solo a católicos o cristianos, sino que “pueden constituir elementos de reflexión para toda persona de buena voluntad”.
Derechos humanos, cuestión fundamental
El prelado destacó “los derechos humanos y la dignidad humana” como uno de los temas más importantes para la Santa Sede, así como una de las disciplinas principales de la actividad del Consejo de Europa. Los derechos humanos constituyen “un patrimonio fundamental de los cuales cada persona es dotada”, independientemente de “su raza, etnia, sexo, opinión, nacionalidad o religión”.
A lo largo de las últimas décadas, la reflexión doctrinal de la Iglesia sobre cuestiones sociales se ha profundizado, centrándose “en el origen de la persona humana creada a imagen de Dios y salvada por Cristo”. “La Iglesia es capaz de ofrecer una visión armoniosa en la que los derechos se equilibran con los deberes respectivos. En la Creación, Dios Creador y Señor, ha dado a cada persona humana, hombre o mujer, la misma alta dignidad”, dijo el arzobispo Gallagher.
Educación: establecer la esencia del hombre
“Solo podemos hablar de una visión educativa si sabemos quién es el hombre, la mujer”. Estableciendo “la esencia, la naturaleza, la verdad terrenal y espiritual de la persona humana, la educación solo tiene un significado: tomar a un niño y guiarlo para que su naturaleza pueda florecer y realizarse plenamente. El hombre por naturaleza es un ser en formación y en perpetuo desarrollo”, explicó Gallagher.
Compromiso con la migración
Otro tema tratado se refiere a las migraciones, que están en el corazón de toda la historia humana y que atraen particularmente la atención del Papa Francisco. En el contexto de las transformaciones demográficas y culturales engendradas por este fenómeno, el prelado subrayó que un enfoque puramente legal o legalista no sería suficiente para resolver los desafíos que plantea la migración. “Un compromiso profundo, extenso y universal es absolutamente necesario para crear una nueva mentalidad, porque el riesgo de migración sin humanidad sigue siendo muy alto”.
La dimensión interreligiosa
En línea con el Documento sobre la Fraternidad Humana de Abu Dhabi, Monseñor Gallagher también destacó la importancia del diálogo interreligioso y una promoción sincera de la libertad religiosa. “El documento insta a la fraternidad universal, pero también a la adhesión a un compromiso común, de modo que se utilicen todos los medios para promover a todos los niveles, la cultura del encuentro, del diálogo, de la paz y del respeto”, afirmó el prelado, reconociendo al mismo tiempo que "todavía queda un largo camino por recorrer”.
Reflexión sobre la riqueza cultural
“Las culturas son la verdadera riqueza de la humanidad, pero aún necesitan ser purificadas de las distorsiones que las amenazan de vez en cuando”, agregó el arzobispo británico, destacando además que hoy, la cultura de lo efímero y de la muerte está firmemente impuesta. “Europa debe reflexionar para saber si su inmenso patrimonio humano, artístico, técnico, social, político, económico y religioso es un simple patrimonio de un museo del pasado, o si todavía es capaz de inspirar cultura y abrir sus tesoros para toda la humanidad”, señaló.
Enfoque ético, en la objetividad de la naturaleza
"Hoy vemos la idea, cada vez más difusa, de que la ley es la que determina lo que es ético, y ya no la ética que inspira la ley", continuó Gallagher, evidenciando que los cristianos tienen un papel central que desempeñar para que “el fundamento ético esté anclado en la objetividad de la naturaleza”: “es solo a partir de esta objetividad y la axiología que deriva de ella, que podremos evitar las desviaciones que ocurren”.
Políticos, llamados a dar testimonio de un corazón dócil
Ante la explosión del debate político “entre mil ideas y proyectos” que incluso dividen el interior de los partidos, la persona política debe redescubrir la responsabilidad que debe guiar su acción, “ante Dios y ante los hombres, por cada una de sus palabras, sus acciones, sus medidas legislativas o decisiones en relación con el gobierno del pueblo”, explicó el Secretario para las Relaciones con los Estados de la Santa Sede.
Destacando el ejemplo dado por la figura bíblica del rey Salomón, el prelado señaló que “el que gobierna está llamado a dar testimonio de la sabiduría” de un “corazón dócil, que sabe cómo hacer justicia al pueblo y distinguir el bien del mal”. “Este es el camino esencial para construir la paz a la que aspira el mundo hoy más que nunca”.
Juntos abrirnos al futuro
“El mundo vive como roto y aplastado por sus cierres y sus polarizaciones, lejos de los valores universales y naturales que Dios ha puesto en el corazón de cada persona humana”, observó asimismo monseñor Gallagher en su discurso, subrayando que “para reconstruir Europa juntos, necesitamos unidad”. Ya en la conclusión expresó el deseo: “¡Que juntos podamos abrirnos al futuro para continuar, a pesar de todo, construyendo nuestra querida Europa!”
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