Antiquum ministerium. Padre López: Catequista, vocación para edificar la Iglesia
Renato Martinez - Ciudad del Vaticano
“Con este Motu Proprio la Iglesia reconoce públicamente el servicio del catequista y señala que los catequistas que accedan a este ministerio recibirán un mandato expreso de la Iglesia para ejercerlo, porque la Iglesia ha reconocido primero en ellos, el llamado de Dios y los dones del Espíritu Santo para ejercerlo”, lo dijo el Padre Omar López García, Oficial del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y Misionero de la Misericordia, comentando la presentación de la Carta Apostólica en forma de «Motu Proprio» del Papa Francisco, “Antiquum ministerium”, con la que se instituye el Ministerio de Catequista, que tuvo lugar la mañana de este martes, 11 de mayo, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
R.- Hoy, tiene que ser un día verdaderamente feliz para todos los catequistas, porque a través de este Motu Proprio, el Papa reconoce el servicio que ellos prestan para la edificación de la Iglesia, en las distintas comunidades donde ellos desarrollan este ministerio. Como sabemos, no es un ministerio nuevo, precisamente de aquí viene el título del Motu Proprio, es un ministerio muy antiguo que ahora adquiere una relevancia mucho más importante, porque el Papa es consciente del inmenso trabajo que realizan los catequistas para transmitir la fe y para sostener a las distintas comunidades donde no es posible que se encuentren sacerdotes o personas de vida consagrada.
El Papa Francisco en algunos discursos ha señalado que, el ser catequista “no es un trabajo, sino una vocación”. ¿Qué es lo que señala este Motu Proprio al respecto?
R.- El Papa lo ha dicho ya en otras alocuciones, que este ministerio no es un trabajo, es un servicio, una vocación. Los catequistas se sienten llamados por Dios para desarrollar este servicio en favor de la comunidad cristiana. Ahora, a este servicio la Iglesia lo reconoce públicamente y los catequistas que accedan a este ministerio recibirán un mandato expreso de la Iglesia para ejercerlo, porque la Iglesia ha reconocido primero en ellos, el llamado de Dios y los dones del Espíritu Santo para ejercerlo.
¿Cómo está estructurada la Carta Apostólica Antiquum ministerium?
R.- Este documento está estructurado en 11 numerales. Los primeros numerales hacen referencia a la fundamentación bíblica de este ministerio, que como su nombre lo dice es un “antiguo ministerio”. Nosotros lo encontramos desarrollado en primer lugar, por el Apóstol Pablo en la Carta a los Corintios, donde señala que hay diversos ministerios en la Iglesia y uno de esos ministerios es el de los maestros, que se identifica con el del catequista. Posteriormente, San Pablo también hace referencia a los distintos dones que los bautizados reciben el Espíritu Santo, dones que los capacitan para edificar la comunidad.
En este sentido, ¿Cuál es la eficacia de la misión de los catequistas?
R.- Siguiendo el documento de la Dei Verbum, se puede afirmar que el objetivo primario del catequista es transmitir de forma orgánica, permanente y ligada a las diversas circunstancias de la vida, la enseñanza de los apóstoles y de los evangelistas. Nosotros sabemos claramente que la misión de los catequistas dentro de la Iglesia es una misión sumamente eficaz. Dentro de este rubro de los catequistas no solamente están los catequistas laicos, qué son los que la mayoría de ustedes conocen en las parroquias. De este ministerio también participan el Obispos, los sacerdotes, los diáconos, los consagrados, las consagradas. Sabemos muy bien muchos de estos consagrados y consagradas han formado congregaciones religiosas dedicadas al ciento por ciento a la catequesis. Y bueno, no podemos olvidar la multitud de laicos y laicas que han dedicado su vida a este ministerio incluso llegando ofrendar la vida como mártires, el testimonio de ellos tienes que ser un motivo de inspiración para muchísimos catequistas y ahí encontramos una fuente de espiritualidad para todos los catequistas.
¿Cuál es el papel de los laicos en la evangelización?
R.- La segunda parte de los numerales hacen referencia al papel de los laicos en la evangelización de la Iglesia. Un papel que el Concilio Vaticano II ha nuevamente sacado a luz, recordemos sobre todo en el Decreto Ad Gentes, señala el Concilio que este ministerio tiene una relevancia fundamental para la implantación de la Iglesia, y vuelvo a insistir, para el desarrollo de la comunidad. Los documentos posteriores al Concilio Vaticano II han venido reforzando esta idea, el documento de Christifideles laici, insiste en el papel de los laicos en la tarea de la evangelización que son colaboradores estrechos de los Obispos, de los sacerdotes. También en esta parte de los numerales se insiste en la renovación de la catequesis que se ha venido dando precisamente a partir del Concilio Vaticano II, a través de los distintos documentos emanados por los diversos Pontífices. En todos estos documentos se ha insistido en la renovación de la catequesis porque es una urgencia en el mundo contemporáneo. Ustedes saben muy bien que, en estos momentos existe el secularismo y otra serie de situaciones que la Iglesia tiene que afrontar y la catequesis es un ministerio puede ayudar a la transmisión de la fe y al sostenimiento de la fe de muchos hermanos nuestros.
¿Cómo viene reconocido este ministerio y qué tipo de discernimiento se tiene que hacer para que sea conferido?
R.- La tercera parte de los numerales hace hincapié en la manera concreta para el desarrollo de este Ministerio, se insiste, sobre todo, en que este ministerio depende del discernimiento que hace el Obispo sobre la vocación de los laicos. Los laicos por el bautismo se sienten llamados a colaborar en el servicio de la Iglesia, el Espíritu Santo infunde en ellos una serie de dones para la transmisión de la fe, que el Obispo reconoce y hace patente a través del rito de institución – al respecto, el Papa ha encargado a la Congregación para la Disciplina de los Sacramentos la edición del ritual – además, se confía a las Conferencias Episcopales la tarea de proponer los itinerarios de formación necesarios para que los catequistas accedan a este ministerio. Además, confía a las Conferencias Episcopales las normas para que los catequistas accedan a este ministerio.
Vemos que la formación de los catequistas tiene que ser en el ámbito bíblico, teológico, pedagógico, porque los catequistas están llamados a ser acompañantes, maestros, pedagogos, mistagogos, que enseñan en el nombre de la Iglesia. Pero principalmente como lo ha insistido el Papa Francisco, testigos de la fe dentro de la comunidad y el testimonio de la fe no solamente se da a través de las palabras, sino, sobre todo, a través de los hechos, es la vida misma del catequista lo que hace que otros se sientan atraídos hacia la fe.
¿Cuál es la tarea de las Conferencias Episcopales para el ejercicio de este ministerio y cuáles son los ámbitos en los que se tiene que desarrollar?
R.- Es tarea de los Pastores, de los Obispos diocesanos encontrar el modo concreto para que los catequistas ministros ejerzan este ministerio. Ellos tienen que estar en total disposición al Obispo, el Obispo es el que va a proponer los distintos ámbitos y lugares para el ejercicio de este Ministerio, esto significa que el catequista ya no va a estar sujeto solamente a la parroquia, ahora el catequista podrá desempeñar este ministerio en otras parroquias y en otros ambientes, porque algunos consideran que la catequesis solamente es enfocada a los niños y por supuesto que no, la catequesis está enfocada a la persona en las distintas etapas de su vida. Entonces este ministerio da la posibilidad para que está se pueda dirigir a personas que están en diferentes situaciones de vida. El Obispo es el que va a determinar dónde pueden ejercer los catequistas este ministerio para la edificación de la Iglesia.
¿Cómo se entiende la figura y la vocación del catequista en la Carta Apostólica Antiquum ministerium?
R.- El documento da una definición muy interesante sobre los que están llamados a desempeñar este ministerio. “A este ministerio han de estar llamados hombres y mujeres de profunda fe y madurez humana que participen activamente en la vida de la comunidad, que sean acogedores, generosos, fraternos, que posean una sólida formación bíblica, teológica, pastoral y pedagógica, que ya hayan desempeñado un servicio dentro de la catequesis y que estén dispuestos a colaborar con la jerarquía, con los Obispos, presbíteros y diáconos donde esto sea necesario”. Al final, el Papa da la posibilidad de que también este ministerio sea instituido dentro de las Iglesias Orientales, en un primer momento es para la Iglesia de rito latino, pero el Papa también da la posibilidad de que se instituya dentro de las Iglesias de rito oriental, de acuerdo a las propias normativas de su derecho particular.
Ese documento es publicado en la festividad de San Juan de Ávila, un gran promotor de la catequesis en España, y a él le encomendamos esta iniciativa para que cada día sean más los catequistas que se comprometan en la transmisión de la fe, en su formación personal y en el testimonio del Evangelio dentro de las comunidades.
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