Parolin: “El Beato Francisco Jordán deja una huella duradera”
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
“Hoy damos gracias al Señor por este gran regalo que ha dado a la Familia Salvatoriana y a toda la Iglesia”. Con estas palabras el Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, daba inicio a su homilía durante la Santa Misa de gracias por la Beatificación de Francisco Maria de la Cruz de Jordán, beatificado ayer, 15 de mayo, durante la santa Misa presidida por el cardenal Vicario Angelo De Donatis, en la Basílica de San Juan de Letrán de Roma.
El Cardenal ha expresado su alegría por unir su voz y su corazón a las voces y corazones en este himno de alabanza y júbilo, a la vez que recuerda sus contactos con los Padres Salvatorianos de Venezuela: “la alegría de hoy aumenta la alegría que han experimentado ellos recientemente, junto con todo el pueblo venezolano, por la beatificación del "médico de los pobres" José Gregorio Hernández”. Además, da gracias a Dios porque, en su inmensa bondad, “nunca nos priva de la presencia de los santos”.
Feliz coincidencia
Hoy, séptimo domingo de Pascua, la liturgia nos hace escuchar un pasaje evangélico que está tomado del capítulo diecisiete de Juan, “un capítulo que era especialmente querido por el nuevo Beato” asegura Parolin. De hecho, lo denomina una “feliz coincidencia”, pues analizando la misión el nuevo beato, Parolin asegura que a través de la meditación constante y amorosa de la Palabra de Dios, “sintió un fuerte llamado interior, que luego se reveló como la misión específica de los Salvatorianos, es decir, profundizar y difundir el conocimiento de Jesús, como el verdadero y único Salvador del mundo”. “Ahora – continúa – la idea de fundar una obra apostólica, animada por esta vocación, se hizo patente en él, cuando, estando en Tierra Santa, escuchó unas palabras iniciales de la oración sacerdotal del Señor y que se encuentra, precisamente, en capítulo 17 del Evangelio de Juan”.
"Lee a menudo la Sagrada Escritura, o mejor dicho, no la dejes caer nunca de tus manos"
El Secretario de Estado Vaticano ha centrado su homilía en dos puntos del Evangelio de hoy, “que nos ayudan a profundizar en qué consiste el conocimiento de Jesús”: “me refiero al tema de la "palabra" y al de la "unidad". Podríamos decir que el primer término ("palabra") indica la fuente que nutre el conocimiento de Jesús; mientras que el segundo ("unidad") indica su fruto”.
En este sentido, asegura que el discípulo de Cristo, incluso antes de anunciarlo a los demás, “es aquel que vive de la Palabra, que con el paso de los años siente una necesidad creciente de ella, que encuentra su mayor consuelo entre las páginas bíblicas y todo lo que da sentido a la vida”. Y recuerda lo que escribió el beato Francisco María de la Cruz en su diario espiritual: "Lee a menudo la Sagrada Escritura, o mejor dicho, no la dejes caer nunca de tus manos".
Vocación apostólica del Beato Francisco Jordán
“El germen de la vocación apostólica del Beato Francisco Jordán brotó del estudio y la meditación asidua de la Palabra de Dios” ha dicho el purpurado, de hecho explica que “el conocimiento de Jesús, que nos permite presenciarlo en todas partes, comienza y se profundiza siempre en la estela de la escucha orante de la Palabra de Dios; si esto no sucede, seremos capaces de comunicar a los demás ideas interesantes y brillantes, pero ciertamente no el buen perfume de Cristo”. A este respecto, ha citado una frase de la exhortación apostólica Evangelii gaudium del Santo Padre: “La mejor motivación para decidir comunicar el Evangelio es contemplarlo con amor, detenerse en sus páginas y leerlo con el corazón. Si lo abordamos así, su belleza nos asombra, cada vez vuelve a fascinarnos”.
El conocimiento de Cristo, como verdadero y único Salvador del mundo, para ser transmitido a los demás, requiere una genuina espiritualidad bíblica en todo momento. Así se forma el hombre espiritual, que no es el que aspira abstractamente a los "bienes superiores", sino el que ve y trata los bienes visibles según Dios, propiciando un clima de verdadera fraternidad a su alrededor.
Huella duradera en beneficio del hombre
Parolin ha asegurado que “los que andan por los caminos de la santidad dejan una huella duradera en la tierra, siempre en beneficio del hombre y esto – dice – también le sucedió al Beato Francisco Jordán, y hoy lo atestigua la presencia de su Familia Salvatoriana, llamada, a su vez, a tener un efecto benéfico allí donde sea llamada a cumplir su misión”.
Al final de su homilía, expresa su deseo de que en esta ocasión tan feliz y solemne, “nuestro encuentro aquí rezando juntos en la Basílica de San Pedro sea un signo que os confirme y aliente en vuestro servicio generoso, realizado en estrecha relación con la Iglesia universal, como quiso el Beato Francisco Jordán, dejándolo escrito en su testamento espiritual: "Sed siempre verdaderos y fieles hijos de la Santa Madre Iglesia de Roma, enseñad lo que ella enseñe, creed lo que cree y detestad lo que ella detesta"”.
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