La alegría de Budapest a la espera de la Statio Orbis del Papa
Ágnes Gedő - Budapest
Con las notas triunfales del himno del 52º Congreso Eucarístico Internacional, la procesión eucarística terminó en la Plaza de los Héroes de Budapest. En la víspera de la Santa Misa de clausura que presidirá el Papa Francisco hacia las 11.30 de esta mañana, la plaza se iluminó con los miles de antorchas que los fieles llevaron por las calles del centro, cantando y rezando, para acoger los dones del Espíritu Santo. Primero, frente al Parlamento húngaro, la celebración eucarística presidida por el cardenal Péter Erdő, y después la entrega de un ejemplar de la cruz misionera al arzobispo de Quito, que acogerá el próximo Congreso Eucarístico, previsto para 2024.
El Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, en su discurso antes de la misa, pidió un mayor acercamiento entre los cristianos de Oriente y Occidente. "Somos hermanos de cultura", dijo, y es nuestro deseo y sueño lograr la unidad, el testimonio cristiano común que se realiza en la Eucaristía.
En su homilía, el cardenal Erdő agradeció al Patriarca que, en el año 2000, hubiera declarado también santo de la Iglesia Ortodoxa a San Esteban de Hungría, el primer rey que convirtió a los magiares al cristianismo. De hecho, desde hace mil años los húngaros son fieles a la advocación de San Esteban, que ofreció su corona a la Virgen. Los santos y los mártires de Hungría y de Europa central y oriental, cuyas reliquias están incrustadas en la cruz misionera, nos dan el ejemplo y la fuerza -concluyó el cardenal- para continuar el camino de la evangelización también hoy, testimoniando la caridad de Cristo con nuestras vidas".
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