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Décimo aniversario de la Exhortación apostólica de Benedicto XVI, "Africae Munus" - "El compromiso de África"- Décimo aniversario de la Exhortación apostólica de Benedicto XVI, "Africae Munus" - "El compromiso de África"-  

Diez años de "Africae munus”: Uno de los pulmones espirituales de la humanidad

En las páginas de L'Osservatore Romano, el padre Giulio Albanese reflexiona sobre la Exhortación Apostólica postsinodal de Benedicto XVI, que sigue siendo una especie de Carta Magna programática de la actividad evangelizadora, con una marcada atención al contexto existencial africano.

Giulio Albanese -L'Osservatore Romano

Han pasado diez años desde la publicación de Africae munus, la exhortación apostólica postsinodal de Benedicto XVI entregada oficialmente al episcopado africano el domingo 20 de noviembre de 2011, en Cotonú (Benín). El documento, según el proceso sinodal tradicional, recoge las conclusiones a las que llegó el Obispo de Roma tras dos años de discernimiento, después del segundo Sínodo Africano celebrado en Roma en octubre de 2009.

Digamos de inmediato que el texto sigue siendo muy pertinente hoy en día, porque está presidido por la conciencia de que África "avanza, alegre y viva, manifestando la alabanza a Dios", con considerables recursos y potencialidades. Es interesante observar que las primeras palabras de la exhortación dejan lugar a una serie de interpretaciones sugestivas. La traducción oficial al italiano de Africae munus - "El compromiso de África"- tiene un fuerte valor misionero, destacando el papel que deben desempeñar las Iglesias del continente en la acción evangelizadora. Sin embargo, la expresión puede implicar también la necesidad, planteada por los Padres sinodales, de dar un munus, entendido como "mandato", a los africanos para que ellos mismos sean los protagonistas de un renovado dinamismo eclesial. Pero la palabra, en su acepción latina, podría implicar incluso la dimensión de la gratuidad, por lo tanto del don que la Iglesia africana, en sus múltiples articulaciones, está llamada a ofrecer al mundo en este primer segmento del Tercer Milenio.

AlentandoAfricae Munus anima a las  comunidades eclesiales a convertirse en intérpretes del mensaje evangélico
AlentandoAfricae Munus anima a las comunidades eclesiales a convertirse en intérpretes del mensaje evangélico

Dividida en dos partes, más una introducción y una conclusión, con la intención de reafirmar la necesidad de reconciliación, justicia y paz para todo el continente, la Exhortación no deja de ser una especie de Carta Magna programática de la actividad evangelizadora, con una marcada atención al contexto existencial africano, en el marco de un mundo cada vez más globalizado.  Teniendo en cuenta la situación eclesial y social del continente en 2009, año del Sínodo, el documento mantiene su frescura, expresando un enfoque constructivo para un continente que reclama respeto y reconocimiento. Además, desde las primeras líneas, la Exhortación se califica como una expresión de "solicitud paternal y pastoral por el África de hoy, que ha experimentado los traumas y conflictos que conocemos". Alentando a las comunidades eclesiales africanas a convertirse en intérpretes del mensaje evangélico, Benedicto XVI hizo un llamamiento a la emancipación -en cierto modo todavía en curso- de lo que a veces parece paralizarlas, encontrando en su interior la fuerza y los recursos para relanzar su propia vida e historia. El punto de partida debía ser la renovación de las comunidades cristianas locales, huyendo del "pietismo" estéril, con la certeza de que había que cuestionar una mentalidad sumisa. Ciertamente, en la última década, muy marcada por la exclusión social y las pandemias de todo tipo (Ébola, Covid, etc.), la Iglesia en África ha mostrado su madurez, tanto desde el punto de vista de la solidaridad, como interpretando muy a menudo las exigencias del llamado desarrollo sostenible.

Benedicto XVI: Que la Iglesia en África sea uno de los pulmones espirituales de la humanidad.
Benedicto XVI: Que la Iglesia en África sea uno de los pulmones espirituales de la humanidad.

Lejos de toda retórica, Africae munus sigue siendo un documento importante para todas las comunidades cristianas, especialmente por su capacidad de identificar las necesidades urgentes de evangelización en el continente. Basta pensar en el tema de la inculturación del Evangelio, que todavía hoy hay que abordar, distinguiendo, por así decirlo, el buen trigo de la cizaña. "Al igual que el resto del mundo, África experimenta un choque cultural que amenaza los fundamentos milenarios de la vida social y a veces dificulta el encuentro con la modernidad. Es muy oportuna la consideración del Papa Ratzinger de que la construcción de un orden social justo es un asunto de la esfera política, pero la Iglesia tiene el deber de formar las conciencias de los hombres y mujeres, educándolos en la esfera sacrosanta de los valores.

Vivir la justicia de Cristo significa, entonces, trabajar para poner fin a la confiscación de bienes a costa de pueblos enteros, definida como inaceptable e inmoral, y buscar la subsidiariedad y la caridad, en la lógica de las Bienaventuranzas. Benedicto XVI esperaba también una renovada contribución a la formación de una nueva África, dando voz al "grito silencioso de los inocentes perseguidos, o de los pueblos cuyos gobernantes hipotecan su presente y su futuro en nombre de intereses personales". Estas palabras, hay que subrayarlo, han encontrado a menudo una feliz confirmación en el testimonio de tantos obispos, sacerdotes, religiosos y laicos que han dado su vida por la causa del Reino.

Lo que llama la atención, aún hoy, al leer el texto de la Exhortación, es la concreción del razonamiento, tanto en lo que se refiere a la política -África necesita realmente un buen gobierno de los Estados, que se exprese en el respeto de las Constituciones, elecciones libres, sistemas judiciales independientes, administraciones transparentes y no tentadas por la corrupción- como en lo que se refiere a cuestiones socioeconómicas más candentes que penalizan a las masas empobrecidas. En este sentido, el documento pide que se respeten los bienes esenciales como el agua, la tierra y las materias primas en general; pero también habla de la atención que hay que prestar al fenómeno de la migración, a menudo debida a la pobreza que, en lugar de compasión y solidaridad, a veces desencadena reacciones de xenofobia y racismo. Lejos de querer caer en polémicas inútiles, se trata de un llamamiento que sigue interpelando directamente a algunos componentes del mundo político europeo.

Niños esperan el paso del Papa Benedicto XVI en su visita a Camerún en 2009
Niños esperan el paso del Papa Benedicto XVI en su visita a Camerún en 2009

El texto también contiene referencias muy importantes a la familia y al valor de la vida humana, que las clases dirigentes de cada país deben comprometerse a salvaguardar en todo momento.

En el contexto general de la Exhortación, un capítulo que no se debe subestimar en absoluto se refiere a la importancia de la evangelización, entendida tanto como missio ad gentes, es decir, llevar la Buena Noticia a las personas que aún no la conocen, como a la nueva evangelización, es decir, hacia los que ya no siguen la práctica cristiana incluso fuera de las fronteras africanas, en los países más secularizados.

El deseo de Benedicto XVI formulado al final de la Exhortación, por intercesión de la Virgen María, no puede sino renovarse, considerando el crecimiento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicas en todo el continente: que la Iglesia en África sea "uno de los pulmones espirituales de la humanidad".

 

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19 noviembre 2021, 11:42