Gallagher: un horror desgarrador en Bucha
Stefano Leszczynski - Kiev
Las profundas heridas de un pueblo, la angustia ante los cadáveres encontrados en las fosas comunes de Bucha, la necesidad de paz para calmar el dolor de quienes han vivido los horrores de la guerra. Estos son los temas que aborda Monseñor Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados, tras visitar la fosa común cerca de la iglesia ortodoxa de San Andrés, donde se exhumaron unos 100 cadáveres sin nombre, incluidos niños.
Excelencia, hoy hemos visitado los lugares del martirio de Ucrania: alrededor de Kiev, Bucha, Irpen, Vorzel, todos lugares afectados y con grandes masacres; también ha podido ver los lugares de los entierros masivos, detrás de la Iglesia Ortodoxa Ucraniana...
Claramente, esta experiencia me conmueve profundamente, porque uno va a un pueblo, a Bucha, por ejemplo, supermoderno, moderno como todos los de Europa, y se encuentra con esta realidad, aquí se enterraron cientos de personas. No se puede imaginar... Luego vimos las imágenes en la cripta de la iglesia ortodoxa, las fotografías tomadas en el momento de la exhumación... esto, por supuesto, es desgarrador. Es un horror porque estas cosas fueron hechas por hombres a otros hombres, y hechas gratuitamente, hechas a civiles, hechas de una manera completamente bárbara. Y esto es verdaderamente un horror. Somos testigos de ello, del sufrimiento y el martirio de este país.
¿Cómo es posible encontrar la paz en un país que ha visto todo esto?
Los ucranianos encontrarán la paz entre ellos, pero las heridas son profundas y se necesitará mucho, mucho más tiempo para encontrar la paz con Rusia, con las personas que han participado en este terrible conflicto, en esta guerra. Las heridas son profundas: es difícil hablar ahora de paz, de reconciliación, porque en el corazón de la gente el sufrimiento, las heridas son tan profundas que hay que dar tiempo. Hay que dar tiempo, dejar que la gente hable, que exprese tantos sentimientos negativos hacia los demás. Por eso tenemos que rezar tanto, para que el Señor, que es realmente la única salvación, nos dé la gracia de curar estas heridas y que la gente pueda seguir adelante. Una cosa que me ha tocado profundamente en estos días es con cuánto valor, con cuánta determinación el pueblo ucraniano está tratando de hacer de esta primavera que se ve en los campos y en los bosques y selvas, un renacimiento para este país. Están tratando de reconstruir, de limpiar, de restaurar las cosas, con gran espíritu, con gran valor. Y merecen todo nuestro aprecio y estima.
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