Ucrania: Derecho a defenderse con atención a la escalada de rearme
Gabriella Ceraso – Ciudad del Vaticano
A partir del miércoles de la próxima semana, el Secretario para las Relaciones con los Estados, Monseñor Paul Richard Gallagher, estará en Kiev para un viaje que ya había previsto antes de la Semana Santa y que debió aplazar por motivos de salud. Así lo afirma en la larga entrevista que el prelado concedió al Tg2 post anoche: veinte minutos en directo centrados en la guerra de Ucrania, las repercusiones internacionales y ecuménicas según la clave de la diplomacia de la Santa Sede.
Espacio al diálogo para llegar a la paz
Al analizar la estrategia de la OTAN y la lógica de este conflicto, Monseñor Gallagher reitera en varias ocasiones que el Papa reconoce el valor de cualquier sistema de seguridad y, por tanto, de defensa, siempre que sea "proporcionado". El Santo Padre, dice, está "muy atento a no entrar en una nueva carrera armamentística", sino a "dejar siempre espacio al diálogo y a la discusión para llegar a la paz". Lo mismo ocurre con la cuestión del envío de armas a Kiev: "Ucrania – afirma el prelado – tiene derecho a defenderse", pero es necesario evitar una carrera de rearme, también porque nos enfrentamos a una guerra peligrosa por su "dimensión nuclear".
La Santa Sede está a disposición para buscar soluciones
La posición de la Santa Sede – reitera Monseñor Gallagher en varias ocasiones – se basa en el apoyo a cualquier intento de diálogo: hay que buscar soluciones, "quedando siempre a disposición de la comunidad internacional". Como en los tiempos de la Guerra Fría, la Santa Sede "crea espacios de diálogo" para favorecer un entendimiento y buscar una solución.
¿Son suficientes en esta guerra las muestras de solidaridad, como los viajes de los cardenales enviados por el Papa a Ucrania o la recepción de las esposas de los comandantes del batallón Azov en la Plaza de San Pedro?
"No son suficientes – responde – pero son un gesto importante para ofrecer aliento y esperanza por parte de un Papa maestro del gesto que tiene una gran sensibilidad por los sufrimientos de la humanidad y quiere comunicar estos sufrimientos a todo el mundo. También es plenamente consciente de que las palabras tienen un gran peso en la acción diplomática, especialmente si de ellas depende la vida de las personas. Hay que evitar el riesgo de instrumentalizaciones y restablecer la franqueza y la sinceridad.
Relaciones con China
A continuación, la mirada se amplía a los grandes actores internacionales, empezando por Estados Unidos y China. “Como miembros del Consejo de Seguridad de la ONU", afirma Gallagher, tienen un papel muy importante", pero "en todos ellos", reconoce, "existe la responsabilidad moral de cumplir con su propio deber". En concreto, sobre las relaciones con China, el arzobispo aclara que la "Santa Sede lleva muchos años dialogando, sobre todo en la dimensión eclesial". "No siempre es fácil" – admite – hay dificultades y no siempre "los resultados son los deseados", pero la Santa Sede anima a China a desempeñar el papel que le corresponde en el mundo.
La dimensión religiosa del conflicto
La guerra en Ucrania también llama a la reflexión sobre las relaciones ecuménicas con el Patriarca de Moscú, Kirill, y la Iglesia Ortodoxa. "Hay una innegable dimensión religiosa en este conflicto", dice Gallagher, señalando un clima de creciente tensión en el seno de las iglesias ortodoxas y la dificultad para que la Iglesia Ortodoxa Rusa adopte una posición diferente a la del gobierno.
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