Juicio en Vaticano, en el centro las investigaciones de la Gendarmería
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
El asunto de la manager sarda Cecilia Marogna, que supuestamente se apropió del dinero aportado por el Vaticano para una operación humanitaria, ha vuelto al centro del juicio por la gestión de fondos de la Santa Sede. La vigésimo novena audiencia, celebrada entre la mañana y la tarde del 13 de octubre en la sala polivalente de los Museos Vaticanos, se dedicó íntegramente a la segunda (pero no última) parte del interrogatorio de Stefano De Santis, comisario del Cuerpo de Gendarmería. Con uniforme, jurando sobre el Evangelio, el directivo respondió como testigo de la acusación durante unas siete horas a las preguntas del promotor de Justicia, Alessandro Diddi, de las partes civiles y de las defensas.
La reunión en la casa del Cardenal Becciu
Inmediatamente De Santis volvió al tema, ya abordado en el interrogatorio del día anterior, del encuentro del 3 de octubre de 2020 entre el cardenal Angelo Becciu y el comandante del Cuerpo de Gendarmería, Gianluca Gauzzi Broccoletti, en el domicilio del cardenal. Presente en la entrevista, De Santis dijo que la reunión había sido organizada por Becciu, pero el cardenal, en una declaración espontánea, explicó en cambio que Gauzzi se había puesto en contacto con él por mensaje de texto diciendo que quería reunirse con él para aclarar algunos asuntos verbalmente. La reunión debía permanecer en secreto, según la declaración del cardenal del 12 de octubre, pero De Santis desmintió esta versión, afirmando que en ese momento no vio "al cardenal asombrado o sorprendido" por recibir a los dos altos mandos de la Gendarmería, lo que sugería "que era una reunión pactada".
"Nunca le dijimos al cardenal que esa reunión tenía que ser secreta, ¡nunca! El hecho de que un comandante llegue a la casa de un cardenal podría ser una circunstancia conocida en el Vaticano, donde hasta los 'sampietrini' saben lo que ocurre', dijo el comisario.
El dinero a Cecilia Marogna
En esa ocasión, Becciu fue supuestamente informado de la malversación de 575.000 euros por parte de Marogna y se ofreció a reembolsar a la Secretaría de Estado, pero fue bloqueado por Gauzzi, que dijo que él era el estafado y no el estafador. Con más detalle, De Santis explicó que en el piso del cardenal no se hacía referencia a las actividades de Marogna para liberar a una monja secuestrada en Mali, pero sí se mencionaba que Marogna estaba "saqueando" el dinero de la Santa Sede para comprar artículos de lujo. La Gendarmería, según De Santis, tuvo conocimiento de ello "tras las primeras investigaciones realizadas sobre las cuentas corrientes y gracias al examen de los chats". "Cuando fuimos donde el cardenal, ya sabíamos con seguridad que Becciu estaba informado", aseguró el testigo. El cardenal, por su parte, afirma haberse enterado de la circunstancia precisamente durante el encuentro con Gauzzi y De Santis. Según el dirigente de la Gendarmería, "Becciu no se sorprendió de que Marogna hubiera saqueado el dinero.... Cuando Gauzzi y yo le dijimos 'Su Eminencia, preste atención a esta persona cercana a usted', no preguntó cómo, ni por qué, sino que sólo se molestó porque el nombre pudiera salir a la luz porque podría ser perjudicial para él y su familia'. En apoyo de sus afirmaciones, De Santis citó las memorias de monseñor Alberto Perlasca, en las que el ex responsable de la Oficina Administrativa de la Secretaría de Estado afirmaba que Becciu había dirigido epítetos poco amables a los magistrados que investigaban a la mujer. En este y otros puntos, el abogado del cardenal, Fabio Viglione, se opuso.
La grabación en el Hotel Bvlgari
También fue de "interés investigativo" para la Gendarmería la grabación de audio de la conversación en el Hotel Bulgari entre el corredor Gianluigi Torzi, el ex empleado del Vaticano Fabrizio Tirabassi y Enrico Craso, un consultor financiero de la Secretaría de Estado. Este último había grabado en secreto la conversación, a partir de la cual los gendarmes pudieron hipotetizar "la conducta" de los tres acusados, en particular la "conducta delictiva" de Torzi, a quien la Secretaría de Estado tuvo que pagar 15 millones de esterlinas para hacerle renunciar a las mil acciones con derecho a voto que le garantizaban el control total de la propiedad de Londres. Una verdadera extorsión, según la fiscalía. "En la grabación se escuchan interjecciones muy duras, con Torzi exigiendo enérgicamente el dinero a Tirabassi. Dinero 'debido', según él, porque se habla de favores previamente intercambiados". El testigo repitió varias veces que la Gendarmería no podía explicar por qué "era necesario triangular a través de Torzi una operación que se debía al Grupo Mincione y a la Secretaría de Estado".
Nota de Parolin
En la pared de la sala se proyectó, finalmente, una nota enviada a finales de mayo de 2020 al promotor de justicia emérito, Gian Piero Milano, firmada por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, y su adjunto, monseñor Edgar Peña Parra. El documento hablaba de supuestas ofertas hechas a la Santa Sede para comprar el palacio de Londres, un año después de que la Secretaría de Estado lo hubiera recuperado. Parolin, explicó el cardenal, había sido contactado por Giancarlo Innocenzi Botti, antiguo parlamentario de Forza Italia y subsecretario de comunicaciones en el gobierno de Berlusconi, y Giovanni Castellaneta, antiguo embajador italiano en Washington. Ambos se ofrecieron a encontrar compradores para la propiedad. De Santis, al ser interrogado por Diddi, dijo que "no había nada de cierto" en lo comunicado a Parolin y que detrás de la reunión estaban Becciu y Marco Simeón, un "nombre conocido" en los círculos vaticanos, que será examinado mañana. Becciu también fue preguntado por la nota en su interrogatorio del 18 de mayo pasado. La hipótesis acusadora es que la propuesta de compra, de más de 330 millones de euros, por parte de la famosa empresa Bizzi & Partners era una maniobra de Gianluigi Torzi para recuperar la propiedad. Una hipótesis corroborada por el hecho de que ese mismo día se había constituido una sociedad con dos socios vinculados al corredor.
Perlasca y la cooperativa de Como
Varias veces en el interrogatorio volvió a surgir el nombre de Monseñor Perlasca. Una vez en referencia a la cooperativa Simpatia de Como, dedicada a la ayuda a los ancianos, en la que, al parecer, también estuvo hospitalizado el padre del monseñor. A la cooperativa, la Secretaría de Estado habría pagado aportaciones por valor de 60 mil euros durante 2 o 3 años.
Las transferencias a Ozieri
Sobre el tema de las cooperativas, se volvió a la cuestión de las transferencias de Becciu a la cooperativa sarda Spes, a nombre de su hermano Tonino: dos de 100.000 euros y una de 25.000 con un motivo genérico de "subsidio". Este dinero, reconstruyó el testigo, habría ido a parar a una "cuenta mixta" de Cáritas de la diócesis de Ozieri y de Spes; dos días después, 23.900 euros habrían sido ingresados en otra cuenta "comercial" de Spes para comprar una maquinaria. En octubre, la misma factura habría sido reembolsada en su totalidad por otra empresa, Gal Logudoro. Quince días después se emitiría un cheque cuyo beneficiario era María Luisa Zambrano, a quien De Santis describió como "sobrina" de Becciu. Cuando se planteó el tema en la reunión del 3 de octubre, el cardenal, dijo el comisario, "no comprendía la iniciativa de los magistrados" de investigar el asunto. "Para él era hacer el bien a una cooperativa que estaba haciendo el bien".
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