El abrazo del Papa al Centro de cuidados paliativos del Bambino Gesù
Por Giampaolo Mattei
No hay nada "heroico" en el paseo de esta mañana de los ciclistas de Vatican Cycling, sino sólo el sentido del servicio y de la misión del "equipo del Papa" de no hacer deporte "y basta". Sino vivir también a través del deporte la experiencia de ser “fratelli tutti”, entre solidaridad e inclusión, no sólo de palabra, en las calles, en los lugares donde se acogen a los más pobres, en las salas de un hospital pediátrico.
La misión del hospital del Papa
En el día del cumpleaños del Papa Francisco, catorce ciclistas de Athletica Vaticana partieron de la Plaza de San Pedro para ir a abrazar a los niños del Centro de cuidados paliativos pediátricos inaugurado por el hospital Bambino Gesù de Passoscuro en marzo. Pedalearon 35 kilómetros. Llevaron una caricia, una sonrisa y regalos de Navidad a los más pequeños y, con este gesto, también quisieron hacer un regalo a Francisco: al fin y al cabo, ¿qué otra cosa le regalarías al Papa sino un abrazo a los pequeños que sufren y una presencia de fraternidad a sus familias? Verdaderamente, el Centro de Passoscuro – donde renace cada día la esperanza de la Navidad – testimonia con hechos y relanza el sentido más auténtico de la misión del "hospital del Papa".
Pensamiento a la paz
Salida a las 9 de la mañana desde la Plaza de San Pedro tras un sencillo momento juntos, al estilo de Athletica Vaticana: la Oración del ciclista, surgida de la experiencia espiritual en el santuario de Nuestra Señora de Ghisallo, patrona de los "ciclistas" de todo el mundo. Luego el Ave María por el Papa y el Ave María por la paz. Y sí, porque la guerra es aún más inhumana cuando se ve a través de los ojos de los niños hospitalizados en un lugar donde se los cura incluso cuando no es posible curarse. Todo esto – "sobre los pedales de la solidaridad" – se relata en un dibujo de Giorgia Morbidelli con la franqueza poética de sus 7 años, completado con globos que hacen que la bicicleta pueda volar.
El deporte como gran experiencia humana
En el simbólico "pistoletazo de salida" también Alessia Trost para relanzar el hermanamiento deportivo-solidario de Athletica Vaticana con las Fiamme Gialle, el grupo deportivo de la Guardia di Finanza: en el salto de altura fue campeona del mundo de la categoría juniores y alumnas y ganó medallas internacionales al participar en los dos últimos Juegos Olímpicos. Pero siempre con la idea de que el deporte no tiene un fin en sí mismo, sino que es una gran experiencia humana.
Los ciclistas y voluntarios del Dispensario Santa Marta
Tras unos cuantos golpes de pedal, frente a la puerta del Petriano, he aquí el abrazo de los ciclistas – entre ellos también Rien Schurrhuis, que en septiembre corrió en el Campeonato del mundo en Australia – con los voluntarios que preparan la fiesta de Navidad para los niños y las familias del Dispensario pediátrico Santa Marta, que tendrá lugar mañana por la mañana en el Aula Pablo VI.
"Dos servicios que se cruzan con un mismo objetivo, casi un pase de testigo como en una carrera de relevos solidaria", señala Valentina Giacometti, que colabora en la organización de la jornada del domingo para el Dispensario Santa Marta.
El deporte debe ser “fratelli tutti”
Junto con el Centro Bambino Gesù de Passoscuro, dirigido por Michele Salata, Athletica Vaticana ya organizó en junio una etapa del Giro de Italia de cuidados paliativos pediátricos, en la que participaron cinco ciclistas ciegos que llegaron a Roma en tándem con sus guías, a lo largo de la Vía Francígena, para encontrarse con Francisco. No hay nada "heroico" en el paseo de esta mañana de los ciclistas de Vatican Cycling, sólo el sentido de servicio y la misión del "equipo del Papa" de no hacer "sólo" deporte. Sino vivir también a través del deporte la experiencia de ser “fratelli tutti” , entre solidaridad e inclusión, no sólo de palabra, en las calles, en los lugares donde se acoge a los más pobres, en las salas de un hospital pediátrico.
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