Fue ordenado obispo el nuevo nuncio apostólico en El Salvador
Amedeo Lomonaco - Ciudad del Vaticano
En este tiempo de Adviento, se celebró la ordenación episcopal de monseñor Luigi Roberto Cona, hasta ahora consejero para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, nombrado nuncio apostólico en El Salvador por el papa Francisco el pasado 26 de octubre, en la Basílica Vaticana. En su homilía, el Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, subrayó que "la ordenación de un obispo es siempre un momento de particular relevancia y de gran alegría en la vida de la Iglesia": significa experimentar que "la Iglesia, aunque a veces tenga que pasar por pruebas y tribulaciones que no son pequeñas, está viva". Es vital y representa "un signo de esperanza para todos".
El tiempo de la Iglesia
"En Jesús -dijo el cardenal Parolin en su homilía- vemos que el mal retrocede, la muerte se silencia y se debilita, la oscuridad deja paso a la luz. "Jesús vence al mal porque sana, resucita, consuela, perdona, transforma los corazones y las mentes". Allí donde llega su enseñanza, se deposita en el corazón de las personas una "poderosa semilla de bien" que obra un doble milagro: cura "en la concreción de una determinada situación humana y social" y muestra que lo que realiza el Mesías "es el comienzo de una transformación definitiva y universal" que implicará a todos. "Estamos, pues, entre el ya y el todavía no". Estamos en el amanecer, "cuando nos damos cuenta de que la noche ha avanzado y el primer resplandor disminuye la oscuridad, pero el sol pleno aún no ha llegado". Este, dijo el cardenal, es el tiempo de la Iglesia, a la que se le ha encomendado la tarea de "difundir esta magnífica aurora de luz en el mundo" y de testimoniar que "toda la historia se dirige incesantemente hacia una gran transformación". Una transformación de la que Jesús es el artífice.
Al servicio de la comunión eclesial
Dirigiéndose a monseñor Luigi Roberto Cona, el cardenal Pietro Parolin recordó finalmente que como obispo estará llamado a "ejercitar el arte de la prudencia para discernir y acoger inteligentemente los buenos signos de los tiempos". "Junto a tus deberes y prerrogativas como obispo -dijo el secretario de Estado-, desempeñarás una tarea especial al servicio de la comunión eclesial y de la paz entre los pueblos. Seréis la voz del Papa ante las Iglesias y los Estados a los que seáis enviados, presentándoles fielmente su pensamiento". El nuncio, dijo finalmente el cardenal Parolin, "es un embajador de la paz, la concordia y la comunión". Embajador "de la dignidad de todo ser humano y de su auténtica libertad". Embajador de "Cristo, redentor y salvador de la humanidad".
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