Chaouqui y Ciferri en el juicio en el Vaticano. Becciu: un plan en mi contra
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
Una (Ciferri) dice que la otra (Chaouqui) le enviaba mensajes continuamente y a menudo en tono amenazador, asegurando que actuaba de acuerdo con los investigadores y los gendarmes, que le sugirió la idea de hacerse pasar por un "magistrado anciano" para condicionar el memorial de Monseñor Perlasca, que colaboró en la investigación. La otra (Chaouqui) dice que hizo "el 99%" de las llamadas telefónicas, que no alardeó de nada ni amenazó a nadie, que ni siquiera conocía la cara del Promotor de Justicia ni de los miembros de la Gendarmería, que nunca se interesó por el juicio, que siempre actuó "poniendo al día paso a paso al Santo Padre" al que había enviado "podcasts" de Perlasca. Con un único objetivo: "Ayudar al Papa a comprender la estafa de la que había sido objeto durante años".
Versiones contradictorias
Interrogatorios en distintos momentos con versiones totalmente contrapuestas para Francesca Inmaculada Chaouqui y Genoveffa Ciferri en la cuadragésima cuarta vista del juicio por la gestión de los fondos de la Santa Sede. Una audiencia que no fue especialmente larga en comparación con otras (unas 7 horas), pero particularmente corpulenta y caracterizada por la intemperancia de las dos testigos, que obligaron al presidente del tribunal vaticano, Giuseppe Pignatone, a levantar la voz y llamar al orden en varias ocasiones. El único momento de verdadero silencio se produjo al final, cuando el cardenal Giovanni Angelo Becciu (acusado) quiso leer una declaración espontánea para aclarar su actuación como sustituto de la Secretaría de Estado sobre la posición de Chaouqui en el Vaticano, a partir del proceso Vatileaks 2 que la había visto protagonista, ante las acusaciones de la mujer de haber sido destruida profesional y personalmente por el cardenal. El cardenal también leyó íntegramente un mensaje en el que el Papa le pedía disculpas por haber recibido a Chaouqui en una audiencia general en el besamano el verano pasado, después de que Becciu escribiera en una carta: "Usted habla como mi acusador, recibiéndola ha mostrado solidaridad indirecta con ella y apoyo indirecto a su tesis acusadora contra mí". Por último, enumerando todas las amenazas recibidas por la lobista a lo largo de los años, el cardenal dijo: "La señora ha tenido éxito en su plan de vengarse de mí".
El examen a la Ciferri
Para abrir la audiencia, a las 9.40 horas, en la sala de los Museos Vaticanos, el interrogatorio de Genoveffa "Genevieve" Ciferri, franciscana seglar consagrada, antigua analista y estratega geopolítica de la DIS de 2005 a 2012, ahora "pensionista" que vive "sola" con su gato, "bajo una montaña". Es decir, en una casa en las faldas del monte Lacerone, cerca de Greccio, una casa propiedad de monseñor Alberto Perlasca, ex jefe de la Oficina Administrativa de la Secretaría de Estado. Entre Ciferri y Perlasca la amistad viene de hace tiempo y la relación se ha solidificado con el tiempo, siempre dentro de los límites del respeto mutuo: "Nos damos del Usted", dice la testigo, que de vez en cuando utiliza apodos como 'volpetto' (zorro pequeño) para referirse a monseñor.
La intervención en favor de Perlasca
El vínculo de Ciferri con el prelado era tan fuerte que se sintió obligada a intervenir en la etapa en la que Perlasca, investigado, estaba sometido a una gran tensión debido a la "gran lucha interior para informar de los hechos". Perlasca -según Ciferri- no quería hablar porque estaba "bajo el talón" de su superior Becciu. En casa del cardenal, la mujer se presentó el 10 de julio de 2019 para pedirle que intercediera ante el Papa para rehabilitar a Perlasca. Afirma que Becciu hizo promesas pero no las cumplió: "Tenía delante a una persona esquiva, muy preocupada. Así que primero le intimidó ("seré tu enemiga", confirmó que le dijo en la puerta) y luego decidió actuar de otras maneras. Uno de ellos fue llamar por teléfono al hermano del cardenal, Mario Becciu.
El contacto entre las dos mujeres
En los días siguientes, Ciferri se puso en contacto con la periodista Maria Giovanna Maglie para informarle de un supuesto "intento de asesinato" contra Perlasca en Santa Marta, donde reside monseñor. No eran más que unas gotas de Valium que un médico del Fas (Fondo Asistencia Sanitaria Vaticano) supuestamente administró a Perlasca tras una "crisis histérica". "Temía que el cardenal quisiera eliminar a Perlasca. Durante días parecía un zombi, alterado por la medicación'.
Maglie se puso en contacto con su amiga Chaouqui para pedirle aclaraciones. Y la pr (pública relaciones), tras recabar información, llamó directamente a Ciferri, que se había presentado bajo el seudónimo de "Augusta Piccolomini". A partir de ahí comenzó una "colaboración" entre las dos mujeres hecha de "llamadas telefónicas de hasta dos horas para explicarlo todo", dice Chaouqui, "de conversaciones sólo escritas", dice Ciferri. La pr dijo ante el tribunal que quería aprovechar esta oportunidad para sacar a la luz la verdad contra el cardenal que, según ella, ordenó su detención y presionó para que se iniciara el proceso Vatileaks 2, convirtiéndola en una "paria".
"El anciano magistrado"
Ciferri nunca le dijo a Perlasca que estaba en contacto con Chaouqui porque había escuchado: 'Chaouqui es como el carbón, el que la toca se ensucia'. Según Ciferri, en todos los mensajes y llamadas, Chaouqui decía que trabajaba de común acuerdo con los investigadores y los gendarmes. Algo que, en cambio, la pr en su interrogatorio negó con firmeza, asegurando que en esos meses sólo había puesto "constantemente" al día al Pontífice, con quien, según ella, había restablecido relaciones tres años después del final del proceso Vatileaks 2.
Podcast de Perlasca
En cuanto al memorial de Perlasca, Chaouqui confirmó que le había instado a presentar sus declaraciones al Papa. La forma más rápida, según la lobista, de transmitir las cosas a Francisco era grabar "podcasts" (más propiamente, mensajes de voz). 26 para ser exactos. La testigo los depositó ayer en el juzgado y garantizó que los había hecho llegar al Papa Francisco. No hay confirmación de que esto ocurriera realmente.
Intentos de reconciliación
En el "aluvión" de lo que fue el interrogatorio de Francesca Inmaculada Chaouqui, se recorrió la trayectoria de la mujer y su entrada en el Vaticano como comisaria de la Comisión Cosea. De esa época, la testigo declaró que aún tenía documentos en los archivos. También se habló largo y tendido de la petición de indulto que supuestamente presentó al Papa, tras intentar una reconciliación con Becciu, contra quien había arremetido en sus cuentas sociales. El impulso había venido de un tal Piergiorgio Bassi, que "en aquella época se ocupaba de ovnis", mientras que los dos intermediarios habían sido: su padre espiritual, Don Carmelo, y el entonces obispo auxiliar Paolo Lojudice, hoy cardenal arzobispo de Siena. Se dice que Becciu respondió a estas peticiones sugiriéndole que le pidiera disculpas y escribiera una carta al Papa. Según la reconstrucción, Chaouqui habría enviado al Pontífice un mensaje en el que no pedía el indulto, sino la rehabilitación: "Santidad, inicié una guerra contra el cardenal. Cometí un error, necesito perdón'. Pero en una carta "se me niega el indulto que no pedí". Para Chaouqui, esta misiva, con una respuesta negativa, fue obra de Becciu. Fue la primavera la que la llevó a investigar el asunto por su cuenta.
Declaración espontánea de Becciu
En respuesta a las acusaciones de Chaouqui, Becciu dijo en una declaración espontánea: 'Yo era suplente, pero no tenía esa facilidad para ir al Papa, para traer órdenes'. Extraño, para Becciu, es también el hecho de que el ex comisario siga teniendo material de Cosea: "Desde que dejé el cargo, no tengo más nada. Va contra todas las normas". El cardenal también negó la acusación de haber dado "la orden de detenerla y no haber tenido piedad de su estado como mujer embarazada". En cambio, asumió la responsabilidad de desaconsejar firmemente su nombramiento para Cosea: "Había recibido informes serios sobre ella... Dije: esta señora no es digna de trabajar aquí en el Vaticano. No me hicieron caso". Sobre la cuestión del indulto, el cardenal dijo que había presentado la petición al Papa, quien, sin embargo, respondió negativamente. A continuación, Becciu leyó una carta escrita el 19 de agosto de 2022 al Pontífice al ver la noticia de la recepción de Chaouqui en el baciamano al final de la audiencia general. El Papa respondió al cardenal diciendo que lo sentía si ese gesto de saludo le había herido. Pero explicó que lo hizo porque, como es su costumbre, "olvido las cosas malas".
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