Caccia: Demasiados residuos y contaminación, el agua limpia es recurso para todos
Andrea de Angelis - Ciudad del Vaticano
"A mitad de camino de la década de acción para el desarrollo sostenible, es apropiado recordar la importancia transversal del agua en cada una de las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental". Así lo ha afirmado el arzobispo Gabriele Caccia, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, en su intervención en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el balance global de mitad de período de la aplicación de los Objetivos del Decenio Internacional para la Acción "Agua para el desarrollo sostenible" 2018-2028. En la Conferencia, que se celebra hasta hoy en Nueva York, se ha presentado un informe de la ONU en el que se destaca cómo la escasez de agua está empeorando, con el riesgo inminente de una crisis global.
Falta de atención al agua
Recordando cómo "a lo largo de la historia, en diferentes épocas y lugares, el significado fundamental del agua se ha reflejado en las tradiciones culturales, sociales y religiosas", monseñor Caccia señaló que a pesar de que "nuestros cuerpos están compuestos en su mayor parte por agua y dependemos de ella para nuestra propia supervivencia", a este recurso no se le ha prestado "el cuidado y la atención que merece". Aún hoy, "seguimos cometiendo el error de malgastar el agua, descuidarla o contaminarla". Por ello, se hace fundamental "el acceso universal al agua, su uso sostenible y responsable y su gestión", definida por el prelado como "esencial para lograr el bien común de toda la familia humana".
A mediados del Decenio para la Acción, "es oportuno recordar -continuó monseñor Caccia- la importancia transversal del agua en cada una de las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y medioambiental". En particular, es necesario el acceso al agua potable, porque hay "muchas muertes y propagación de enfermedades relacionadas con el agua", especialmente entre los más pobres. La pandemia también ha "exacerbado las desigualdades económicas y sociales existentes", lo que ha agudizado los problemas de los deficientes servicios de agua. Recordando palabras del Papa Francisco, el prelado añadió que "el problema del agua es en parte una cuestión educativa y cultural, ya que hay poca conciencia de la gravedad de estos comportamientos en un contexto de grandes desigualdades". También alertó sobre el riesgo de "privatizar este recurso, convirtiendo el agua en una mercancía sujeta a las leyes del mercado". Incluso los fenómenos ligados al cambio climático, para llegar a la dimensión medioambiental del desarrollo sostenible, "dañan y comprometen la calidad del agua, impidiendo así una vida pacífica y fértil".
El agua es fuente de vida
Destacando la "oportunidad histórica de esta conferencia para renovar nuestro compromiso común de garantizar que el agua esté disponible para todos, sea apta para el consumo humano y su gestión sea sostenible y no dañe el medio ambiente", el observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas concluyó su intervención pidiendo el "desarrollo y la aplicación de políticas adecuadas" para este objetivo. "Tales políticas -dijo- deben basarse en el reconocimiento de que los derechos humanos al agua potable y al saneamiento están inextricablemente vinculados al derecho a la vida y a la dignidad humana", porque "el agua es la fuente de vida".
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