Santa Sede: Nicaragua vuelva a la convivencia pacífica
Vatican News
"La Delegación de la Santa Sede toma nota del Informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua y expresa su profunda preocupación por el recrudecimiento de la violencia en todo el país y la reducción, en los últimos años, del espacio de diálogo y negociación entre las autoridades y la sociedad civil".
Así lo declaró el 7 de marzo Monseñor Fortunatus Nwachukwu, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, en la 52ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos que se celebra en la ciudad suiza.
"Es con preocupación -subraya el prelado- que leemos en el Informe el deterioro de la situación sociopolítica y de los derechos humanos en Nicaragua, con el aumento de las restricciones a la libertad de expresión, de reunión pacífica y de asociación, junto con medidas represivas contra quienes critican al gobierno, periodistas y defensores de los derechos humanos, así como contra miembros de asociaciones de derechos humanos, y contra miembros de la Iglesia católica".
El representante del Vaticano recuerda también "el cierre de varios medios de comunicación independientes y organizaciones no gubernamentales, incluidas organizaciones religiosas, y las acusaciones de uso sistemático de la violencia por parte de las fuerzas de seguridad en un clima de impunidad generalizada, con frecuentes episodios de detenciones arbitrarias, violaciones de las garantías procesales y malas condiciones para los detenidos".
Además de la expulsión de Nicaragua de varios diplomáticos, entre ellos el nuncio apostólico en Managua, monseñor Waldemar Stanisław Sommertag, y de las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, "la Santa Sede -dice el observador permanente- lamenta las noticias más recientes sobre la condena a 26 años de prisión de mons. Rolando Álvarez, obispo de Matagalpa, y la privación arbitraria de la nacionalidad a más de 300 ciudadanos nicaragüenses -entre ellos el exiliado obispo auxiliar de Managua Silvo José Baez-, 222 de los cuales fueron deportados a Estados Unidos".
A continuación, monseñor Nwachukwu reitera el llamamiento del Papa Francisco "a superar las hostilidades y a buscar espacios de diálogo constructivo entre las partes, sentando las bases para el retorno a una convivencia pacífica basada en el respeto de la dignidad y los derechos de todas las personas, especialmente de aquellas en situación de mayor vulnerabilidad, que se ven desproporcionadamente afectadas por las actuales circunstancias". Por último, recuerda el reciente llamamiento del Papa, en el Ángelus del 12 de febrero, para que "los corazones de los responsables políticos y de todos los ciudadanos" se abran "a la búsqueda sincera de la paz, que nace de la verdad, de la justicia, de la libertad y del amor, y se alcanza mediante el paciente ejercicio del diálogo".
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