En los Museos Vaticanos el arte del deporte que rompe barreras
Paolo Ondarza y Marina Tomarro- Ciudad del Vaticano
Una metáfora de la vida, el deporte es un arte, y su belleza rompe las barreras de los prejuicios, enseña a acoger los límites. Así se puede resumir el diálogo informal y libre que ha tenido lugar en la tarde de este miércoles 24 de mayo en los Museos Vaticanos protagonizado por tres mujeres: la directora Barbara Jatta y dos jugadoras, campeonas de la Selección Italiana de voleibol para sordos, Silvia Bennardo, de 31 años, y Claudia Gennaro, de 32. El evento, promovido por Athletica Vaticana gracias al Dicasterio para la Comunicación y al Dicasterio para la Cultura y la Educación, forma parte de la serie de encuentros "Cuando el deporte te hace más noble", destinados a poner de relieve la visión inclusiva y solidaria del deporte del Papa Francisco.
El trabajo en equipo, una lección para la vida
La belleza -explicó Barbara Jatta- puede expresarse de muchas maneras, y el juego en equipo es una bella expresión de la sociedad. El deporte es un arte, es belleza y armonía. Estar en armonía con tus compañeros de equipo es una lección de vida".
La directora de los Museos Vaticanos es jugadora de voleibol por pasión desde su juventud, y nos confió que no podía dejar de practicar una actividad física diaria a primera hora de la mañana o a última de la tarde, compatible con sus numerosos compromisos: "Dejé de jugar al voleibol cuando me nombraron directora de los Museos. Jugaba por un fuego interior. El deporte es armonía, bienestar psicofísico. El deporte es una hermosa disciplina que exige compromiso y enseña a vivir: hay que aprender a ganar, a gestionar la victoria, pero también hay que aprender a perder. La euforia de cuando se gana también ayuda en los momentos difíciles". El deporte también enseña a jugar en equipo: "el juego en equipo aprendido de niña, el compromiso y la determinación de no rendirse nunca" son el bagaje fundamental aprendido del deporte que Barbara Jatta dice llevar consigo también a su compromiso y servicio como directora de los Museos Vaticanos.
Deporte para aceptar el límite e ir más allá
"Como en el arte, en el deporte hay mucho que estudiar", admite Silvia Bennardo, que aconseja a todos los niños que practiquen deporte, gracias al cual "he aprendido a aceptar mis límites y mi sordera, a relacionarme con la gente".
"Cuando era adolescente, no aceptaba mi sordera y nunca pensé que podría jugar en un equipo, porque el juego del sordo es sin llamadas. Los compañeros de equipo no pueden avisarte. Estás un poco en desventaja. El deporte, en cambio, ayuda, por ejemplo, al entendimiento entre oyentes y sordos, ayuda a relacionarse: todo el mundo debería hacerlo".
El deporte como arte
De la misma opinión es Claudia Gennaro, según la cual, como el arte, el juego en equipo es belleza, incluso cuando se pierde. Fundamental es el diálogo dentro de un equipo. Además, "el deporte es saludable para liberar la mente". El jugador de voleibol también destaca la necesidad de difundir la cultura de la sordera. "Mucha gente no sabe que los sordos hacemos deporte", afirma, y añade que "a nivel económico, además, se penaliza la discapacidad auditiva". "No formamos parte de los Juegos Paralímpicos", explica, "pero nuestros éxitos desde que vestimos la camiseta azul en 2017 están demostrando que las personas sordas podemos ganar".
Más allá de los prejuicios
No faltan prejuicios que derribar. Durante el diálogo también se abordó el tema de la desigualdad entre hombres y mujeres en el voleibol. "Se siente más en el voleibol profesional", comentó Silvia Bennardo, según la cual el voleibol femenino es más bello estéticamente, más armonioso que el masculino. Por su parte, Barbara Jatta compartió sus recuerdos de la vuelta a la cancha tras la interrupción impuesta por sus tres embarazos: "Cuando reanudé, jugué en un equipo mixto. Al principio, los hombres sólo nos querían en recepción, pero no fue así". Por último, la directora relató su experiencia laboral en el Vaticano: "Hace 27 años, cuando entré a trabajar en la Biblioteca Vaticana, sólo éramos tres mujeres. Veinte años después éramos la mitad. Luego llegué a los Museos, donde el 50% del personal son mujeres. No somos una cuota rosa, sino parte de la sociedad y estamos contentas de serlo".
El deporte, antídoto contra la incomunicación
Durante la tarde, moderada por la Embajadora de Australia ante la Santa Sede Chiara Porro, intervino también el Prefecto del Dicasterio para la Comunicación Paolo Ruffini, quien destacó la universalidad del lenguaje del deporte, antídoto contra las muchas barreras de incomunicabilidad presentes en la Babel de nuestros días en la que los seres humanos son incapaces de hablar el mismo idioma.
"La multiplicación y la confusión de los mensajes conducen a malentendidos. ¿Cómo encontrar la verdadera comunicación en la Babel de hoy?", es la pregunta que plantea Ruffini. "El deporte puede enseñarnos a ser mejores y más humanos, conscientes de nuestros límites, a construir relaciones basadas en la donación de sí mismos". "Incluso el arte", prosiguió el prefecto, "puede hacernos vislumbrar lo invisible, dar un horizonte de belleza a nuestros pensamientos, cambiar nuestra manera de ver el mundo". El deporte -concluyó Ruffini- nos hace experimentar que lo que nos une es más grande que lo que nos separa".
El deporte en los Museos Vaticanos
"Hay mucho deporte en las colecciones pontificias", concluyó Barbara Jatta. De hecho, la tarde terminó con una visita a los Museos Vaticanos entre las obras de temática deportiva: desde los mosaicos de las Termas de Caracalla en la Sala de la Biga, pasando por el Gabinete del Apoxyomenos.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí
