Un encuentro entre el ecumenismo y la esperanza

L'Osservatore Romano

Hay gestos que se ganan un lugar en la Historia de manera inmediata. El momento de oración del Papa Francisco en una plaza de San Pedro desierta, al inicio de la pandemia, el 27 de marzo de 2020 es uno de ellos. Ha quedado poderosamente impreso en el imaginario colectivo de la humanidad y es ya parte de la Historia universal.  Ese instante sacudió conciencias, recogió los miedos, las angustias, el silencio ensordecedor, el vacío desolador, las dificultades, la incertidumbre de millones de personas que se encontraban en las tinieblas, ante un acontecimiento incierto de alcance desconocido, y lo transformó en un acto de extraordinaria comunión. El Papa sirvió de guía en la noche oscura y nos hizo vislumbrar, en un momento de tribulación, un nuevo horizonte y un nuevo futuro para la humanidad.

La intensidad y la excepcionalidad de aquel momento tuvo sus frutos y los sigue teniendo, despertó reflexiones, inspiró movimientos, acciones, pensamientos, abrió la puerta a la esperanza. Fue un punto de iluminación de conciencias en todo el planeta.

Para Marcelo Figueroa, biblista, teólogo, presbítero de la Iglesia presbiteriana de San Andrés y autor del libro “La diversidad reconciliada. Un protestante en el periódico del Papa” (Librería Editrice Vaticana), en el que recorre seis años del pontificado de Francisco a través un centenar de artículos, columnas y entrevistas que ha realizado durante más de seis años de colaboración con L’Osservatore Romano, aquella oración marcó la historia y un papado que se mueve a caballo entre dos décadas clave en las que se está configurando un cambio de era en la Iglesia y en el mundo.

“El contexto actual enriquece las reflexiones, con la confluencia de una serie de acontecimientos globales, a partir de la pandemia, en la que Francisco ha dejado mensajes e imágenes para la historia, como aquel momento extraordinario de oración en una plaza de San Pedro completamente vacía”, dijo Figueroa en conversación con los medios vaticanos, con ocasión de la presentación de su libro en español en la Pontificia Comisión Para América Latina. Agregó que en el volumen se incluyen “los hitos sociales, políticos, económicos, sanitarios, y eclesiales que están marcando una época”. Ha buscado “encuadrar en estos tiempos convulsos y a la vez prolíficos una panorámica integral del Pontificado de Francisco para analizar el impacto de sus palabras, el alcance de sus gestos y la fuerza de sus actuaciones. Y también para proyectar un punto de impulso para los desafíos actuales y venideros a los que el pontífice deberá responder”.

Aquel momento de oración del Papa en los albores de la pandemia y aquella homilía histórica en la que el Pontífice recordó a la humanidad que “estamos todos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente” inspiró también el Programa Internacional de la Esperanza. Este proyecto surge a partir del Día Mundial de la Esperanza, que se celebró dos años después del rezo de Francisco, el 27 de marzo del 2022, en colaboración entre Instituto para el Diálogo Global y la Cultura del Encuentro, el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y el Dicasterio para la Comunicación de la Santa Sede, junto con otras realidades eclesiales de América Latina.

La convicción es que “la esperanza es el derecho a tener derecho, es el estímulo y la motivación sobre la que podemos establecer las bases de la construcción de un futuro”.     

Esperanza y ecumenismo se han encontrado este martes 4 de julio en Roma en un espacio de diálogo, para compartir reflexiones a la luz del magisterio del Papa Francisco durante la presentación del Programa de la Esperanza y de la versión en español del libro de Marcelo Figueroa en la sede de la Pontificia Comisión para América Latina.

“El nombre del futuro es esperanza y este concepto inspiracional que propone el Papa Francisco es el que nos impulsó a proponer el Programa Internacional de la Esperanza, una iniciativa de formación, divulgación y gestión del conocimiento asociada a la naturaleza del diálogo y la cultura del encuentro”, asegura a los medios vaticanos, Gabriela Sacco, directora del Instituto para el Diálogo Global y la Cultura del Encuentro de Argentina. E invita a reflexionar sobre “nuestro rol como cristianos” frente a realidades como “los fundamentalismos que destruyen, la indiferencia hacia los que menos tienen, hacia los más vulnerables o la degradación del medio ambiente”.

Sacco define el libro de Marcelo Figueroa como “una oda al ecumenismo y a la fraternidad que muestra la necesidad de mirar al centro desde las periferias”.  Y apunta que es “una mirada ecuménica de la labor y evangelización del Papa, que nos invita a ponernos en contacto con la esperanza para la paz, a la que nos llama siempre Francisco”. Recuerda, además, que el volumen puede descargarse online de manera gratuita, ya que el objetivo es que el mensaje llegue al mayor número de lectores posible.

“Conocer la semiótica del ecumenismo, la fortaleza de sus gestos, el lenguaje de sus silencios, la profundidad de sus palabras y el trascendente significado de sus acciones concretas será indispensable para comprender la visión y misión de Francisco”, defiende Marcelo Figueroa. Y puntualiza: “Es un entramado cuidadoso, hasta quirúrgico en términos de diseño, pero con el tiempo se irá viendo como una red segura y novedosa para acoger a un mundo que parece caer en el vacío de sus miserias, egoísmos y palabras huecas. El ecumenismo probablemente sea el hilo conductor, la llave hermenéutica y el mover pneumático para interpretar y evaluar sabiamente la estratégica diplomática del Papa Francisco”.

En el libro, que el Papa Francisco describe en el prólogo como “un peregrinaje ecuménico genuino, personal y especialmente espiritual”, se incluyen reflexiones variadas: como la cobertura de Figueroa como enviado de L’Osservatore Romano a los encuentros en Suecia por los 500 años de la Reforma y a Suiza por los 70 años del Concilio Mundial de Iglesias; o los viajes apostólicos de Francisco a Colombia y Estados Unidos. También los grandes puntos de encuentro ecuménicos e interreligiosos del pontificado, como por ejemplo con el Patriarca Cirilo en Cuba, o con S.S. Teodoro II en Egipto, que el autor ha reinterpretado como “cumbres apostólicas de Pedro con Andrés y Marcos”, respectivamente.

“He intentado buscar y decodificar sus llaves de interpretación y vivencias evangélicas en sus gestos, palabras y acciones tanto en sus raíces jesuitas, su exégesis bíblica particularísima, su diálogo con la “teología del pueblo” y los documentos eclesiales latinoamericanos fundamentales como Aparecida”, revela Marcelo Figueroa. Y explica que también ha intentado transitar en su libro los nuevos caminos y puentes que ha ido abriendo Francisco no solo en la sinodalidad de una Iglesia católica en salida, “sino en nuevos desafíos y horizontes entre las religiones, las culturas, un mundo complejo y cambiante, y su visión integral e integradora del ecosistema cósmico, pero con encarnadura humana”.

Monseñor Lucio Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación, mencionó en la presentación pasajes de discursos y homilías del Papa Francisco, entre ellas la del momento extraordinario de oración al inicio de la pandemia, y destacó cómo “el magisterio del Papa Francisco se abre a la esperanza”, cómo “la fraternidad que da paso a la esperanza implica ‘ensanchar la tienda’” y subrayó la importancia de “crear espacios donde todos puedan sentirse convocados”, porque -recordó- “la fuerza de la fe nos libera del miedo y nos abre a la esperanza".

En la presentación, también participó Franco Bartolacci, rector de la Universidad Nacional de Rosario, quien evidenció que el ecumenismo, el diálogo intercultural e interreligioso “son grandes temas de la humanidad que componen una agenda que una universidad pública debe hacer propia, para generar una plataforma de convivencia y de diálogo”

La Universidad prepara, junto al Instituto para el Diálogo Global y la Cultura del Encuentro, un curso para obtener un diploma superior sobre Diálogo Ecuménico, Interreligioso e Intercultural que estará dirigido por Marcelo Figueroa.

Emilce Cuda, Secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina y que firma también la introducción del libro de Marcelo Figueroa, explicó que para América Latina resulta fundamental la labor de la diplomacia vaticana a través del diálogo. Resaltó también la obra de Figueroa como teólogo y señaló que “cuesta encontrar teólogos católicos visibilizados que se hayan dedicado en profundidad a aportar los argumentos teológicos que se encuentran en la base, y como fundamento, del magisterio social del Papa latinoamericano”. Y afirmó que, al mismo tiempo, el Pontífice “tiene seguidores dentro y fuera del catolicismo: lo sigue el pueblo-pobre-trabajador descartado; lo siguen los jóvenes de las periferias; lo siguen los científicos comprometidos con el cuidado de la creación”, entre otros muchos.