Bustillo y Peña Parra, la unidad de la Iglesia comienza del corazón
Delphine Allaire - Ciudad del Vaticano
Fue una asamblea heterogénea de diplomáticos acreditados ante la Santa Sede mezclada con cientos de fieles y peregrinos la que se agolpó bajo los dorados de la iglesia de San Lorenzo in Damaso, en el Palacio de la Cancillería de Roma. Una nutrida concurrencia que acudió a escuchar al Sustituto para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, monseñor Edgar Peña Parra, y a monseñor François Bustillo, obispo de Ajaccio, creado cardenal el 30 de septiembre.
El pastor y el diplomático, corazones entrelazados
En ese palacio renacentista, sede de los tribunales de la Curia romana, los dos hombres de Iglesia presentaron, el viernes por la noche, la linfa de su larga e inesperada conversación, guiada por el escritor y editor francés Nicolas Diat, que la plasmó en un libro Le coeur ne se divise pas (Fayard, 13 de septiembre de 2023, 270 p.), primer volumen de una serie de futuras entrevistas sobre la unidad de la Iglesia.
La obra, con prólogo del Papa Francisco, permite el encuentro de dos caminos de la Iglesia que quizá nunca se hubieran cruzado: un religioso franciscano conventual francés de origen español y un antiguo sacerdote diocesano venezolano, alumno de la Pontificia Academia Eclesiástica, que llegó a ser primero nuncio y luego eminente figura de la Curia.
Papa Francisco: el obispo nunca debe ser funcionario
"Leyendo estas páginas de las conversaciones de los monseñores Bustillo y Peña Parra con el señor Nicolás Diat, podemos experimentar una dulzura espiritual. Quieren comunicarnos la dulzura que reciben de sus respectivas misiones, que son dos formas distintas de una misma sequela Christi", escribe el Papa Francisco, subrayando en el prefacio la necesidad del "corazón a corazón con Cristo" para "crecer en la paternidad espiritual".
Esta paternidad, según Francisco, toma diferentes formas: "la enseñanza entre los fieles, la compasión por los que sufren, la cercanía a los sacerdotes, la solicitud por el pueblo de Dios". "El obispo nunca debe ser un funcionario. Lo dice este libro: no se puede ser padre a tiempo parcial. A lo largo de nuestra vida es posible decir: ¡el corazón no está dividido!", afirma el Sumo Pontífice, recordando otro aspecto de la obra que es "la gran y noble preocupación por la unidad". La unidad de la Iglesia viene de Jesús y no hay unidad sin amor por las personas. El sucesor de Pedro recuerda también que "bien entendida, la diversidad no amenaza la unidad de la Iglesia. Es el Espíritu Santo quien construye la comunión y la armonía del Pueblo de Dios".
Mons. Bustillo: la Iglesia no es un club de clones, pura y perfecta
Ser testigo de esta diversidad en la unidad de la Iglesia, desde la experiencia, no de forma académica o dogmática, es lo que atrajo al cardenal Bustillo cuando Nicolás Diat le propuso el proyecto "hace unos meses". "A menudo vemos a la Iglesia dividida. La Iglesia no es un club de puros y perfectos, no es un club de clones. Todos tendemos hacia la unidad. He querido compartir cómo un curso vive la unidad", dice Diat, obispo de la ciudad imperial desde 2021.
"San Buenaventura hablaba de las tres vías de elevación del alma: purificación, iluminación y unificación. Hay un camino de purificación durante el cual un hombre puede ser iluminado y puede esperar alcanzar la unidad interior. Si el sacerdote, o el obispo, no están unificados, ¿cómo pueden predicar la unidad y la comunión?", se pregunta el franciscano.
La paz y la unidad se alcanzan a través de la interioridad
Para monseñor Bustillo, la Iglesia necesita esta unidad, no sólo táctica, política y estratégicamente, sino en nombre del ideal propuesto por Jesús. "Si la Iglesia no está unida, pierde su autoridad. Necesitamos trabajar en ello. Si no estamos unidos dentro de nuestro ser, nos dividimos, nos debilitamos. La unidad comienza en el corazón. Si el corazón está contaminado, corremos el riesgo de transmitir un mensaje contaminado. Si el corazón está ordenado y pacificado, podemos transmitir un mensaje de esperanza", asegura, impresionado por la experiencia completamente distinta de su coautor Sustituto, forjado en los arcanos vaticanos, pero recordando siempre que "detrás de los complicados y complejos expedientes, los documentos, las cartas, hay personas".
La diplomacia vaticana, escuela de universalidad
Por su parte, Mons. Peña Parra, que, dadas sus obligaciones, "nunca se expresa a través de la prensa", acogió este proyecto editorial como "una aventura eclesial, humana, espiritual", "de la Providencia divina de principio a fin". Una ocasión para recordar cómo "la Curia debe estar al servicio de las Iglesias particulares”. Quisiera subrayar la belleza de la Academia Pontificia, donde he tenido la suerte de estudiar con sacerdotes de todo el mundo. Los cursos están formados siempre por treinta y seis sacerdotes. La Academia ha sido una manera excepcional de comprender la universalidad de la Iglesia, y también una vuelta a los tres pilares de la vida sacerdotal: espiritual, intelectual y pastoral", afirmó.
"Fuimos formados para no sentir nostalgia. Este ejercicio constante de desapego es un pilar de nuestra vida y, para mí, un imperativo espiritual. El espíritu de abandono no nos impide amar a nuestra familia, a nuestros amigos y a las personas que encontramos en el curso de nuestro servicio, pero he hecho la promesa de ir a todos los lugares del mundo donde la Iglesia me envíe", relata quien desde 2018 dirige la Sección de Asuntos Generales de la Secretaría de Estado. Desde esa crucial posición curial, en el libro también da testimonio de la creciente globalización de la Iglesia: "Sigue creciendo en África, en Asia, donde su vitalidad es extraordinaria, e incluso en América Latina. En Australia, Nueva Zelanda y el Pacífico el catolicismo está vivo. En Europa se están produciendo transformaciones complejas, pero la Iglesia sigue siendo en cierto sentido un punto de referencia esencial".
En camino sin desarraigo, el comentario de Fray Alois
Un invitado ha venido a comentar este libro-entrevista. Fray Alois de Taizé, artífice de la vigilia ecuménica del 30 de septiembre en la plaza de San Pedro, quedó muy impresionado por la pasión por la unidad que se desprende de estas páginas. La unidad que nace de una peregrinación interior, una búsqueda espiritual a la que el prior de Taizé es sensible para los jóvenes de la comunidad de Borgoña. "En el libro de nuestros autores, el lector recibe una invitación a centrarse en lo esencial, a ponerse en camino sin desarraigarse", señala, alabando la escucha que pone de relieve la obra y relacionándola con el próximo sínodo sobre el futuro de la Iglesia.
"Primacía y sinodalidad no son dos principios contrapuestos que hay que mantener en equilibrio, sino dos realidades que se apoyan mutuamente al servicio de la comunión". El Papa nos invita a una profunda conversión: hacer resaltar más claramente la dignidad bautismal de cada uno", concluyó Fray Alois, citando el discurso del Papa Francisco a los miembros del Grupo de Trabajo Conjunto Ortodoxo-Católico San Ireneo el 7 de octubre de 2021.
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