El director Garrone y sus actores en el Vaticano con el Papa
Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano
Existía el riesgo de caer en la clásica película de tesis y tristeza. No ha sido el caso. “Io Capitano", de Matteo Garrone, León de Plata en Venecia, es la aventura de un éxodo que hace vibrar todos los acordes y habla de un "nosotros".
Nosotros, porque la historia está contada en plural por dos protagonistas que, desde Senegal a través de Níger, remontan el desierto hasta la trampa libia y luego en barcaza hasta la costa italiana. Nosotros, porque cada etapa de la producción es el resultado de la participación coral de los actores con el director. Nosotros, porque es una película que remueve las conciencias de quienes viven en las otras orillas del Mediterráneo. Pero lo hace liberando una carga vital que no se espera, al tiempo que denuncia la explotación, los engaños y las injusticias.
Que el filme dé esperanza para una nueva humanidad
Una experiencia, la del "nosotros", que está viva y surgió ayer, 14 de septiembre, en la Filmoteca Vaticana, donde se proyectó la película tras un encuentro en la Casa Santa Marta de algunos miembros del reparto y del director con el Papa Francisco. “Un encuentro que muchos desearían poder hacer y no consiguen", admitió Moustapha Fall. Él, junto con Seydou Sarr, se sienten muy afortunados.
En Senegal estudiaron, nos comentan. Moustapha hizo teatro, le gusta hacer cine y le gustaría continuar. También Seydou, si tuviera la oportunidad de continuar, lo hará con mucho gusto. Magnetismo poderoso, pero también vulnerabilidad, la que manifiesta Seydou con la cabeza recostada y que no le permite pronunciar palabra tras la proyección.
Acompaña al equipo Mamadou Kouassi, activista del antiguo centro social Canapificio y del Movimiento de migrantes y refugiados de Caserta. Su historia inspiró la película; con seguridad, espera que "nos dé esperanza para una nueva humanidad". Le emociona que la película haya llegado al Vaticano y subraya a los medios vaticanos:
"Por eso necesitamos leyes para luchar contra los traficantes de seres humanos", añadió, recordando la caridad del Papa que, durante la pandemia, llevó a Castel Volturno "ayuda material y económica, medicinas".
Que circule en las escuelas, entre los jóvenes
Mientras en las últimas horas se suceden las preocupantes noticias procedentes de la isla de Lampedusa, el prefecto del Dicasterio para la Comunicación, Paolo Ruffini, presenta la proyección. Entre los presentes, varios representantes de otros dicasterios, periodistas, don Dante Carrano (Médicos con África Cuamm), el padre Camillo Ripamonti (Centro Astalli) y don Mattia Ferrari (Mediterranea Saving Humans).
"He contado la historia de alguien que persigue un sueño, una historia de jóvenes": así se expresa el director Matteo Garrone, quien se entrega a un cordial y generoso intercambio de comentarios tras la proyección. Espera que los jóvenes sean los primeros en ver la película, en discutirla, que esta obra circule por las escuelas. Para que de alguna manera se cree un cordón umbilical entre los que viven en África, la mayor parte de la población de las naciones del continente, y los jóvenes de Europa y de más allá. Así habla en la entrevista concedida a Vatican News:
¿Cuál fue la reacción del Papa ante esta película?
El Papa vio unos minutos de la película y dijo que las imágenes parecían muy intensas.
¿Y usted?
Fue una alegría inmensa. Sabía que el Papa Francisco siempre, en todos sus discursos, ha estado del lado de los migrantes, de los últimos. Sabía que habría una correspondencia entre su visión de los últimos y nuestro trabajo tratando de darles voz, en una parte del viaje que suele ser desconocida. Sobre todo poniendo de relieve la injusticia que sufren y la violación de los derechos humanos básicos...
Luego también me dio un libro llamado "Hermanito", que él apoya (de Amets Arzallus Antia e Ibrahima Balde, ndr.). Empecé a leerlo y parece casi el guion de esta película. No lo había leído, pero habla de este emigrante que tarda tres años en hacer este viaje. Es la historia contada desde su punto de vista, como intentamos hacer nosotros cambiando el ángulo, contando desde el punto de vista de la persona que lo hace poniendo la cámara desde África a Europa.
Allí también escuché una bonita correspondencia. También quiso escuchar el relato de Mamadou, que vivió el viaje en personalmente, que pasó tres años en Libia, y luego escuchó a Seydou.
Hace tres meses, el Papa se reunió con unos doscientos artistas en la Capilla Sixtina y también los invitó a sentirse algo "incómodos", porque, dijo, los artistas nos enfrentan a cosas que a veces molestan... y el arte no puede ser un anestésico de la conciencia. ¿Está usted de acuerdo?
Casi desobedecer... porque digamos que a veces las leyes son casi inhumanas. Bueno, claro... Con esta historia, hemos abordado un tema de fondo, que es la injusticia: ellos (los protagonistas, ndr.) no saben responder por qué sus coetáneos pueden venir a su país, hablando el mismo idioma, francés o inglés, y ellos, en cambio, tienen que poner en peligro su vida si quieren ir a Europa.
¿Era consciente de que corría el riesgo de narrar África cayendo en tópicos?
Los riesgos estaban ahí, pero hice esta película junto con ellos. Yo era un mensajero. Un amigo que hizo la película me dijo “tú eres un mensajero”. No sé si es demasiado, pero en cualquier caso fui un intermediario. A menudo me sentía como un intruso, pero entonces me di cuenta de que la mejor manera era darles voz, así que escribí la película junto a ellos, la hice con ellos tanto delante como detrás de la cámara.
El estilo del compartir...
Sí, por supuesto. Hice la primera proyección de la película con ellos. Quería que la película tuviera una autenticidad subyacente por respeto a los que viajan, por respeto a los que no lo consiguieron y por respeto a los que desdichadamente corren el riesgo de hacer el viaje en el futuro. Quería que se enfrentaran a una verdad y que luego fueran libres de elegir. No quería que nada sonara falso. Y para ello necesitaba a aquellos que realmente habían hecho este viaje. Y ellos se pusieron a mi disposición con una generosidad extraordinaria y me acogieron como a uno de los suyos.
¿Hay algún camino espiritual que se haya despertado a nivel personal tras esta experiencia y también tras el encuentro con el Papa?
Durante el proceso y el montaje percibí una gran espiritualidad en la película. No era evidente en el guión, pero salió porque tienen esa espiritualidad. Los actores, como suele ocurrir en mis películas, se casan con el personaje y, por tanto, algo de su experiencia entra inevitablemente. Y ellos tienen esta gran espiritualidad y creo que el Papa lo percibió en su encuentro con ellos.
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