Panamá celebra sus 100 años de relaciones bilaterales con la Santa Sede
Vatican News
El 10 de octubre Panamá celebró en el Vaticano sus 100 años de relaciones con la Santa Sede con una serie de actividades, entre ellas, la siembra de un pino característico del país, en los jardines vaticanos, enfrente de la estatua de la Virgen patrona de Panamá, Nuestra Señora la Antigua. El árbol es un podocarpus guatemalensis. Este árbol es la única especie conífera endémica de Panamá que crece en el Parque Nacional Campana y bosques aledaños y que podría adaptarse al clima de Italia, según un comunicado emitido por el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente). También se llevó a cabo una Conferencia en la sede de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales, con el tema, "Implicaciones de la Migración irregular en Panamá: Selva de Darién". Desde Panamá llegó la Ministra de Relaciones Exteriores, Janaina Tewane y Mencomo, y la directora del Servicio Nacional de Migración de Panamá, Samira Gozaine.
Después de la conferencia, la embajadora de Panamá ante la Santa Sede, Miroslava Rosas, acompañó a el Canciller y la directora a la secretaria de Estado, para la imposición de las condecoraciones "Doctor Manuel Amador Guerrero en el grado de Gran Cruz", al Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, al Sustituto de la Secretería de Estado, Mons. Edgar Peña, y al secretario para las relaciones con los Estados, Mons. Paul Richard Gallagher. En la siembra del árbol y en la conferencia estuvieron presentes los embajadores ante la Santa Sede y el arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa.
Sembrando un árbol en los jardines vaticanos
En la ceremonia de la siembra del árbol, después de las palabras de agradecimiento de la embajadora de Panamá ante la Santa Sede, Miroslava Rosas, mencionó los cien años de fructíferas relaciones entre ambos estados, caracterizadas por una misión común en aras de un desarrollo sostenible para ambas naciones. Rosas recordó que Panamá comparte la visión central de la encíclica del Papa Francisco, Laudato si', que pone a la persona como principal valor que se debe proteger en nuestra casa común; mencionó también la Laudate Deum, en la que Francisco ha subrayado de nuevo que la cuestión medioambiental es primordialmente una cuestión de defensa de la dignidad humana. Este eje, dijo la diplomática, es uno de los temas que Panamá fortalecerá, en sus relaciones con la Santa Sede propiciando acciones conjuntas para conseguir objetivos y metas comunes. Por último, recordó las palabras de Francisco, que dijo que los signos del tiempo muestran que la fraternidad humana y el cuidado de la creación forman una única vía hacia el desarrollo integral y la paz.
En este evento se recordó que plantando este árbol, se celebra el presente y soñamos el futuro, para que de sombra a quien vendrá después de nosotros. Lo hacemos frente a nuestra Virgen, nuestra Señora, Santa María la Antigua, dijo Mons. Ulloa, que será nuestra mejor testigo del refuerzo de estas relaciones bilaterales en los años venideros. Seguidamente, el arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa, procedió a la bendición previa a la plantación del árbol.
Una conferencia para hablar de la situación migratoria
Acto seguido, todos los presentes se dirigieron a la sede de la Pontificia Academia para las Ciencias Sociales, donde se llevó a cabo la conferencia sobre la situación de la migración que ocurre en la selva del Darién.
En la Conferencia intervinieron: El Canciller de la Pontificia Academia de la Ciencias, Cardenal Peter Turkson; el Padre Fabio Baggio, subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; el ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica, Arnoldo André Tinoco; la Embajadora de Panamá ante la Santa Sede, Miroslava Rosas; el arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa; la Ministra de Relaciones Exteriores de Panamá, Janaina Tewaney Mencomo y la Directora del Servicio Nacional de Migración de Panamá, Samira Gozaine.
Mons. Ulloa pidió por todas las víctimas, y pidió por los migrantes y que se tenga la valentía de luchar contra toda injusticia. Entre las ponencias, cabe destacar la de la ministra panameña, quien habló del problema de los migrantes que es a nivel global, un problema que afecta a comunidades y gobiernos, a personas en todo el mundo. Recordar que detrás de cada migrante hay un sueño, una lucha por un mundo mejor. La humanidad y la compasión deben guiar nuestras acciones en este desafío crucial, debemos trabajar juntos para brindar soluciones y dar apoyo a quienes buscan un lugar seguro para reconstruir sus vidas. La responsabilidad recae en los líderes políticos y gubernamentales para implementar políticas y acciones que protejan los derechos y la dignidad de los refugiados y faciliten la integración en las comunidades de acogida y promuevan la estabilidad en las regiones afectadas.
La migración en América Latina es muy compleja
La situación en las Américas, dijo el canciller, es única en comparación con otros flujos migratorios globales. Entre los países generadores de migrantes como Haití, Venezuela, Cuba y Ecuador y los países destino como EEUU y Canadá, existen países Buffer como Panamá y Costa Rica, que sirven como puntos de tránsito y refugio para migrantes, pero también países que son a la vez buffer y productores como Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y México. Hay muchos actores, de los países de origen, los países buffer, y los de tránsito y producción y que van al destino final. Una dinámica que crea una compleja red migratoria en las Américas. Con múltiples desafíos y oportunidades para la cooperación regional y extraregional. Pero hay un elemento en Panamá que hace más complejo este escenario: El Darién.
El parque Nacional El Darién, es la reserva natural más extensa de Panamá, de Centro América y del caribe. Y ha sido reconocida como un sitio de patrimonio mundial de la UNESCO desde 1981, cinco mil 750 kilómetros cuadrados de selva tropical, uno de los lugares con mayor biodiversidad del planeta, incluyendo la vida humana. Nunca ha estado deshabitado, comunidades indígenas han habitado en la región por milenios. El Darién se ha convertido en una ruta de tránsito para miles de migrantes irregulares. Se comprende que muchas personas busquen un mejor futuro y seguridad, el tránsito irregular a través del parque, plantea una serie de desafíos humanitarios y ambientales. La característica más crucial es que la selva está actuando como un cuello de botella, obligando a los migrantes a pasar por los mismos lugares, condicionando el sentido unidireccional de la migración, sin posibilidad de retorno, una vez que lo cruzan no pueden regresar. Miles de personas llegan día tras día, sin orden ni control, tras haber atravesado una de las selvas más densas del planeta.
El paso de migrantes irregulares a través del Darién tiene un impacto significativo en el ecosistema, la vegetación es vulnerable a la degradación debido a la tala de árboles y la amenaza de estos grupos armados son parte de una travesía que se traduce en una lucha por la supervivencia. En entrevista con Vatican News, la canciller, mientras hizo un recorrido de la jornada de celebraciones, habló de la conferencia sobre la situación migratoria en el país. Y del momento en el que tanto ella como la directora del Servicio Nacional de Migración, pidieron que no se deje a Panamá y Costa Rica solos resolviendo la difícil situación de los migrantes.
La directora dio datos específicos, números, de lo que significa esta travesía, y los daños que implica parea cada uno de los migrantes y el ecosistema. Afrontó temas sobre la protección hacia los migrantes, acompañar a estos migrantes. Especificó los distintos casos que reflejan los peligros que viven los migrantes en su travesía por el Darien.
Mons. Ulloa, recordó el gran reto que está viviendo Panamá en estos últimos años, y en los últimos meses, que se ha desbordado totalmente. Hoy día los números indican que en lo que va del año han superado la cifra de 350 mil personas que cruzan la selva del Darién buscando un mejor futuro. Este es uno de los grandes retos que la Iglesia afronta, y no debemos, dijo el prelado afrontar este reto solos. Por tanto, dijo, lo están conversando con los obispos de frontera de Colombia, para que en conjunto puedan acompañar a nuestros hermanos migrantes.Es urgente dijo tomar conciencia, como Iglesia, que el migrante no migra por turismo, lo hace por necesidad extrema, obligados a salir de sus países. Es necesario una coordinación de la Iglesia en salida (de donde salen los migrantes), la Iglesia intermedia (el lugar de pasaje de los migrantes) y de una Iglesia hacia donde ellos emigran.
Sobre la siembra del árbol en los jardines vaticanos en el 100 aniversario de relaciones entre la Santa Sede y Panamá, dijo que esta planta es un signo que representa las raíces profundas, la unidad, dar frutos.
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