Seminario de estudio promovido por la Santa Sede sobre el agua, derecho de todos
Roberto Paglialonga - Ciudad del Vaticano
El Simposio titulado "Conservar y gestionar el agua para el bien de todos", celebrado esta tarde en la Santa Cruz y organizado por la Misión Permanente de la Santa Sede en la sede romana de las Naciones Unidas, por el Foro de Roma de las ONG de inspiración católica, así como desde la propia universidad, comenzó con un momento de silencio y reflexión por las víctimas inocentes de la guerra en Oriente Medio y de todos los conflictos en curso en el mundo.
Del lado de la paz
“Esta reunión - afirmó Alessandro Gisotti, subdirector editorial de Vatican Media, al presentar el debate - se lleva a cabo después de la masacre en el hospital de Al Ahli en Gaza. Una masacre que nos conmocionó y entristeció. Aquí están representantes de la Santa Sede y de las Naciones Unidas. "Sentimos que debemos asumir el llamamiento que hizo el Papa Francisco en la audiencia general, para elegir estar sólo de un lado, el de la paz".
El agua no es una mercancía
En la inauguración del seminario, el rector de la Santa Cruz, profesor Luis Navarro, recordó que el tema del agua es muy actual. Especialmente en el contexto global actual: los recursos hídricos son cada vez más escasos; las condiciones higiénicas del uso del agua no siempre cumplen con los estándares sanitarios adecuados; la "mentalidad utilitarista" empuja a las empresas que gestionan estos recursos a salir a bolsa. Pero el agua no es "una mercancía, un bien de intercambio", subrayó monseñor Fernando Chica Arellano, observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, el FIDA y el PMA. Más bien, “el derecho al agua es un derecho humano esencial y fundamental para el pleno disfrute de la vida y de otros derechos humanos”, como escribió el Papa Francisco para el Día Mundial de la Alimentación de 2023. “Hoy es terrible tener que constatar que un regalo como el agua está ligado al concepto de carencia”.
El sentido "relacional" del agua
Por ello, para implementar este derecho, "es imprescindible invertir en infraestructura (tecnología al servicio de la persona) y "centrar la atención en los jóvenes, promoviendo modelos educativos y culturales que respeten no sólo el medio ambiente, sino también la gestión justa y equitativa" de los recursos naturales". Y es que "el acceso universal al agua, su uso y gestión sostenible y responsable, son esenciales para alcanzar el bien común de toda la familia humana: estamos todos unidos". “Debemos recordar que el significado más profundo del agua es relacional”, afirmó Giulio Maspero, profesor de teología del PUSC. Y el agua es un bien relacional porque la vida como regalo es un bien relacional. La sociedad moderna debería volver a reconocer esta relacionalidad".
Un bien para todos
Tebaldo Vinciguerra, funcionario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, explicó: “Un bien común es un bien del que nadie está excluido. Sin embargo, el consumo nos habla de rivalidad, porque lo que uno consume no puede ser consumido por otro. Un primer enfoque, entonces, debería ser considerar el destino universal de un bien, es decir, entender que el agua está destinada a todos: y la dignidad humana es el primer criterio para establecer la jerarquía de prioridades en la gestión de los bienes comunes, como recursos hídricos". Y entre los aspectos fundamentales del destino universal, añadió, "además de la educación y la sostenibilidad, está la participación", o la capacidad de desarrollar "ese multilateralismo universal desde abajo, del que habla el Papa Francisco en Laudate Deum".
506 conflictos en el mundo
Fausta Speranza, periodista de L'Osservatore Romano, habló sobre las consecuencias geopolíticas y el papel que debe tener la comunicación a la hora de narrar y sensibilizar sobre el problema: "Por el llamado oro azul hay 506 conflictos en el mundo", afirmó. Agregando que –según estimaciones del Water Grabbing Observatory– “en 2030, el 47% de la población mundial vivirá en zonas con alto estrés hídrico, lo que se traduce en estrés social”. Para "evitar el Salvaje Oeste deberíamos lograr una gobernanza global en materia de bienes materiales como el agua y bienes inmateriales como la salud".
El grito de la tierra y sus habitantes
El profesor Alessio Valente, catedrático de geología de la Universidad de Sannio, se centró en la ecología integral: "Cuando trabajamos en nuestra casa común es necesario integrar los aspectos naturales con los sociales. Sin embargo, a menudo nos olvidamos de muchas situaciones no resueltas en el planeta (la esclavitud, los problemas de los pueblos indígenas, muchas comunidades africanas), y nuestro comportamiento tiende a aumentar y ahogar los gritos que provienen de la tierra y de sus habitantes".
Mientras que Patricia Mejías-Moreno, coordinadora de Aquastat de la División de Tierras y Aguas de la FAO, y Scott Ronchini, asesor senior de Resiliencia y Sistemas Alimentarios del PMA, disertaron sobre el tema de la seguridad alimentaria y el agua como herramienta para satisfacer las necesidades humanitarias. Richard Abila, experto del Ifad en pesca y acuicultura, subrayó la importancia del agua para el desarrollo rural. Para concluir, Alistair Dutton, secretario general de Caritas Internationalis, e Ivana Borsotto, presidenta de Focsiv, presentaron estudios de casos específicos del ámbito humanitario, subrayando las consecuencias catastróficas de los problemas de la pobreza, el cambio climático y las desfiguraciones de la creación.
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