Sínodo: el 25 de octubre será publicada una "Carta al Pueblo de Dios"
Vatican News
La lectura del borrador de la Carta al Pueblo de Dios fue acogida con aplausos por la asamblea esta mañana. Por invitación del cardenal secretario general, Mario Grech, "se propusieron y aceptaron pequeñas sugerencias de cambios y añadidos al texto, especialmente en lo que se refiere a las traducciones a las distintas lenguas: habrá tiempo hasta esta noche a las 18 horas para presentar otras propuestas de cambios a la Secretaría General del Sínodo". La Carta "será aprobada y publicada el miércoles". Así lo anunció Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación y presidente de la Comisión para la Información, en el briefing de hoy con los periodistas, que comenzó a las 14.30 horas en la Oficina de Prensa de la Santa Sede y fue presentado por la vicedirectora Cristiane Murray.
Misa y actos de esta mañana
La jornada de hoy, lunes 23 de octubre, inició a las 8.45 horas con una celebración eucarística presidida -en el altar de la cátedra de la basílica vaticana- por el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon, en Myanmar. Posteriormente, en la Decimosexta Congregación General -coordinada por el presidente delegado Fr. Giuseppe Bonfrate- en presencia del Papa Francisco (350 participantes), intervinieron los asistentes espirituales -el padre dominico Timothy Radcliffe y la madre benedictina Maria Ignazia Angelini- y el teólogo australiano Fr. Ormond Rush (los resúmenes de la homilía del cardenal Bo y de las tres intervenciones en el Aula están publicados en la página 11) tras escuchar el pasaje del Evangelio de Marcos (4, 26-34). A continuación, se presentó y debatió la Carta al Pueblo de Dios, tal como había anunciado el Prefecto Ruffini.
Cardenal Schönborn: fe esperanza y caridad en comunión
El cardenal dominico Christoph Schönborn, arzobispo de Viena, miembro del Consejo Ordinario de la Secretaría del Sínodo, desde la altura de su experiencia en las asambleas pasadas confió un recuerdo de 1965, al final del Vaticano II, cuando tenía 20 años y era estudiante de teología. El cardenal escuchó una conferencia de Karl Rahner y la última frase se le quedó grabada en el corazón: "Si de este Concilio no sale un aumento de la fe, la esperanza y la caridad, todo es en vano".
Por eso, añadió el cardenal, "yo diría lo mismo del Sínodo" actualmente en curso. Como teólogo, Schönborn también participó en 1985 en el Sínodo extraordinario convocado por Juan Pablo II veinte años después de la conclusión del Vaticano II. Sobre el concepto fundamental de communio, dijo tener la impresión de que "lo que estamos haciendo ahora, tras los cincuenta años de la institución del Sínodo", es precisamente preguntarse "cómo vivir la comunión en la Iglesia. Es comunión de fe; comunión con Dios uno y trino; comunión entre los fieles y comunión abierta a todos los hombres". "¿Cómo vivirla? La sinodalidad es el mejor camino", responde el cardenal Schönborn. Se trata de repensar la visión de Lumen gentium, donde se habla del gran misterio de la Iglesia. Así, la Iglesia es misterio, luego es pueblo de Dios, y sólo entonces habla de la constitución jerárquica de sus miembros.
Del cardenal también una crítica a Europa "que ya no es el centro principal de la Iglesia", como vemos a diario en el Sínodo. América Latina, Asia, África y sus conferencias continentales están a la cabeza, mientras que el episcopado europeo no ha logrado tener el potencial desarrollado, por ejemplo, por Fabc y el CELAM. En el viejo continente, admitió, "nos hemos quedado un poco atrás en la sinodalidad vivida. Hace falta un estímulo". Y puso como ejemplo el hecho de que las Conferencias Episcopales europeas nunca han dicho una palabra común sobre el drama de los migrantes. Por último, una referencia a las Iglesias orientales que siempre han experimentado cómo la sinodalidad no existe sin la liturgia. De ahí la invitación a valorar una fe que se celebra antes de discutirla.
Cardenal Aguiar Retes: Continuidad sinodal
El cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México, uno de los presidentes delegados de la asamblea y miembro por designación pontificia, recordó, en español, el sínodo de 2012 encargado por Benedicto XVI sobre la nueva evangelización, que concluyó que la transmisión de la fe estaba "fracturada": "Las familias ya no eran capaces de dirigirse a las nuevas generaciones". Por eso el primer Sínodo de Francisco se dedicó a las familias, que son fundamentales en este sentido. Y es importante trabajar con ellas para llegar a los jóvenes, a quienes se dedicó entonces el siguiente Sínodo de 2018. Hablando de su propia experiencia con las nuevas generaciones en la arquidiócesis de Tlalnepantla, donde fue párroco antes de trasladarse a la capital de México, informó haber tenido encuentros con jóvenes de diferentes clases sociales, con miras a un diálogo orientado a promover la amistad más allá de las fronteras de clase. Por ello, el anhelo de la fe debe transmitirse a través de los jóvenes que viven la fe.
Por eso, continuó el cardenal mexicano en su reconstrucción, el Papa Francisco lo convocó para el Sínodo dedicado a la Amazonia. Y reflexionando sobre la importancia del cambio climático y la protección de la creación, se dio cuenta de la importancia de poder contar con la sensibilidad ecológica de los niños y jóvenes. Por ello, hay que ayudarles a comprender la Palabra de Dios sobre estas cuestiones. Finalmente, el cardenal habló sobre el proceso sinodal en la arquidiócesis de la Ciudad de México, que había querido realizar antes de la pandemia pero que, a causa del covid-19, se pospuso, comenzando en octubre de 2021. Una experiencia de visita a las realidades locales, con un método basado en el consenso, el diálogo y la escucha mutua, cuyos frutos se pusieron en común para responder a las necesidades de la sociedad; porque, concluyó, "el camino de la Iglesia es la sinodalidad".
Cardenal Aveline: escucha, silencio, oración y libertad
El cardenal Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, presente en el Sínodo como miembro por designación pontificia, elegido para la Comisión para el Informe de Síntesis, comenzó expresando los sentimientos que le acompañaron en su primera experiencia en el Sínodo: "Alegría por una nueva aventura, curiosidad por conocer a personas de todo el mundo, con las que hubo un intercambio mutuo de experiencias; pero también preocupación por las noticias de guerra que llegaron aquí al comienzo de los trabajos y que continuaron con el paso de los días.
Ante acontecimientos tan dramáticos, subrayó el cardenal Aveline, "la Iglesia debe asumir la responsabilidad de difundir con más fuerza en el mundo el mensaje de amor de Dios". Otro sentimiento fue de aprensión por el hecho de que "en mi país no todo el mundo se ha sumado al proceso sinodal y, por tanto, hay que avanzar" para conseguir que más personas participen en este camino compartido. Ello, reiteró el cardenal, "está suscitando muchas expectativas sobre nuestras decisiones finales que reflejarán nuestra responsabilidad común". Ésta, concluyó, será "una semana decisiva, en la que viviremos etapas importantes, tratando de ponernos de acuerdo sobre diversos temas y limar asperezas. Los próximos meses serán los meses en los que recogeremos los frutos que hemos sembrado".
Hermana Rigon: ¿qué puedo hacer para que el mundo sea un lugar mejor para todos?
A continuación tomó la palabra Sor Samuela María Rigón, Superiora General de las Hermanas de la Santísima Madre de los Dolores, profesora de la Pontificia Universidad Gregoriana, que participa en el Sínodo como miembro de designación pontificia. "En la oración acepté como una llamada de Dios ser llamada al Sínodo, como mujer bautizada, cristiana y consagrada", dijo. Y el Sínodo está siendo "una experiencia muy enriquecedora, en la que estoy tocando la universalidad de la Iglesia". Una experiencia, continuó, que es "una invitación a la humildad; y mi punto de vista es sólo una ventana en el horizonte que puede ayudar a construir un hermoso mosaico".
"Desde ayer llevo conmigo tres palabras de la liturgia eucarística en las que el apóstol Pablo nos hablaba de la fe laboriosa, del trabajo duro en la caridad, de la firmeza en la esperanza en Jesucristo. Si esto saliera de este Sínodo, ya habríamos hecho una verdadera revolución en sentido positivo", dijo la religiosa; porque, añadió, "hemos recibido una semilla importante que Dios hará crecer a pesar nuestro o con nosotros". Sobre este principio, la religiosa se refirió al pensamiento de San Francisco: "Hoy empiezo de nuevo a ser un cristiano diferente". Si cada uno hiciera esto, relanzó, "tendríamos una transformación".
El "Documento de Síntesis" se hará público el sábado por la tarde
Respondiendo a una pregunta, el Prefecto Ruffini dijo que la votación, con modalidades aún por definir, y la difusión del Documento de Síntesis están previstas para el sábado por la tarde. En cuanto a la segunda pregunta -si en un futuro Cónclave habrá que tener en cuenta el actual Sínodo en cuanto a contenido y forma-, el cardenal Aguilar Retes explicó que, si se pone en práctica lo que se ha discutido y experimentado, habrá un camino a seguir. Todo, añadió, depende de lo que se realice cuando la gente vuelva a sus diócesis.
Otra pregunta se refirió al método elegido para la Asamblea y la posibilidad de aplicarlo en la Iglesia a todos los niveles, ampliando también la participación de laicos y mujeres. El cardenal Schönborn recordó su intervención en 2015 sobre el tema de la sinodalidad, cuando, partiendo del Concilio de Jerusalén, había explicado que, ante todo, el método es la escucha, es decir, escuchar lo que Dios muestra a través de la experiencia del caminar. La conclusión del Sínodo procede de esta escucha, del discernimiento común. El cardenal afirmó que ya estaba acostumbrado a un método similar, practicado en la archidiócesis de Viena; y recordó, en este sentido, que desde 2015 hasta hoy se han celebrado cinco asambleas diocesanas con 1400 participantes, expresión de todo el pueblo de Dios. Aunque no se haya votado, señaló, se ha vivido la escucha y la comunión. Lo importante, subrayó, es que al final hay que tomar decisiones. De hecho, el Concilio de Jerusalén tomó una decisión fundamental para la historia de la Iglesia; y el camino para llegar a ella es el que leemos en los Hechos de los Apóstoles. Este método se caracteriza por las tres etapas: escucha, silencio, discusión.
Se hizo eco de él la hermana Rigon, que señaló que el utilizado en el Sínodo es un método, pero el aspecto esencial es la escucha. Todos, dijo, necesitan redescubrir esta dimensión, en el lugar de trabajo, en las familias, en las comunidades religiosas. Todos deben tener la oportunidad de compartir y de ser escuchados. No es casualidad que el primer mandamiento de la Biblia sea "escucha Israel".
La naturaleza del Sínodo no ha cambiado
En respuesta a las críticas que cuestionan la integridad del Sínodo de los Obispos por incluir a laicos como delegados, el cardenal Schönborn señaló que, en su opinión, esto no es un problema, ya que sigue siendo un Sínodo episcopal, aunque cuente con una participación real de no obispos. Constituye un órgano que sirve para ejercer la responsabilidad colegial. Su naturaleza no ha cambiado; sólo se ha ampliado y la experiencia es definitivamente positiva. Por otra parte, dijo el Cardenal, siempre se contó con expertos laicos, con algunas intervenciones muy importantes, pero ahora existe una relación mucho más estrecha: un Sínodo de los Obispos con una participación ampliada.
Respecto a la pregunta de si la pérdida de la sinodalidad ha llevado a la Iglesia a la división y hasta qué punto se puede invitar a todas las Iglesias a un camino común, el mismo purpurado dominico señaló que la división de los cristianos es un obstáculo para el testimonio; pero, dijo refiriéndose a las palabras de un monje copto ortodoxo, quizá Dios permite esta "vergüenza" porque todavía no se es capaz de aprovechar la unidad para el bien de la humanidad.
A continuación, el Cardenal Aguiar Retes se refirió a la experiencia de la Conferencia Episcopal Mexicana, en un país con 180 millones de habitantes, el 80% de los cuales son católicos, unidos en torno a una religiosidad anclada en Nuestra Señora de Guadalupe. Existen, sin embargo, condiciones diferentes entre el norte, el sur y el centro de México. En su visita apostólica de 2016, el Papa llamó a un proceso seguro que responda a las necesidades del contexto sociocultural. Y en esto, la diversidad no debe ser un obstáculo: hay diferentes modus operandi, pero todos enfocan sus esfuerzos por el bien de la Iglesia.
Por su parte, el cardenal Aveline destacó que un gran momento de unidad del Sínodo fue la vigilia ecuménica de oración "Juntos": todos estuvieron presentes en torno a Cristo Crucificado, porque el deseo de unidad crece en la contemplación del Crucificado, ya que la debilidad de Cristo es el único camino seguro hacia la unidad.
Cambios en el Catecismo sólo por el Papa
En cuanto al hecho de que algunas personas Lgbtq+ puedan sentirse heridas por las palabras del Catecismo de la Iglesia Católica que se refieren al "desorden" moral, el cardenal Schönborn recordó que él mismo fue secretario de la redacción del mismo Catecismo. Es, dijo, obra de la Iglesia, promulgada por el Papa. Y desde entonces sólo ha habido un cambio, cuando Francisco intervino sobre la pena de muerte. Que haya otros depende únicamente de la decisión del Pontífice. El cardenal recomendó entonces siempre "leer los textos en su conjunto". Son cuestiones, añadió, que conciernen a la Teología Moral, pero el principio es que "hay un orden objetivo y hay personas humanas. Éstas siempre tienen derecho al respeto, aunque pequen -que todos lo hacemos, incluso yo-. Tenemos derecho al respeto. Tenemos derecho a ser aceptados", como lo somos por Dios.
Por último, sobre la relación entre la actualidad del Magisterio y la aportación de los teólogos y el sensum fidelium, fue de nuevo el cardenal Schönborn quien explicó que hay que fijarse en San Juan XXIII y en lo que dijo al comienzo del Concilio Vaticano II sobre la inmutabilidad de la doctrina y el modo de presentarla. Hay, añadió, grandes desarrollos a nivel de comprensión, pero también está la inmutabilidad de la fe: no se puede cambiar la doctrina sobre la Trinidad, la Encarnación o la institución de la Eucaristía. Sobre esto se funda un credo que es válido en todo el mundo, y aunque las culturas difieran, la sustancia de la fe no puede cambiarse, aunque haya evolucionado tanto desde la época de los apóstoles.
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