El Sínodo no es un talk show sino una reflexión sobre el caminar de la Iglesia hoy
Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano
Ayunando y rezando hoy por la paz en Oriente Medio, respondiendo al llamamiento del cardenal Pierbattista Pizzaballa, la Asamblea sinodal prosigue sus debates y reflexiones sobre diversos temas: desde el papel de la mujer al ministerio de los obispos, desde la contribución de los laicos a las posibles reformas del Derecho Canónico. Informando sobre los trabajos de cardenales, obispos, sacerdotes, monjas, religiosos y laicos, reunidos desde el 4 de octubre en 35 mesas circulares en el Aula Pablo VI, estuvo Paolo Ruffini, presidente de la Comisión de Información, en el briefing diario en la Sala de Prensa vaticana. A su lado, cuatro invitados: el cardenal de Rabat, Cristóbal Lopéz Romero, monseñor Anthony Randazzo, obispo de Broken Bay y presidente de la Federación de Conferencias Episcopales Católicas de Oceanía, el profesor René Ryan y el joven jesuita nigeriano Agbonkhianmeghe Emmanuel Orobator, entre los teólogos más conocidos a nivel internacional. Los cuatro en su "primer Sínodo"; todos se declararon felices y enriquecidos por esta "experiencia" de escucha y aprendizaje.
Revisión del Derecho Canónico
Como siempre al inicio de la sesión informativa, Ruffini informó sobre el recorrido de los padres y madres sinodales que hoy han recibido una copia de la carta apostólica del Papa C'est la Confiance sobre Santa Teresita. Entre ayer y hoy, informó a continuación el Prefecto de las Comunicaciones vaticanas, han tratado los temas previstos por el módulo B2 del Instrumentum Laboris sobre la "corresponsabilidad en la misión". Precisamente "corresponsabilidad" es la palabra que se ha propuesto para sustituir a "cooperación" en el Derecho Canónico, del que se ha pedido una "revisión". No una revolución, sino una evolución: "Las cosas se pueden cambiar si cambian las necesidades de la Iglesia", subraya monseñor Randazzo, también canonista, "se pueden hacer cambios para responder a las circunstancias de algunas comunidades".
Diaconado femenino y papel de la mujer
En materia de reformas, la Asamblea sinodal debatió la posibilidad de abrir el diaconado femenino, aclarando en primer lugar "la naturaleza misma del diaconado". En cuanto al papel de la mujer en la Iglesia, informó Ruffini, "se recordó que Jesús asoció a las mujeres a su séquito" y "se planteó la cuestión de si no sería posible prever que las mujeres, que dieron el primer anuncio de la Resurrección, no pudieran también dar homilías". "También se dijo que cuando las mujeres están presentes en los consejos pastorales, las decisiones son más prácticas y las comunidades más creativas", continuó explicando Ruffini, citando un proverbio citado en la sala: "Cuando quieras que se hable de algo, ten una asamblea de hombres, pero si quieres hacer algo, ten una asamblea de mujeres".
Así pues, un tema central el de las mujeres, pero desde luego no el único ni el más predominante. Al igual que el tema del sacerdocio femenino no ha sido predominante hasta ahora: "Un tema de nicho", lo llamó el profesor Ryan, según el cual no refleja las necesidades reales de las mujeres de hoy. "Creo que se presta demasiada atención a este tema y, cuando nos centramos demasiado en una cuestión, olvidamos lo que necesitan las mujeres de todo el mundo. A saber, vivienda, alimentos, ropa, seguridad sobre el futuro de sus hijos: "Un futuro en el que sean acogidas en la Iglesia y que todos aquellos a los que aman sean acogidos en la Iglesia", afirmó. "Deberíamos analizar otras cuestiones, como el hecho de que las mujeres tengan que elegir entre la maternidad y una carrera profesional", insistió, "deberíamos hacer más para asegurarnos de que las familias reciben todo el apoyo posible".
Laicos, sacerdotes y obispos
Los informes de los Círculos Menores en varias lenguas y las intervenciones individuales se centraron también en otras cosas: en la importancia de la parroquia ("que no es una estación de servicio, sino un lugar de comunión") y de la comunidad, en los ministerios laicales que "no son tapones para la falta de sacerdotes" y "no deben clericalizarse" y en el servicio que prestan los sacerdotes, de los que "como comunidad de bautizados, no podemos prescindir".
Similar atención se prestó esta mañana al ministerio del obispo: "Una figura paterna que nos acompaña y expresa amor, cuidado, preocupación", señaló la secretaria de la Comisión de Información, Sheila Pires. El obispo tiene que promover el diálogo interreligioso y ecuménico, tiene que gestionar las finanzas, los aspectos económicos y jurídicos y, precisamente para no agobiarse con estas cuestiones, se propuso -dijo Sheila- que, en virtud de un "estilo sinodal", pueda recibir ayuda de colaboradores y expertos: "El obispo debe entender que la diócesis no es sólo él, no puede hacerlo todo solo, sino que necesita ayuda", tal vez de profesionales.
La asamblea también examinó la formación permanente de los obispos, la relación entre obispos, nuevos obispos y sacerdotes, y subrayó el hecho de que los pastores "no deben dejar de lado la escucha de las víctimas de abusos. Por el contrario, debe haber tiempo y espacio para este tipo de escucha".
Lopéz Romero: estamos a mitad de camino
Numerosos puntos, por tanto; muchos temas abordados. Ninguna conclusión, sin embargo, al menos no en esta primera fase que, aclaró el cardenal López Romero, es sólo la mitad de un camino que comenzó en octubre de 2021 y continuará en 2024. "Lo que estamos viviendo aquí en Roma no es el Sínodo", dijo el arzobispo, recordando los miles de encuentros vividos en los últimos dos años entre parroquias, diócesis, comunidades religiosas a nivel mundial. "Ha merecido la pena... Realmente hemos conseguido trabajar con las cenizas para que pueda encenderse una nueva llama", dijo el arzobispo. "A estas alturas no tenemos que esperar propuestas: aún nos queda al menos un año de trabajo, y estoy casi seguro de que tendremos deberes que hacer. Entonces sacaremos conclusiones para llegar a propuestas más concretas".
Perspectiva universal
El profesor Ryan también habló de un momento "interesante", incluso "emocionante", para la vida de la Iglesia: "En este Sínodo tenemos la oportunidad, como Iglesia universal, de escuchar muchas voces diferentes. En este sentido, la participación de los laicos es crucial. "Todos somos iguales, tenemos enseñanzas diferentes, pero todos juntos intentamos llegar a los que no conocen a Cristo y a la Iglesia". Y tratamos de hacerlo "de diversas maneras", incluso a través de las tecnologías digitales, aunque haya poblaciones que todavía no tengan acceso a ellas.
Monseñor Randazzo retomó el tema: "Cuando hablamos de la sinodalidad del mundo digital, debemos recordar que puede haber una isla donde los barcos llegan muy pocas veces y sólo para traer combustible. Si el barco no llega, no tienen combustible, los generadores no funcionan y ni siquiera pueden encender el ordenador", dijo, relatando la experiencia de comunidades "literalmente aisladas" en Oceanía. Por ello, el prelado instó a no mirar las cosas "a la europea", es decir, a dar por hecho que todo el mundo tiene taxis y trenes para ir de un sitio a otro o, por ejemplo, para ir a la parroquia. Hablamos de comunidades separadas incluso por mil kilómetros en la misma región. Por eso es "realmente hermoso en el Sínodo estar sentados a la mesa o tomando café con personas de todo el mundo y que no son sólo de comunidades eclesiales europeas", dijo el prelado, calificando de "ingeniosa" la decisión del Papa de convocar un Sínodo de estas características.
La riqueza del proceso
Coincidió el padre Orobator, que bromeó diciendo que este acontecimiento eclesial "es una de las cosas por las que viven los teólogos", es decir, formar parte de un proceso del que sacar recursos. "Estoy convencido de que el proceso será más importante que el resultado. Esto puede llevarnos a experimentar una nueva forma de ser Iglesia", porque "nos beneficiaremos de la sabiduría, las ideas, los dones únicos que la diversidad ofrece a la Iglesia".
Sin animosidad ni hostilidad
La diferencia como virtud, pues. Son muchas, en efecto, las "divergencias" que surgen entre los sínodos, pero -aclaró Lopéz Romero- "nunca son enfrentamientos entre facciones" y ni siquiera "hostilidad y animadversión". La lógica es dialogar, no "responder al otro". Tampoco para responder a los periodistas: 'El Sínodo no está pensado para responder a las preguntas de un periodista u otro, sino para un discernimiento de la Iglesia que nace de un proceso', dijo Ruffini en respuesta a una pregunta de los periodistas. Discernimiento, es decir, 'sobre cómo puede caminar la Iglesia en el mundo'.
La Asamblea y los medios de comunicación
Y precisamente al hablar de la relación entre la asamblea y la información, un periodista presente en la sala subrayó el hecho de que algunas cuestiones -en primer lugar las mujeres y la acogida de las personas LGBT+- no deben calificarse de meras construcciones periodísticas, sino que son temas cercanos al corazón de muchas personas creyentes que han "invertido" tiempo y energía durante la fase consultiva del proceso sinodal para reflexionar seriamente sobre estos temas. Personas que ahora esperan respuestas. A este respecto, Ruffini dejó claro que estos temas "son objeto de conversación": ciertamente, el Sínodo no es sólo "una mesa redonda" y, en absoluto "un talk show", sino "una conversación en el Espíritu". De ella saldrá "un informe de síntesis que se enviará al pueblo de Dios y luego habrá otra asamblea". Todavía es un proceso largo que, como dijo el cardenal Lopéz Romero, requiere "paciencia y esperanza": "Paciencia, mucha; esperanza, toda".
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