Sorrentino: Oración de Asís por los trabajos de la asamblea sinodal
Vatican News
"La mayor urgencia, la reforma más verdadera, es hacer de Jesús nuestra pasión, nuestro amor, nuestro todo". Lo ha escrito el obispo de Asís-Nocera Umbra-Gualdo Tadino y de Foligno, monseñor Domenico Sorrentino, en una carta dirigida al Secretario General del Sínodo y a los miembros de la asamblea sinodal que se inauguró ayer en el Vaticano. La carta lleva la fecha del 4 de octubre, fiesta de San Francisco, y desea asegurar de toda la diócesis, de los franciscanos y de las clarisas de Asís, oraciones por la inauguración de los trabajos.
Una Iglesia que pronuncia el nombre de Jesús con nuevo vigor
Monseñor Sorrentino recuerda todos los lugares de la ciudad vinculados al Santo, pero, dice, es sobre todo desde el Santuario del Desnudo -donde hoy descansa también el beato Carlo Acutis- donde todavía se hace oír la voz de san Francisco, que muestra con el gesto del desnudo "que Jesús fue su único amor, y por él se hizo pobre con los pobres, para construir un mundo bajo la bandera del amor". Hablando desde ese mismo Santuario el 4 de octubre de 2013, el Papa Francisco había dicho "que la Iglesia debe despojarse de la mundanidad espiritual para revestirse de Cristo y de su Evangelio". Era una manera, escribió el prelado, de actualizar aquella petición del Crucificado al Poverello: "ve, repara mi casa". Sorrentino señala que los miembros de la asamblea están ciertamente "llamados a reflexionar sobre esto", pero que lo más necesario es reconocer la centralidad de Jesús, "nuestro todo". "El mundo, sin saberlo -continúa-, está esperando una Iglesia que pronuncie y anuncie su Santo Nombre con nuevo vigor".
La oración de Asís por el Sínodo
Durante su estancia en Roma, el prelado invita a los participantes en los trabajos sinodales a visitar Asís y a atravesar la Puerta por la que San Francisco entró rico y salió pobre. Asís, asegura además, acompañará los trabajos con la oración, recitando una en particular, de la que cita algunos pasajes: "Oh Jesús (...) Danos vivir con tu vida, amar con tu corazón, pensar con tus pensamientos, sentir con tus sentimientos, ver con tus ojos, sufrir con tu cruz: ¡haz que Tú vivas en nosotros!
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