Catacumbas abiertas para descubrir tesoros de arte y fe bajo el signo de la paz
Maria Milvia Morciano - Ciudad del Vaticano
Vuelve la esperada cita semestral, el Día de las Catacumbas, que ha llegado a su sexta edición. El tema será también, como en la edición de primavera pasada, lo imprescindible de la paz: "Caminos de paz". La Jornada es una manifestación destinada a difundir la importancia, para la historia del cristianismo, de este monumento y que celebra los orígenes de las primeras comunidades cristianas, en particular de los santos mártires. Para la ocasión, la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra promueve la apertura y las visitas gratuitas tanto a algunos sitios romanos como a otras catacumbas ubicadas en Italia (Toscana, umbría, Lacio, Abruzos, Sicilia, Cerdeña).
El tema es, como también para la edición de primavera, "Caminos de paz". Este año, precisamente coincidiendo con la trágica situación bélica, hemos querido subrayar uno de los temas más presentes en nuestras catacumbas, a través de imágenes, inscripciones, símbolos que es precisamente el de la paz. Nos pareció más que oportuno proponer a nuestros visitantes este tema.
Prevé una amplia gama de iniciativas: ante todo la apertura siempre gratuita en Roma de catacumbas normalmente no visitables y no accesibles. Luego, la apertura de todas las otras catacumbas de Italia que se han asociado con las de Roma en esta ocasión y también tienen la apertura gratuita, siempre con reserva con una serie de eventos colaterales muy interesantes, a partir de los talleres para niños que siempre son un éxito porque los niños son muy curiosos e interesados en nuestros temas.
Esta VI Jornada de las catacumbas concluirá, según la tradición, con una solemne celebración eucarística. Y será celebrada por usted...
Sí, porque el cardenal Gianfranco Ravasi, que nos ha acompañado durante muchos años, se ha jubilado y, por tanto, me toca a mí, este año, concluir con una celebración. El año pasado hubo una misa solemne presidida precisamente por el cardenal Ravasi en la abadía griega de Grottaferrata. Este año, sin embargo, nos mudamos un poco, a Albano, a la hermosa iglesia de Santa Maria della Stella, con vistas a las hermosas catacumbas de San Salvatore, siempre en Albano.
Se ha dicho muchas veces que el significado profundo de las catacumbas, además de la paz, tema justamente reafirmado también en esta edición, es la alegría...
Porque en las catacumbas no se encuentra nunca, si no pequeñísimas excepciones, de ambientes funerarios privados, signos de luto, de tristeza, de muerte, de angustia. La decoración de las catacumbas, desde el graffiti hasta los frescos o las esculturas de los sarcófagos, hablan siempre de momentos de alegría posteriores a la liberación, a la liberación realizada por Dios respecto a quien se encomienda a él. Así que siempre tenemos escenas paradisíacas, escenas de vida feliz, serena, banquetes festivos. Es un clima que nos hace mirar hacia el futuro, con un poco más de confianza y serenidad.
Este año hay algunas novedades respecto al pasado, pero hay muchas otras catacumbas. Hemos diseñado este Día un poco como una mancha de aceite. Primero comenzamos de manera experimental en Roma y luego ampliamos gradualmente esta iniciativa a todas las otras catacumbas, precisamente porque despierta mucha atención, mucho éxito. Tenemos las muchas catacumbas pequeñas pero significativas, importantísimas del Lacio, y luego todas las demás, de la Toscana con Chiusi, de Massa Martana en Umbría a San Vittore y Castelvecchio en Abruzzo y luego descendemos a Sicilia con Siracusa, en Palermo, Carini hasta llegar a Cerdeña con Sant'Antioco.
Sí, estoy justo en el sitio de las catacumbas de Santa Sofía, las únicas de Apulia, donde se está llevando a cabo una escuela con un grupo de arqueólogos talentosos que están redescubriendo un patrimonio excepcional que remite precisamente a la experiencia comunitaria de la comunidad cristiana más antigua de Apulia. Encontramos algunas inscripciones de principios del siglo IV. Nos encontramos justo después de la paz constantiniana, cuando la comunidad cristiana comienza a consolidarse y así construye el cementerio de su comunidad.
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