Semeraro: Ante la persecución debemos ser capaces de perdonar y tener misericordia
Vatican News
“El mártir, al final de cuentas, no es simplemente alguien que sufre persecución, sino también alguien que, como Jesús en la cruz, es capaz de decir: «Padre, perdona»”, lo dijo el cardenal Marcelo Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, en su homilía en la Misa de beatificación del siervo de Dios Manuel González-Serna Rodríguez y 19 compañeros mártires, celebrado este sábado, 18 de noviembre, en la catedral de Santa María de la Sede de Sevilla, España.
En su homilía, el Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos señaló que, al extenso listado de mártires de la Iglesia en nuestra época, se suman los veinte que hoy han sido beatificados, y que son un ejemplo adicional de esa santidad martirial de la que habló el Papa Francisco el pasado jueves en la Audiencia a los participantes en la conferencia sobre el tema La dimensión comunitaria de la santidad, organizada por el Dicasterio de las Causas de los Santos.
El contexto de la persecución religiosa española
Y al recordar que la muerte violenta de estos Mártires se sitúa en el contexto de la persecución religiosa española, el cardenal Semeraro dijo que, los episodios individuales estuvieron acompañados de la destrucción de imágenes sagradas, incendios de iglesias y otros edificios religiosos.
“La mayoría son sacerdotes; los demás son fieles laicos y, entre ellos, uno con su hijo aún seminarista. También hay una mujer que, muy activa en las obras de caridad, era colaboradora del párroco, Manuel González-Serna Rodríguez, líder de este grupo”.
Venerar a los mártires y reflexionar sobre nuestra vida cristiana
Al destacar la figura de este líder, el padre Manuel González, el Purpurado recordó que, para dar testimonio de su fe, quiso ser fusilado junto al Evangelio. Y así, el cardenal Semeraro fue destacando otras actitudes de sus compañeros mártires, y se preguntó ¿De qué sirve continuar con tales detalles? Todos, en el momento decisivo, aceptaron la muerte como expresión de su fidelidad a Cristo.
“No son realmente palabras que tranquilizan. Nos hacen comprender, en primer lugar, una cosa: venerar a los mártires y considerar su suerte y los sufrimientos sufridos por la coherencia cristiana incluso en la persecución, no debe distraernos ni apartarnos de reflexionar sobre nuestra condición cristiana”.
La vida cristiana no es un paseo, sino una misión arriesgada
El Prefecto de Causas de los Santos indicó que, una cosa que debe entenderse de inmediato es que Jesús no es un vendedor de ilusiones; no es un propagandista que muestra a sus clientes todo fácil y al alcance de la mano. La vida cristiana no es un paseo, sino una misión arriesgada. De hecho, Jesús advierte que incluso los lazos familiares pueden verse comprometidos por el seguimiento de él.
“La segunda cosa a entender es que Jesús pide a sus discípulos que le sean semejantes en todo, incluso en el sufrimiento y en la condena. Por último, asegura una cercanía interior que reconfortará: la del Espíritu. Por eso, el cristiano no debe dejarse intimidar, sino mantener la confianza”.
La presencia del Espíritu es la promesa de Dios
Asimismo, el cardenal Semeraro señaló que las aflicciones del cristiano San Pablo los ha colocado todo bajo el signo de la esperanza como dice la Carta a los Romanos. También aquí, al igual que en el Evangelio, se destaca la presencia del Espíritu. Es la promesa de Dios.
“El Apóstol quiere decirnos que todo, incluso el sufrimiento y la prueba, pueden adquirir un significado en la perspectiva cristiana. Al menos nos dice que no vale la pena considerarnos verdaderamente superhombres, victoriosos eternos: ¡dejemos eso para las ficciones televisivas! Las pruebas de la vida, en cambio, pueden ayudarnos a madurar y, teniendo en cuenta nuestra fragilidad, no vivir compitiendo con nuestras fuerzas, sino compartiendo nuestras debilidades. Nos ayudan a abrirnos a una comunión humana”.
El amor es más fuerte que el temor humano a la muerte
Y citando un antiguo himno cristiano en honor a los mártires que comienza alabando a estos testigos de Cristo, el Prefecto dijo que ellos inflamados por un verdadero amor, fueron más fuertes que el temor humano a la muerte y que, después de haber sufrido el martirio, ahora están en el cielo y disfrutan de la alegría sin fin. Y señaló que para todos hay una condición de martirio y enumera tres formas.
“La primera es pro fide mortis passio, es decir, sufrir la muerte por motivo de la fe cristiana; el segundo martirio al que un fiel cristiano está llamado a vivir es la inuriae remissio, es decir, perdonar las ofensas. La tercera forma de martirio que el antiguo himno pone ante nuestros ojos es la proximi compassio, es decir, la misericordia (cf. Analecta Hymnica Medii Aevi, XLIa, n. 57. Hymnus de martyre, O.R. Reisland, Leipzig 1903, 222)”.
Ser capaces de perdonar y tener misericordia
Finalmente, el cardenal Semeraro dijo que, el primer martirio no siempre ocurre; el segundo y el tercero debemos vivirlos siempre. Estar también sometidos a pruebas y sufrimientos, y, por qué no, también a tentaciones, significa estar en la condición de ser capaces de perdonar y tener misericordia.
“De uno de nuestros mártires, el sacerdote Francisco de Asís Arias Rivas, los testigos declararon explícitamente que, a pesar de haber sufrido humillaciones de parte de los perseguidores, murió perdonándolos; igualmente, don Mariano Caballero Rubio y don Pedro Carballo Corrales murieron invocando la misericordia de Dios y el perdón de sus agresores”.
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