Paglia: La humanidad, dividida por las guerras, necesita un nuevo comienzo
Vatican News
El libro comienza con una "noticia de última hora", una conmovedora reflexión sobre el atentado de Hamás del 7 de octubre. Y continúa con la guerra (en Ucrania y más allá). En cuatro capítulos, monseñor Vincenzo Paglia, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida, dialoga con el periodista y escritor Domenico Quirico. Se abordan temas candentes: la guerra, la paz, el mundo de "los sin nada", los dos desafíos que plantea la presencia de los emigrantes y de los ancianos.
Una paciencia geológica
El mensaje del libro y de los dos interlocutores es claro: para salir del "mundo a pedazos" es necesario saber dialogar con todos, volver a empezar desde los últimos, favorecer los encuentros entre pueblos diferentes para construir una convivencia pacífica, oponiéndose a las tensiones que conducen al conflicto. Por desgracia, hemos visto en el pasado -y a veces todavía hoy- cuánto más dramáticos son aquellos conflictos que se sustentan en el odio religioso. Favorecer el encuentro entre creyentes de distintas confesiones requiere un trabajo largo y paciente, de paciencia "geológica".
Somos una familia
En la introducción del volumen, monseñor Paglia afirma que "el hombre 'globalizado' se convierte en el desafío más acuciante para el cristianismo contemporáneo". El Papa, prosigue, "lo ha entendido bien y nos ha ofrecido las coordenadas de esa visión que debería tocar la mente y el corazón de todos los pueblos". “Con la encíclica Laudato si' ha trazado la 'casa común' que hay que cuidar -es la única que tenemos, al menos por ahora- y con la otra encíclica, Fratelli tutti, ha indicado la única familia que habita esta casa, una familia formada por muchos pueblos, cada uno distinto del otro, pero que forman una sola familia en el planeta".
El arte de la gratuidad
Los dos autores, leemos en una nota, "creen firmemente en la posibilidad de construir un mundo 'fraterno' e invitan a los lectores a acoger sus reflexiones, porque todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo -y de todos los tiempos- tienen derecho a vivir, a soñar, a trabajar, a esperar y desear un futuro mejor para sí mismos y para sus hijos e hijas. La esperanza es hoy la más subversiva de las virtudes. Y la fraternidad es la palabra clave de un ‘arte de la gratuidad’ para construir un mundo más justo. Volver a empezar desde los últimos, es necesario para construir un mundo diferente”.
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