Parolin: La Escuela Vaticana de Biblioteconomía educa para la competencia concreta

Alessandro Di Bussolo - Ciudad del Vaticano

"La competencia concreta es la tarjeta de visita más importante" de la Escuela Vaticana de Biblioteconomía, gracias también a la Biblioteca Vaticana, que para los estudiantes del instituto de especialización de postgrado de dos años "abre sus puertas como laboratorio de formación". El sentido de esta Escuela es "traducir en ofertas formativas esa riqueza de conocimientos y ese estilo de estudio que hacen" de la Bav un lugar único en el mundo. Este es el corazón del saludo del Cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, a los alumnos y profesores de la Escuela querida en noviembre de 1934 por el Papa Pío XI, antes de bendecir e inaugurar, esta mañana, la nueva sede de Via della Conciliazione 7, la tercera de su historia. Un momento que marcó también el inicio de las celebraciones del 90 aniversario de la Escuela.

Los excelentes profesionales formados en 90 años

Parolin, recibido en la segunda planta del edificio de la Santa Sede por el Arzobispo Bibliotecario, monseñor Vincenzo Zani, y el Prefecto de la Biblioteca, don Mauro Mantovani, recordó que la nueva sede y el 90 aniversario, "pretenden ser un verdadero relanzamiento de esta institución formativa", que ha formado a tantos excelentes profesionales, tanto clérigos como laicos. Se trata de bibliotecarios de grandes y pequeñas instituciones, profesores de biblioteconomía y filología histórica, con especializaciones en catalogación y bibliografía, "prelados y laicos empleados en diversas tareas de la Santa Sede y de la propia Biblioteca Vaticana, y finalmente también casi todos sus enseñantes".

Retos para el futuro

De cara al futuro, retos importantes y urgentes aguardan, según Parolin, a los estudiantes de la escuela, 30 por cada curso de dos años. El de "la conservación y la transmisión de la cultura", pero también "el cuidado de los libros más antiguos y de las huellas más remotas y la apertura a los nuevos instrumentos y a las nuevas tecnologías que han abierto fronteras inexploradas a los estudios y a la comunicación". El reto, sobre todo, de "ponerse al servicio de las personas que se acercan a las instituciones bibliotecarias -reales o virtuales- para leer, estudiar, informarse, reflexionar, contemplar. Una tarea verdaderamente extraordinaria".

Apoyo al esfuerzo de reconocimiento internacional

El purpurado señaló con satisfacción "que desde 2018 se han dado pasos importantes" para ampliar y reorganizar la oferta educativa. "La Escuela ha pasado a ser bienal y se ha enriquecido con experiencias de confrontación con estudiosos de alto nivel, queriendo así responder también formalmente a la renovación general de todas las estructuras de la enseñanza superior en Europa y en el mundo".  Se trataba de responder a la necesidad de ser un instituto "legalmente reconocido a nivel internacional, sin perder por eso sus fundamentos técnicos, culturales y espirituales". La Secretaría de Estado, aseguró Parolin, apoya y alienta "este notable esfuerzo, que implica un compromiso y contactos de alto nivel. Los estudios y la formación que aquí se realizan deben tener no sólo resonancia y prestigio, sino también el pleno reconocimiento de otras instituciones universitarias".

Zani: la fuerza de la relación entre estudiantes y profesores

A continuación, el Secretario de Estado saludó personalmente a los nueve docentes de la Escuela y a cada uno de los 30 estudiantes del primer año del programa de estudios de dos años. El encuentro fue introducido por el bibliotecario monseñor Zani, quien subrayó que la Escuela Vaticana es "hoy una de las pocas escuelas de alta especialización en disciplinas bibliotecarias". Además de las conferencias, son características del curso las "numerosas actividades de taller", no sólo en la Biblioteca Vaticana, sino también en diversas instituciones de Roma, con las que la Escuela ha establecido colaboraciones para "intercambios de tutorías y proyectos de trabajo". El bibliotecario reiteró también la fuerza de la "eficaz relación entre estudiantes y profesores", abierta al "diálogo cultural, a la experiencia concreta que se mide por la práctica constante en las actividades bibliotecarias y de investigación en las áreas propias de cada disciplina enseñada". Por último, Zani agradeció a la Fundación Santuario de la Cultura "que, con generosidad, apoya constantemente diversas actividades de esta Escuela", y subrayó que, una vez adquiridos espacios más adecuados, es necesario mejorar la estructura informática "que en sí misma sigue siendo bastante eficaz, pero que deberá adaptarse a lo que el avance de la tecnología exige constantemente, especialmente para estas disciplinas".

Archivo y Biblioteca, polos de atracción mundial

Al término de la inauguración, monseñor Zani recordó a Vatican News que, junto a la Escuela Vaticana de Biblioteconomía, una de las primeras del mundo en su género, la Escuela de Archivística y Paleografía cumplirá 140 años en 2024. "El Vaticano, con su Archivo y su Biblioteca -nos dijo-, es un punto de atracción mundial, tanto por los materiales que conservamos, como por la labor de crecimiento de competencias cualificadas que se ha llevado a cabo a lo largo de los años". La Bav en sí no es una biblioteca nacional ni universitaria, "sino que es ambas cosas, y conserva documentos únicos en el mundo". Por último, Zani reiteró el valor del servicio bibliotecario a quienes se acercan a su institución, y la atención prestada en ésta a la inclusión y accesibilidad de las personas con discapacidad, para lo que la Escuela tiene previsto un seminario exclusivo.