Jubileo. Basílica de San Pedro junto a refugiados y detenidos
Roberta Barbi - Ciudad del Vaticano
Gratuidad, justicia, perdón: éstas son las tres directrices sobre las que se orientará el próximo Jubileo 2025, identificadas por el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica de San Pedro, que hoy, 5 de diciembre, ha presentado las acciones sociales puestas en marcha en preparación de este gran evento. Se trata de dos proyectos en favor de los últimos de los últimos, los refugiados y los prisioneros. Uno, los "Rosarios del Mar", nace de la colaboración con la Fundación "Casa dello Spirito e delle Arti" para confeccionar rosarios con madera de barcazas recuperadas de Lampedusa. Con la asociación 'Seconda Chance', por su parte, comenzarán a trabajar reclusos seleccionados. "Entre estas tres directrices, la más importante es el perdón", explicó el cardenal, "si practicamos el perdón, sabemos acoger a nuestros enemigos y desactivar el mal, sólo así podemos iniciar una verdadera transformación, y es en esta perspectiva, jubilar, que nacen estas colaboraciones".
Los "Rosarios del Mar", una experiencia de fe entre el interior y el exterior
Desde hace año y medio, la Fundación Casa dello Spirito e delle Arti rescata madera de las barcazas de los traficantes que llegan a Lampedusa para fabricar rosarios. El proyecto se llama "Metamorfosis" y consiste en recuperar la madera de reclusos de diversas instituciones penitenciarias -una treintena trabajan regularmente-, empezando por la cárcel de la Ópera de Milán, que hacen las cuentas y las cruces, mientras que los rosarios son ensamblados después por dos refugiados en la Fabbrica di San Pietro y pronto se venderán en las tiendas de la Basílica. "Es una gran experiencia de evangelización en la cárcel que hemos tocado con nuestras propias manos", afirma el presidente de la Fundación, Arnoldo Mosca Mondadori, "a menudo vienen jóvenes de los colegios a visitar los talleres de la cárcel y, aunque no sean creyentes, les llaman la atención nuestros rosarios, preguntan cómo se usan, qué significan todas esas cuentas, y entonces los internos empiezan a explicárselo. No es un proyecto abstracto precisamente por eso: porque ves las caras de las personas que, trabajando, poco a poco vuelven a la vida". Coordinando hoy este trabajo está uno de esos rostros que han vuelto a sonreír: el de Erjugen, uno de los primeros internos de la Ópera de Milán que comenzó su experiencia en la luthería de la cárcel.
Una "Segunda Oportunidad" para los que no tuvieron la primera
"Seconda Chance" es una asociación que existe formalmente desde hace poco tiempo, pero que ya ha firmado un importante memorando de entendimiento con el Dap, el Departamento de Administración Penitenciaria del Ministerio de Justicia italiano. El objetivo que se ha marcado es la reinserción social de los reclusos a través del trabajo, utilizando como herramienta la promoción ante las empresas de la ley Smuraglia, que permite a los reclusos que cumplan los requisitos trabajar fuera de prisión, y a las empresas que los contraten beneficiarse de exenciones fiscales. Desde septiembre, un recluso electricista de Rebibbia Nuovo Complesso trabaja en el mantenimiento ordinario de la basílica de San Pedro. "También hay una colaboración con la cárcel de Mammagialla, en Viterbo, donde hay una sastrería que cose velas para barcos", explica la presidenta y fundadora, Flavia Filippi, "y ahora producirá bolsas de compras para el Jubileo que se venderán como recuerdo".
Justicia también significa dignidad y humanidad
A la presentación de las acciones sociales en la Basílica de San Pedro asistió también Giovanni Russo, jefe de la Dap del Ministerio de Justicia, quien subrayó que el trabajo es una prioridad para todos. "Antaño, el trabajo forzado para los presos se consideraba un castigo, un agravamiento de la pena", explicó, "pero hoy sabemos que es el medio para reencontrarse a sí mismo, para reconstruirse como persona y volver como hombres nuevos a la sociedad libre. Mi objetivo sería poder duplicar el número de presos italianos que trabajan de aquí a 2024". Entre las tres directrices del Jubileo, no es casualidad que también esté la justicia, pero ser justos significa reconocer la dignidad de las personas, incluidas las que están en prisión, y no perder nunca de vista su humanidad.
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