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Un dosímetro de radiación Un dosímetro de radiación 

Cuidados y protección de las mujeres expuestas a radiaciones

Monseñor Caccia intervino en Nueva York en la reunión de los Estados Partes del Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares. La eficacia de los tratados existentes en el contexto de la prohibición de las armas nucleares y la necesidad de proteger a las mujeres y a los no nacidos, especialmente expuestos a los efectos de las radiaciones, centraron dos pronunciamientos distintos

Paolo Ondarza – Ciudad del Vaticano

El Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares (TPNW) y el Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (CTBT) se complementan y promueven mutuamente: es lógico, por tanto, que se

Esta fue la recomendación expresada por monseñor Gabriela Caccia, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, ayer, 1 de diciembre, en Nueva York, en el último día de la segunda Reunión de los Estados Partes en el Tratado sobre la Prohibición de las armas nucleares que comenzó el pasado 27 de noviembre.

 

El documento, que entró en vigor el 22 de enero de 2021, estableció por primera vez en la historia una prohibición mundial e inequívoca del uso y ensayo de armas nucleares.

Tratado piedra angular del desarme

Para contribuir a la aplicación efectiva de las obligaciones del TPNW, la Santa Sede pide que se exploren las potencialidades del Sistema Internacional de Vigilancia (SIV) y de sus datos. El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares complementa el Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares (TNP) que, señala monseñor Caccia, "a pesar de los limitados esfuerzos" realizados para su aplicación "sigue siendo la piedra angular del régimen de desarme y no proliferación".

La delegación de la Santa Sede también acoge con satisfacción el informe de los co-facilitadores que se centró ampliamente en las zonas libres de armas nucleares con el fin de reducir el alcance geográfico de las posibles estrategias de proliferación y disuasión nuclear, reforzar los compromisos de no proliferación y promover la seguridad regional.

Por último, en su intervención, el observador permanente se mostró partidario de una mayor implicación entre los Estados Partes en la TPNW y el Comité científico de las Naciones Unidas para el estudio de los efectos de las radiaciones atómicas (UNSCEAR):

“Podría promover la comprensión de los daños humanos y medioambientales causados por las actividades relacionadas con las armas nucleares y contribuir a los esfuerzos para hacer frente a dichos daños”

El impacto de la radiación en las mujeres

En otro discurso pronunciado ayer en el contexto de un debate sobre la aplicación de las disposiciones sobre género del Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares, monseñor Caccia se centró en el impacto desproporcionado de la radiación nuclear sobre las mujeres y las muchachas, basándose en nuevas pruebas científicas.

Dado que existen pruebas de que "las niñas expuestas a la radiación desde el nacimiento hasta los cinco años" tienen "casi diez veces más probabilidades de desarrollar un cáncer a lo largo de su vida que el típico varón europeo", el delegado de la Santa Sede expresó su preocupación por el hecho de que "los actuales marcos reguladores de la exposición a la radiación que se utilizan en todo el mundo no protegen adecuadamente a las mujeres, los niños y los aún no nacidos".

Construir una base científica sólida

La Santa Sede señala la necesidad de realizar más estudios sobre los factores causantes de este impacto desproporcionado. "Sin una base científica sólida" de hecho "será difícil aplicar eficazmente las obligaciones del Tratado".

De ahí la petición de que se investiguen "los efectos de la exposición a las radiaciones sobre la salud materna y fetal, que pueden provocar pérdida de fertilidad, abortos y defectos congénitos" y "garantizar que las mujeres expuestas a radiaciones ionizantes reciban los cuidados adecuados para preservar su salud y la de sus hijos".

No a un lenguaje indefinido sobre el género

Sin embargo, "la Santa Sede no puede apoyar las recomendaciones contenidas en el Informe". De hecho, el prelado destacó, entre los "elementos altamente problemáticos", "el lenguaje indefinido sobre el género", el uso de términos no jurídicos al referirse a las víctimas en el contexto de la asistencia, un lenguaje divisivo sobre la asistencia médica y una vaga referencia a un texto no negociado elaborado por las Naciones Unidas".

Reconocer la base biológica del género

Monseñor Caccia aclaró que "todas las referencias al 'género' en el Tratado son entendidas por la Santa Sede de acuerdo con el uso y significado ordinario y generalmente aceptado de la palabra 'género', basado en la identidad biológica masculina y femenina".

"Los intentos de algunos oradores de reinterpretar este término de forma que no reconozca la base biológica del género", añade el observador permanente, "no sólo corren el riesgo de socavar la aplicación del Tratado, sino también de desviar la atención de las necesidades reales de las mujeres y las niñas expuestas a la radiación de las actividades relacionadas con las armas nucleares".

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02 diciembre 2023, 14:27