Parolin: Causa temor la hipótesis de una intervención militar de Occidente
Antonella Palermo – Ciudad del Vaticano
Temor por el surgimiento de escenarios preocupantes en el corazón del Viejo Continente: así se expresó el cardenal secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, a los periodistas al margen de la ceremonia de entrega, la tarde del 27 de febrero en el Instituto romano Maria Bambina, del concurso "Economía y Sociedad" promovido por la Fundación Centesimus Annus - pro Pontifice.
La escalada en Ucrania asusta
Mientras se plantea una intervención militar directa de Europa en Ucrania, el cardenal afirmó que tal cosa "da miedo" porque "provocaría esa escalada que siempre hemos intentado evitar desde el principio".
A la pregunta de un periodista de cómo podía justificarse una propuesta de este tipo (la presentada por Francia, ndr.), el cardenal Parolin declaró que probablemente se deriva del hecho de que "desde hace dos años esta guerra se desarrolla sin ninguna perspectiva de solución, ni de solución militar, porque sobre el terreno las fuerzas permanecen más o menos en las mismas posiciones y no hay ninguna perspectiva de solución negociada".
Y añadió que "lo ideal sería encontrar realmente la manera de que las dos partes hablaran, dialogaran. Creo que si se habla se encuentra una solución. Se han propuesto varios tipos de solución – señaló – lo importante es que exista la voluntad de llevarlas a cabo".
Oriente Medio, la única vía es el alto el fuego
Con respecto al conflicto palestino-israelí, el secretario de Estado confirmó que no ha habido novedades en los contactos diplomáticos con Israel. "Hemos tomado nota de lo que ha dicho el embajador” – admitió – subrayando que "lo que nos gustaría es que se pudiera iniciar un diálogo más allá de las polémicas que quizá también en cierto sentido están justificadas por la pasión a la que ha dado lugar esta guerra en ambos bandos".
“Evidentemente, en estas cosas hay que pensar con un poco más de calma, con la cabeza fría”, afirmó. “Lo que nos interesa es que se encuentre una vía, para la liberación de los rehenes, en primer lugar, para la ayuda humanitaria, que sigue siendo muy pesada. Así que la única vía es la del alto el fuego”.
De hecho, es en el llamamiento a la fraternidad en lo que se centró el cardenal Parolin en su discurso, tras la entrega del premio a la obra del profesor chileno Montero Orphanopoulos, Vulnerabilidad. Hacia una ética más humana.
"La conciencia de nuestra vulnerabilidad nos abre a la experiencia de la alteridad – dijo el purpurado – que nos dispone al don de la fraternidad y al encuentro con Dios. Haciéndonos cercanos a nuestros hermanos nos redescubrimos a nosotros mismos, redescubrimos nuestra humanidad más auténtica". También citó, al comienzo de su discurso, lo que está escrito en el Antiguo Testamento sobre la que es una de las principales tareas del rey de Israel: defender los derechos de los más vulnerables de la sociedad, como el pobre, el huérfano, la viuda y el forastero.
Necesidad de una cultura del cuidado
"La vulnerabilidad no es sólo un límite ontológico – señaló – sino también nuestra apertura al infinito, nuestra necesidad de amor y de salvación, y nuestra profunda necesidad de estar con los demás. En este sentido, la ética de la vulnerabilidad potencia la sensibilidad y la ternura, para alcanzar una verdadera madurez espiritual en la que incluso las miserias del alma se aceptan con valentía y compasión".
Lo que cuenta es el consuelo de los marginados, dijo el cardenal, siendo conscientes de nuestra fragilidad y limitaciones. Hoy, por el contrario, señaló, “el sistema tecnocrático, en el que las inversiones en tecnología influyen en las decisiones políticas, favorece la eficacia y la cultura del despilfarro". Y se detiene en la búsqueda del beneficio a cualquier precio, que, en su opinión, "está en la raíz de la especulación financiera, el comercio de armas, la contaminación ambiental y, en consecuencia, las injusticias sociales que conducen a la desigualdad y la marginación".
La IA puede amplificar las desigualdades
"En el mundo contemporáneo dominado por la tecnología, estamos expuestos al riesgo de convertirnos involuntariamente en consumidores apáticos y acríticos". Las posibles influencias de la inteligencia artificial en la vida son otro aspecto de las consideraciones de Parolin, que expresó una preocupación:
“Esto podría dar lugar a decisiones injustas o discriminatorias en ámbitos como el empleo, los sistemas de financiación, la atención sanitaria, la educación, la justicia, la inmigración y las relaciones internacionales".
Reducir la deuda de los países pobres
El deseo es cambiar las estructuras económicas "que siguen generando pobreza, exclusión y dependencia", favoreciendo un tipo de solidaridad internacional capaz de erradicar una de las raíces más profundas y antiguas del imperialismo financiero, el control de la deuda de los Estados. La deuda debe invertirse en programas sociales, educativos y sanitarios. La visión es la que ha compartido muchas veces el Papa Francisco: tener el coraje de superar la lógica de la explotación y crear nuevos modelos de desarrollo, en los que los pobres sean parte integrante del tejido social.
La vulnerabilidad como oportunidad
La obra ganadora del concurso “Economía y Sociedad” encaja bien en este marco de consideraciones, ofreciendo un paradigma para abordar los problemas morales en todo el mundo, como recordó el cardenal Marx en su discurso introductorio de laudatio. El cardenal alemán subrayó precisamente lo importante que es el tema de la vulnerabilidad para el Papa Francisco, que tanto insiste en una actitud de apertura hacia el mundo, de salida hacia el otro.
"Nuestra Iglesia experimenta hoy, entre otras cosas, la necesidad de ser una Iglesia que reconozca y repare el inconmensurable daño que ella misma, en algunos de sus miembros y estructuras, ha causado a miles de personas que depositan su fe y su esperanza en su papel de mediación sacramental", concluyó Orphanopoulos en su discurso.
"Esta es también una experiencia de nuestra profunda vulnerabilidad – dijo – de nuestra propia fugacidad y de la posibilidad inherente en todos, incluida la Iglesia, de la vulnerabilidad de los demás. Pero este reconocimiento y esta reparación pueden ser también una posibilidad generadora de renovación".
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