Reflexión sobre la comunión fraterna cierra la cuarta y última "Lectio Petri"

Marina Tomarro - Ciudad del Vaticano

"Estas lecturas fueron una oportunidad para entrelazar lo sacro y lo profano, como sucede a menudo, y hacerlo en la Basílica de San Pedro leyendo textos sagrados ante un público heterogéneo donde muchos son no creyentes, precisamente para iniciar un diálogo que es la base de nuestro compromiso también como Patio de los Gentiles y como nos pide el Papa Francisco". Así quiso hacer balance el cardenal Gianfranco Ravasi de esta edición de la Lectio Petri promovida por el "Patio de los Gentiles" y la Fundación Fratelli tutti, que concluyó el 27 de febrero en la basílica de San Pedro. Tema del encuentro: "Tenían un solo corazón y una sola alma, y todas las cosas eran comunes entre ellos". La velada se abrió con el saludo del cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica vaticana. "San Pedro -dijo el purpurado- dio testimonio entregando su propia debilidad y fracaso a un amor más grande. Él y los demás apóstoles nos invitan a vivir en esa misma unidad en la que ellos vivieron con Jesús, a experimentar esa misma alegría. Cada uno de nosotros puede aspirar a ello. Les deseo que hagan esta misma elección".

Un recorrido de lecturas para la reflexión

Dando voz a algunas páginas de los Hechos de los Apóstoles en estos encuentros estuvo la actriz y presentadora italiana Beatrice Fazi. "Las lecturas que me han pedido que lea han sido todas muy significativas - subrayó - y todas han trazado de alguna manera un camino que se cumple con este evento conclusivo. Sobre todo, esta última es realmente apropiada para el tiempo de Cuaresma que estamos viviendo, porque los dos protagonistas Ananías y Safira, un matrimonio, son muy actuales, porque no se fían lo suficiente de Dios, no lo dan todo, sino que se guardan algo de dinero, quizá temiendo por el futuro. Y ésta es, en el fondo, una lucha en la que todos estamos implicados: compartirlo todo a veces nos cuesta, pero siempre es el miedo el que hay que vencer, ¡y por eso estas lecturas son una buena admonición para todos!". Ayer por la noche, excepcionalmente, los interludios musicales se confiaron al maestro Uto Ughi, violinista de fama internacional. El arte es espiritualidad - dijo - y nosotros, en esta basílica, estamos en el corazón mundial de la espiritualidad, es una combinación única".

Tener los ojos cerrados ante el Paraíso

El tema de la velada giraba en torno a una palabra de origen griego, koinonìa, es decir, comunión fraternal, y las consideraciones conslusivas se confiaron a la directora y guionista Alice Rohrwacher. "Mis reflexiones parten de un cuadro 'La expulsión del Paraíso' de Masaccio, que se encuentra en la capilla Brancacci de Florencia, donde el artista representa a Adán y Eva alejándose del paraíso terrenal con los ojos cerrados. Así pues, parto de este mismo Paraíso que ya no podemos ver. De hecho, si tenemos que dibujarlo, lo hacemos partiendo de nuestra naturaleza terrenal, no podemos imaginar más allá. Y esto me hizo pensar que quizás esta tierra es el paraíso, que nosotros, sin embargo, teniendo los ojos cerrados como en el cuadro de Masaccio, no miramos con atención". Un tema muy ligado a la velada donde el hilo rojo está representado precisamente por la comunión de una comunidad que se rompe a causa del individualismo. "La mía es una profesión laica - prosigue la directora - pero esta reflexión me ha guiado desde mi primera película 'Corpo celeste', basada en una reflexión de la escritora Anna Maria Ortese, sobre el momento en que de niña se da cuenta de que la Tierra es un cuerpo celeste y que, por tanto, no es necesario buscarla en el espacio, porque está aquí y nosotros formamos parte de ella".