Balestrero: Que el dinero de las armas financie la lucha contra el hambre
Alessandro De Carolis - Ciudad del Vaticano
"El cambio climático es una de las principales causas del actual aumento sin precedentes del hambre en el mundo. Pero podría combatirse eficazmente si donde se gastan fortunas desproporcionadas en armas y arsenales, ese dinero se destinara a un planeta limpio y sin miseria". El breve discurso pronunciado ayer por el representante del Vaticano ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, monseñor Ettore Balestrero, se abre con una afirmación descarnada, acompañada de cifras que dibujan en perspectiva un escenario grave y muy preocupante: "En 2023 -argumenta el observador permanente- más de 333 millones de personas se enfrentaban a niveles agudos de inseguridad alimentaria y se espera que esta cifra aumente hasta casi 600 millones en 2030.
Los países ricos son los más contaminantes
Monseñor Balestrero también barre con un tópico típico de la opulencia occidental y tacha de 'engañoso, falso e inaceptable' que 'se culpe a los pobres o a las altas tasas de natalidad del cambio climático y la inseguridad alimentaria'. No sólo eso, afirma, "los niños son un activo, no un problema" porque "enriquecen la vida, no la disminuyen". Pero hay un hecho, y es que 'las emisiones per cápita de los países más ricos son significativamente más altas que las de los países más pobres', y estos últimos, aunque 'constituyen casi la mitad de la población mundial', de hecho 'son responsables de sólo el 10% de las emisiones tóxicas'.
Derecho a una alimentación sana y a un medio ambiente limpio
La Santa Sede, prosigue el representante vaticano, "está convencida de que la preservación de los derechos interconectados a la alimentación y a un medio ambiente limpio y sano debe ser una piedra angular de las políticas económicas y climáticas" y relanza la propuesta del Papa de un "fondo mundial" que utilizaría "los vastos recursos actualmente destinados a armas y conflictos" para "acabar con el hambre".
Evidentemente, esta acción va de la mano, subraya, de la acción "decisiva" que debe ponerse en marcha para hacer frente al cambio climático. Y cita a Francisco, que afirma al principio de Laudato si' que "el auténtico desarrollo humano posee un carácter moral y presupone el pleno respeto de la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural y "tener en cuenta -como escribió Juan Pablo II en el 87 en Sollicitudo rei socialis- la naturaleza de cada ser y su conexión mutua en un sistema ordenado".
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