Jóvenes hacia el Sínodo, el Jubileo y la JMJ de Seúl
Beatrice Guarrera
Una «encrucijada» de tres citas significativas para la evangelización de los jóvenes: así ha descrito el cardenal Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida (Dlfv), el Congreso internacional de pastoral juvenil que comenzó al jueves 23 de mayo, en el albergue «Il Carmelo», a pocos kilómetros de Roma.
La reunión, en la que participan unos trescientos delegados de Conferencias Episcopales de ciento diez países, concluye este sábado 25 con una audiencia con el Papa Francisco por la mañana y un diálogo abierto con la Secretaría general del Sínodo, gracias al encuentro, por la tarde, con la subsecretaria, sor Nathalie Becquart.
Los participantes, con el entusiasmo de los que vienen de lejos, comenzaron sus trabajos con la oración, y luego se prepararon para una escucha fructífera. «En primer lugar – dijo el cardenal en su saludo introductorio – estamos entre la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa y la próxima JMJ de Seúl en el 2027». Un segundo aniversario es el Jubileo de los jóvenes, convocados a Roma por el Papa del 28 de julio al 3 de agosto de 2025 para convertirse en «peregrinos de la esperanza».
Por último, el Congreso se celebra en el año en que se conmemora el quinto aniversario de la publicación de la exhortación apostólica postsinodal Christus vivit, «cuya memoria – continuó Farrell – nos brinda la oportunidad de insistir una vez más en algunos aspectos fundamentales para la pastoral juvenil», como «el liderazgo juvenil, la sinodalidad, la formación y el acompañamiento espiritual».
La reflexión del cardenal partió, de hecho, de la experiencia sinodal con jóvenes que tuvo en el 2018, tanto en el pre-sínodo como en la sesión ordinaria sobre el tema «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». «En aquella ocasión – señaló el prefecto del Dicasterio organizador – la contribución de los jóvenes fue fundamental para la redacción de Christus vivit».
El Sínodo del 2018 marcó también un nuevo estilo de trabajo y escucha, calificado por Farrell como «ejemplar para todos, extendido, pues, a toda la Iglesia» y que, como se recoge en el Documento Final del Sínodo «contribuyó a ‘despertar’ la sinodalidad, que es una dimensión constitutiva de la Iglesia» (Df 121): «Este ‘despertar de la sinodalidad’ lo estamos viviendo, a diversos niveles, con el actual Sínodo sobre la Sinodalidad», e incluye también las jornadas del actual Congreso, «concebido como una experiencia sinodal de escucha y de compartir a la luz del discernimiento espiritual».
El cardenal Farrell se extendió sobre el tema del método de la «conversación espiritual», propuesto muy a menudo por el Papa Francisco y adoptado en este Congreso, al que fueron invitados dos delegados de cada país: el director de la pastoral juvenil u otro responsable y un joven. Representa, por tanto, «una ocasión preciosa para aprender los unos de los otros y quizás nos dé la oportunidad de descubrir nuevos líderes jóvenes capaces de abrir nuevos horizontes de esperanza en los próximos años», afirmó. «Son precisamente los jóvenes, de hecho, los que pueden ser protagonistas de la renovación para que la Iglesia se ‘desbloquee’ y vuelva a ser joven».
El tema «Por una pastoral juvenil sinodal: nuevos estilos y estrategias de liderazgo», a partir de la Christus vivit, a cuya difusión el Dicasterio vaticano dedica el año 2024, también se profundiza durante la conferencia. Cada tema se aborda a lo largo de los días del encuentro, comenzando con una introducción a cargo de un experto en el campo de la pastoral, que luego se profundiza en grupos de puesta en común, siguiendo una metodología de discernimiento espiritual introducida por la libanesa Sandra Chaoul, directora de la Red de Acompañamiento del Discernment Leadership Program (Programa de Liderazgo del Discernimiento).
Muy apreciada en esta primera jornada fue la intervención del arzobispo Salvatore Fisichella, pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización, que expuso los preparativos en curso para el Jubileo de los Jóvenes. El prelado precisó que no habrá catequesis durante el Jubileo, porque la preparación tendrá lugar en el período precedente en cada diócesis con sus propios obispos, párrocos y catequistas.
Serán los jóvenes de Roma quienes den la bienvenida a los peregrinos de todo el mundo, ya que «la diócesis de Roma tiene al Papa como obispo y es muy bonito que los jóvenes puedan estar presentes para dar la bienvenida a los jóvenes a un acontecimiento muy especial». Fisichella explicó que este momento tendrá lugar probablemente en la Plaza de San Pedro, pero la Plaza de San Juan de Letrán también podría ser adecuada, por el significado del lugar que alberga la catedral de Roma. También está prevista una peregrinación por las cuatro puertas santas de la ciudad. La liturgia penitencial tendrá lugar en el Circo Máximo y el corazón será después el encuentro con el Papa en Tor Vergata, como ocurrió hace 25 años.
«Hemos tratado de exhortar a los jóvenes reunidos aquí de todo el mundo, de las diversas Conferencias Episcopales, a que aprovechen la oportunidad pastoral del Jubileo – dijo Fisichella a los medios de comunicación vaticanos – y eso significa reflexión, catequesis y capacidad de llegar a Roma ya preparados espiritualmente».
A continuación, el arzobispo pidió a los presentes en el Congreso que sean «no sólo heraldos de la esperanza», sino también «creadores de signos concretos de esperanza», que se hagan realidad en sus respectivas comunidades. «Las esperanzas, que son fruto de la técnica, son también muy importantes porque nos ayudan a vivir mejor, pero no pueden dar la salvación, no pueden dar sentido al sentido de la vida y, por tanto, debemos intentar pasar de las esperanzas a la esperanza. Y la esperanza que tenemos es la esperanza cristiana».
Así, el camino hacia el Jubileo de los jóvenes pasa por el «redescubrimiento de la fe» y «la esperanza como auténtica preparación para que los jóvenes sean y se sientan responsables de la evangelización». La inscripción en el Jubileo de los Jóvenes se podrá realizar en las respectivas Conferencias Episcopales, para jóvenes de entre 18 y 30 años, desde el próximo 24 de noviembre hasta el 31 de marzo del 2025.
Testimonios del Congreso
Paul Metzlaff, del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, explicó a los medios vaticanos que en los cuarenta años transcurridos desde el primer encuentro con jóvenes – querido por Juan Pablo II – las Jornadas Mundiales de la Juventud han sido muchas y diferentes, aunque manteniendo algunos elementos en común: el Vía Crucis, la vigilia y la Misa final.
Mientras tanto, con vistas al próximo encuentro de Seúl, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ya ha comenzado a prepararse, teniendo en cuenta que el objetivo es pastoral.
«La JMJ de Lisboa fue una experiencia increíble para todos nosotros, que nos hizo ser totalmente nuevos» y «la forma en que nos preparamos fue rezando e intentando implicar al mayor número posible de jóvenes». Sara Angelucci, una de las jóvenes presentes en el Congreso en representación de la organización católica danesa, contó lo que supuso el encuentro internacional del 2023 para los jóvenes de Dinamarca.
En un país donde los católicos representan el 1% de la población, reunirse y crecer en la fe es un punto de partida inesperado. El punto de llegada es volver a experimentar el carácter «universal» de la Iglesia, en el Jubileo de la Juventud de 2025 y en la Jornada Mundial de la Juventud de Seúl del 2027.
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