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Centesimus Annus, el compromiso de la Iglesia para reducir la desigualdad

Del 20 al 22 de junio se desarrolla, en el Instituto Patrístico "Augustinianum", la conferencia internacional promovida por la Fundación Pontificia dedicada al tema de la Inteligencia Artificial.

Tiziana Campisi e Isabella Piro 

Crear una autoridad mundial encargada de evaluar éticamente el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial (IA). Esta es la idea lanzada el viernes 21 de junio por la mañana por Anna Maria Tarantola, presidenta de la Fundación Centesimus Annus pro Pontifice (Fcapp), al intervenir en la conferencia internacional promovida por la propia Fundación que se inauguró el jueves 20 y que se está celebrando en el Pontificio Instituto Patrístico Augustinianum de Roma. Los trabajos -que concluyen el sábado 22 con una audiencia con el Papa Francisco y un discurso del cardenal secretario de Estado Pietro Parolin- se centran en el tema "Inteligencia artificial generativa y paradigma tecnocrático: cómo promover el bienestar de la humanidad, el cuidado de la naturaleza y un mundo de paz".

Las recomendaciones del Papa Francisco

La presidenta Tarantola explicó cómo podría desarrollar concretamente su idea: "Al final de los trabajos, con la ayuda de todos los ponentes, pensamos redactar una especie de declaración, que contendrá también esta propuesta y que querríamos llevar después al Santo Padre". A continuación, "lanzará esta idea en los foros adecuados". También porque, subraya, "ya se encuentra una respuesta general en las recomendaciones del Papa Francisco, tanto en su mensaje para la 57ª Jornada Mundial de la Paz, celebrada el 1 de enero, como en su discurso al G7 del 14 de junio". En ambas ocasiones, de hecho, el Pontífice expresó su preocupación por "un instrumento fascinante y tremendo".

La IA como herramienta y no como fin

En esencia, añadió la presidenta de la Centesimus Annus, considerar ya la IA como "una herramienta y no como un fin" significa que "debe ser concebida, desarrollada y utilizada pensando en el bien del ser humano, no en el fortalecimiento del paradigma tecnocrático y, por tanto, en el poder y la riqueza de unos pocos". "El mayor vulnus" de tales instrumentos, de hecho", recordó de nuevo Tarantola en su intervención en la conferencia, "es hacer que se desvanezca la percepción del valor y la dignidad de la persona humana". De ahí, la exhortación lanzada por Francisco y reiterada por el presidente de la Fundación, a recurrir a la "algorética", es decir, al uso de la ética en la configuración de la IA.

Conjugar desarrollo tecnológico y desarrollo humano integral

Por último, la presidenta de la Fundación señaló a los numerosos estudiosos y expertos en la materia, presentes en los actos, los principales retos que plantea el organismo: incorporar la IA y la Doctrina Social de la Iglesia; conjugar el desarrollo tecnológico con el desarrollo humano integral, la paz y "el sentido profundo del progreso"; y evaluar el impacto de la IA en el mundo laboral, ya que ahora es necesaria "una revisión integral y sistémica de los conocimientos y habilidades de todos los trabajadores".

Una Fundación abierta al mundo

En la sesión del viernes 21, intervino el Presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (Apsa), Monseñor Giordano Piccinotti, quien repasó la historia de la Fundación y su labor en sintonía con el Papa y la Iglesia, por el fuerte deseo de sentirse parte de su misión, "no un grupo cerrado de personas, sino abierto a la sociedad y al mundo". La Centesimus Annus Pro Pontifice es expresión de una vocación laical y desde sus inicios ha representado una nueva forma de procurar -como dijo Juan Pablo II en su discurso a los miembros de la Fundación el 5 de junio de 1993- "apoyo moral y fuerza material para las intervenciones de la Iglesia en las necesidades más urgentes", recordó el presidente de la APSA, quien también instó a ejercer la caridad política que tanto exhorta el Papa Francisco en Fratelli tutti, añadiendo que la Fundación debe orientarse a la búsqueda del bien común con esa actitud que el Pontífice llama "amistad social". Recordando el llamamiento del Papa a la fraternidad radical, Piccinotti subrayó a continuación que el compromiso de los cristianos es acoger a todos.

La formación de los laicos para el bien común

Al margen de su intervención ante los medios de comunicación vaticanos, el prelado subrayó que, mirando al mundo de hoy, la Centesimus Annus Pro Pontifice "debe ayudar a la Iglesia a estudiar aquellos temas de doctrina social que ayudan a la Iglesia misma y ayudan a la humanidad a progresar para mejor, para nosotros, hacia Dios" y remarcó que es necesario volver la mirada hacia "el tema de la pobreza que el Papa Francisco recuerda continuamente, es decir, tratar de ayudar a la Iglesia a encontrar nuevos caminos para hacer del mundo un lugar mejor, a través sobre todo de la ayuda a los pobres, a través de las clases sociales menos favorecidas, a través de aquellas situaciones que el hombre todavía no ha conseguido, a través de la política y de otros medios, resolver".

En cuanto a los retos más urgentes a los que se enfrenta la Fundación, el presidente de Apsa habló de la necesidad de una mayor apertura al exterior, de "tomar lo que hay de bueno en la sociedad", "hacerlo propio" y transformarlo "en la línea de la Doctrina Social de la Iglesia". La verdadera aportación que la Fundación puede hacer hoy, reiteró, "es ciertamente la formación de los laicos", porque "los laicos están en la sociedad". Y si "la Iglesia siempre es vista con cierta desconfianza o, en todo caso, los sacerdotes, los obispos, los cardenales son vistos como 'el aparato'", los laicos "están en el mundo, por lo que tienen la oportunidad de decir qué puede hacer realmente la sociedad para mejorarse a sí misma" y también para mejorar "aquellas clases sociales que todavía viven en condiciones de penuria".

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22 junio 2024, 13:50