Parolin: Que la Iglesia de Palermo impulse procesos de justicia y legalidad
Alessandra Zaffiro - Palermo
La sentida y cohesionada participación de los fieles palermitanos hizo tangible, quizá más que en el pasado, el amor de los devotos a Santa Rosalía, su creer, pedir, encomendarse y abandonarse a la 'Santuzza', como la llaman aquí. Desde el 10 de julio, los actos en honor del 400 Festival (Festino) en honor de la patrona de Palermo han registrado una gran participación de jóvenes, adultos, ancianos y niños. Como esta mañana, donde en una catedral abarrotada a pesar del calor, los devotos de la "sublime figura de mujer y 'apóstola'", así definida por el Papa Francisco en el mensaje enviado para la ocasión al arzobispo de Palermo, se unieron en oración en la Solemne Misa Pontifical, presidida por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado vaticano, concelebrada por monseñor Corrado Lorefice y los obispos de Sicilia.
Palabras de Monseñor Lorefice a Parolin
"La presencia de Su Eminencia significa para nosotros el aprecio y la devoción por las virtudes de nuestro Santo de esencialidad evangélica a las que nos ha invitado claramente el admirable Mensaje pontificio. Esta actitud nos conforta y nos sostiene -dijo el Arzobispo de Palermo en su mensaje de saludo y bienvenida al Cardenal Parolin- porque expresa, con su persona y su presencia, una fraternidad que nos une y nos estimula en el ejercicio nada fácil del ministerio que pesa sobre mis hombros y los de mis hermanos obispos en esta maravillosa y probada Isla", concluyó Lorefice, entregando al Secretario de Estado una reproducción en plata de uno de los relicarios de Santa Rosalía.
Oraciones en distintas lenguas
Como signo de una renovada voluntad de caminar juntos durante la celebración, las oraciones de los fieles se rezaron también en hebreo, árabe, rumano, tamil, chino y ucraniano. El 2024 es un año santo en el que es posible obtener la indulgencia plenaria todos los días y para todos los peregrinos que entren con fe por la Puerta Santa en la sagrada Gruta de Monte Pellegrino, así como en la Catedral de Palermo, donde se encuentra la urna de plata con las reliquias de la Santa.
Saludo del Cardenal Parolin y del Papa Francisco
"Estoy particularmente contento y honrado de presidir la celebración en la fiesta de Santa Rosalía, que este año coincide con el cuarto centenario del descubrimiento de sus restos mortales, y aquí, en la majestuosa catedral de Palermo, donde fueron trasladados desde Monte Pellegrino el 15 de julio de 1624 y todavía se conservan en la capilla dedicada a ella", dijo en su homilía el cardenal Parolin, acogido con calidez y gran emoción por los fieles de Palermo al entrar en la catedral, trayendo el saludo del Papa Francisco.
"El Santo Padre ya les ha enviado un mensaje para esta ocasión, pero me complace traerles también personalmente sus saludos. Se une cordialmente a la alegría y a la acción de gracias de vosotros, el pueblo de Palermo, que estáis hoy aquí en gran número para ser iluminados por la sabiduría de la Virgen Rosalía. Les asegura su bendición sobre esta archidiócesis, sobre toda la isla y sobre todos ustedes".
El testimonio de Santa Rosalía
"El testimonio de fe en Jesucristo une a Rosalía con otros santos sicilianos: Ágata, Lucía, Gerlando, Vito, Alberto degli Abati, por citar sólo algunos -dijo Parolin en su homilía- Estos valientes testigos de Cristo sembraron la semilla del cristianismo en la Iglesia siciliana, y hoy, como fruto de esa fecunda semilla, conmemoramos a uno de estos testigos, la Virgen Rosalía, para venerar con sentimientos de gratitud su testimonio ejemplar e implorar su protección divina sobre la Iglesia de Palermo. En efecto, los santos de todos los tiempos y lugares son modelos de fidelidad y valentía para todos los que desean vivir según el Evangelio de Jesús. Pero como no tenemos una enseñanza directa de nuestra Santa, estamos invitados a acoger la enseñanza indirecta que nos dan las Sagradas Escrituras y que la Liturgia nos propone en el día de su fiesta", añadió el Secretario de Estado, citando el Cantar de los Cantares.
"Dios invita a la humanidad y, por tanto, a cada uno de nosotros, a buscar su rostro y a escuchar su palabra. La humanidad desea ver a Dios - lo dijimos en el salmo responsorial - la humanidad desea ver a Dios, pero Dios también desea ver el rostro auténtico de la humanidad", continuó el cardenal. "La humanidad debe escuchar la voz de Dios, pero a Dios también le gusta escuchar la voz de la humanidad. Entendamos bien, pues, que la santidad a la que estamos llamados no es una perfección moral estática, sino una dinámica de relación, no es sólo ser buenos, ciertamente también esto es parte fundamental de la santidad, pero es sobre todo una experiencia de la vida misma de Dios que incluye la dimensión de la intimidad, del silencio, incluso a veces del absurdo que habita en nuestra existencia humana. La santidad a la que Rosalía nos llama hoy es correr el riesgo de vivir la transformación operada en nosotros por Cristo, de lo contrario la fe se convierte en una pasión inútil".
Promover la cultura del diálogo y la inteligencia
"En 1624, las reliquias de Santa Rosalía fueron llevadas en procesión alrededor de la ciudad, que fue así purificada y liberada de una grave epidemia de peste", continuó Parolin. "Preguntémonos entonces, queridos hermanos y hermanas, cuál es la peste que todavía envuelve a nuestra ciudad, que envuelve al mundo, un mundo que tiene una gran necesidad de confrontación con la verdad y con la experiencia de la fe, así que recuperemos también en las celebraciones del Festino un fuerte sentido de sobriedad evangélica y de servicio que son los verdaderos valores encarnados por Rosalía".
La ciudad de Palermo - afirmó Parolin - ha perseguido la justicia a través de las formas más elevadas de testimonio, hasta el sacrificio de la vida. Aquí están los mártires de la justicia, entre ellos el querido Don Giuseppe Puglisi. En la memoria de todos nosotros ha quedado grabada la invectiva del cardenal Salvatore Pappalardo: Mientras en Roma se debate, Sagunto es conquistada por los enemigos y, esta vez, no es Sagunto, sino nuestra Palermo. El clima era sombrío en aquellos años, pero la ciudad supo reaccionar. De la sangre derramada surgieron miles de voces y experiencias en el camino del cambio.
"La Iglesia de Palermo sigue, incluso ahora, atenta y solícita para favorecer procesos y caminos que promuevan la cultura de la justicia y la legalidad, colaborando con las numerosas asociaciones que operan en el tejido de la ciudad y están presentes en la zona para ayudar a los ciudadanos a superar una mentalidad que a veces puede correr el riesgo de estar reñida con la legalidad", agregó el Secretario de Estado.
"Promover la cultura del diálogo y la inteligencia para hacer de esta ciudad un lugar habitable, acogedor y bello. La tierra sin cielo es barro, pero la tierra con cielo se convierte en un jardín. Superemos la resignación, invoquemos nuestros mejores recursos de mente y corazón. Con cooperación, desinterés y generosidad, podemos hacer de la ciudad un lugar seguro, atento a las nuevas pobrezas, fiel a su tradición de comunidad hospitalaria", concluyó el Secretario de Estado, como en sintonía con el discurso pronunciado anoche por monseñor Lorefice.
Las plagas de Palermo y el llamamiento de Lorefice contra la mafia y la droga
Todavía resuenan, mientras tanto, más que los fuegos artificiales de anoche al concluir la procesión del 400º mo Festino en honor de Santa Rosalía en el Foro itálico y los petardos que estallaron esta madrugada en los suburbios de la ciudad, el llamado alborate, las palabras pronunciadas anoche por el arzobispo Lorefice que, en la carroza triunfal con la estatua de la Santuzza que llegó hasta el suelo de la catedral, subrayó con vehemencia las plagas de Palermo, la mafia y la droga, renovando el grito lanzado por San Juan Pablo II en Agrigento el 9 de mayo de 1993 en el Valle de los Templos.
"La organización mafiosa está tratando de encontrar nuevos recursos a través de renovados esfuerzos en el campo del tráfico de drogas. Gritemos fuerte esta noche, en la fiesta de Rosalía, nuestro deseo de redención de la Mafia", dijo el párroco de Palermo, "abiertamente. A cielo abierto. No a la mafia. Sí a nuestros hijos. Convertíos también vosotros, mafiosos. Rosalía nunca estará con vosotros. Ella te niega. Ella siempre estará del lado de las víctimas. Paolo Borsellino, Giovanni Falcone, Pino Puglisi y todos los mártires de la justicia y la fe nos han abierto los ojos y el camino de la redención de vuestra estúpida arrogancia".
Invitación a jóvenes y políticos
Alrededor de 350.000 personas asistieron a la fiesta en honor de Santa Rosalía, quienes, junto con todos los que siguieron el acto por televisión o a través de la web, escucharon a Monseñor Lorefice condenar la droga, en particular el crack: "Esta nueva plaga que, ante nuestros ojos, disfrazada de normalidad e inevitabilidad, está infectando a nuestros jóvenes, es decir, a nuestros hijos y nietos, en Ballarò como en Cep, en Bagheria como en Termini Imerese. Esta terrible plaga entra en nuestros hogares, nuestras escuelas, nuestros lugares de reunión de jóvenes, nuestros lugares de ocio y deporte. Nos invade ante nuestros ojos. El consumo de crack y de otras drogas se extiende como algo ordinario".
A continuación, el Arzobispo de Palermo se dirigió a los jóvenes: "Como Rosalía, están llamados a desprender energía de bien, de verdadera alegría, que es muy diferente de un colocón. No se dejen engañar por los falsos vendedores de felicidad. Inician con el alcohol y los porros para covertirlos en consumidores, adictos. La droga esclaviza. No te hace libre. Las drogas destruyen sus sentimientos y su cuerpo. Los quieren marionetas adictas con las que maniobrar para sus perversos beneficios. Permanezcan libres. Con Rosalía".
Por último, la invitación de Monseñor Lorefice a los políticos y administradores de la ciudad y de la región: "Pedimos con fuerza y determinación que se esfuercen concreta y rápidamente en aprobar el proyecto de ley, nacido de la calle, de encuentros fecundos de amor en la ciudad, en Ballarò, para la prevención y el tratamiento de las adicciones patológicas. Un decreto que yo mismo entregué en julio del año pasado, junto con las distintas realidades civiles, eclesiásticas y universitarias que lo redactaron. Ha pasado ya un año -concluyó el prelado- y todavía nada. Ha pasado un año y todavía nada".
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