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El cardenal Robert Prevost durante la celebración en la Basílica de San Agustín en Campo Marzio en Roma El cardenal Robert Prevost durante la celebración en la Basílica de San Agustín en Campo Marzio en Roma  

Prevost: Como san Agustín, cultivemos la inquietud del corazón para encontrar a Dios

El Prefecto del Dicasterio para los Obispos ha celebrado, ayer en la tarde, en Roma, la solemne celebración de la memoria litúrgica del gran padre de la Iglesia, en la que han participado varios religiosos, religiosas y laicos de la familia agustiniana. En su homilía, el cardenal subrayó que, como enseña la experiencia del obispo de Hipona, es el encuentro con Cristo lo que cambia la vida del hombre, sin Dios siempre nos falta algo

Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano

Es necesario redescubrir la sed de Dios, esa sed que a menudo tratamos de «saciar con otras cosas» pero que no se sacia si no abrimos nuestra vida al encuentro con Cristo: este es el mensaje que san Agustín ofrece a la sociedad actual y especialmente a los jóvenes. Lo ha dicho el cardenal Robert Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos, religioso agustino, que ayer, en la tarde, ha presidido en Roma, en la basílica de San Agustín de Campo Marzio, la misa solemne de la memoria litúrgica del obispo de Hipona, Doctor de la Iglesia, concelebrada con su cohermano agustino monseñor Luis Marín de San Martín, Subsecretario del Sínodo de los Obispos, monseñor Flavien Rami Al-Kabalan, Visitador Apostólico para los fieles sirios en Europa Occidental y Procurador del Patriarcado de Antioquía de los Sirios ante la Santa Sede, y varios sacerdotes.

En su homilía, el cardenal explicó que «la necesidad del ser humano de buscar a Dios, de encontrar la verdadera fuente de la vida, del amor, surge en nuestros corazones, grita como una voz desde el silencio que hay dentro de cada uno de nosotros, y nos hace sentir que con Dios podemos encontrar el sentido de la vida», porque sin Dios siempre nos falta algo, nos falta «luz», nos falta una «dirección en nuestras vidas». 

El ejemplo de las primeras comunidades cristianas

Ante los cientos de fieles presentes en la celebración, entre ellos varios religiosos y religiosas que siguen la regla de san Agustín, el cardenal Prevost destacó la importancia del encuentro con Dios que se experimenta cuando nos reunimos en comunidad, tal y como se desprende de los Hechos de los Apóstoles, en las páginas que describen la vida de las primeras comunidades cristianas, que escuchaban la enseñanza de los apóstoles, vivían la comunión partiendo el pan y rezaban juntos.

Precisamente la oración es «tan esencial en nuestras vidas», añadió el prefecto del Dicasterio para los Obispos, rezar, entrar en relación con el Señor, no sólo para pedir lo que desea el corazón, «sino sobre todo para vivir en el Amor de Dios». Pues bien, en la familia, en la comunidad, en la parroquia, la oración, la escucha de la Palabra, el diálogo sobre la fe, pueden ayudar a redescubrir la inquietud y a entrar en una relación más profunda de amor con Dios, dijo el cardenal, insistiendo en la oración a la que el Papa quiso dedicar este año para preparar adecuadamente el Jubileo. Oración que nunca se cansó de dirigir a Dios santa Mónica, madre de san Agustín, a la que la Iglesia recordó ayer, 27 de agosto, y a la que Francisco quiso venerar acudiendo a su tumba, recordó el cardenal.

La basílica de San Agustín en Roma abarrotada de fieles
La basílica de San Agustín en Roma abarrotada de fieles

Mantener viva la inquietud del corazón

Volviendo a la memoria litúrgica de San Agustín, Prevost recordó también que, precisamente hace once años, pocos meses después de su elección, el Papa Francisco celebró con los agustinos la misa de apertura de su capítulo general, y que en aquella ocasión el Pontífice, en su reflexión, se detuvo en la inquietud que el gran Padre de la Iglesia suscita en el hombre de hoy y que hay que mantener viva: «la inquietud de la búsqueda espiritual, la inquietud del encuentro con Dios, la inquietud del amor».

En definitiva, Francisco nos invita a mirar esta sed, este «deseo que nace en nuestro corazón y que busca una respuesta, una relación»; que busca el amor auténtico. La inquietud del corazón lleva a Agustín «al encuentro personal con Cristo, le lleva a comprender que el Dios que buscaba lejos de sí, es el Dios cercano a todo ser humano, el Dios cercano a nuestro corazón, más íntimo a nosotros que nosotros mismos», señaló el Papa el 28 de agosto de 2013, añadiendo que «en su descubrimiento y encuentro con Dios, Agustín no se detiene, no descansa, no se cierra en sí mismo como quien ya ha llegado, sino que continúa el camino. Porque «la inquietud de la búsqueda de la verdad, la búsqueda de Dios, se convierte en la inquietud de conocerlo cada vez más y de salir de sí mismo para darlo a conocer a los demás». Por eso, al concluir su homilía, nos exhortó a rezar a san Agustín para que se redescubra esta inquietud y para que todo hombre tenga el deseo del amor de Dios.

El cardenal Prevost con los concelebrantes
El cardenal Prevost con los concelebrantes

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29 agosto 2024, 18:12