Bienal de Venecia, la Iglesia en diálogo con el cine
Vatican News
«La conversión de la mirada» y “el cine que vuelve a poner en el centro al hombre y sus preguntas de sentido” fueron los encuentros promovidos el 5 de septiembre en Venecia por la Fondazione Ente dello Spettacolo en la 81ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia. Los invitados: el cardenal José Tolentino de Mendonça, prefecto del Departamento de Cultura y Educación de la Santa Sede, y el cardenal Matteo Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana.
De Mendonça: el arte, la forma de acercarse a las heridas, de ver su sacralidad
En la primera cita, De Mendonça habló junto al presidente de la Bienal de Venecia, Pietrangelo Buttafuoco, con motivo de la presentación de la película «Dovecote» de Marco Perego sobre las reclusas de la cárcel de la Giudecca, una de las instalaciones del pabellón de la Santa Sede. «Una presencia que responde a una urgencia: estar en lugares que no son mundanos pero donde es posible acercarse a las heridas, ver su sacralidad, acercarse a la humanidad que siempre ha encontrado en el arte un espejo único para sus preguntas», explicó el jefe del dicasterio, subrayando el papel fundamental del arte para reflejar la complejidad de la experiencia humana. «El arte tiene la tarea de ser luz y espejo de nuestra alma. Venecia es la estación natural, archipiélago y por lo tanto imagen del mundo: en este mar encontramos la diversidad, la polifonía internacional que converge en una pregunta a la que la Iglesia no puede dejar de responder».
Zuppi: Me gusta el cine que sabe captar a la persona
En el segundo encuentro, el cardenal Zuppi dialogó con el presidente de la Fundación Ente del Espectáculo, monseñor Davide Milani, dentro del espacio Cinematografo Incontra. El presidente de la Conferencia Episcopal Italiana compartió sus reflexiones sobre el valor de la cultura y el cine en la sociedad contemporánea: «El cine que me gusta es el que sabe captar a la persona. Todo el ser humano debe ser acogido en la cultura. En todo caso, deberíamos preguntarnos si todavía hay sitio para la cultura. La pregunta es importante, porque la cultura requiere conocimiento, tiempo, diálogo, capacidad de profundizar. Y temo que en su lugar surja algo parecido pero vacío de contenido. Un arte que traicione la esencia misma del arte». «Ser católico -añadió- no debe ser una etiqueta. Debe interesarnos sobre todo que en el centro esté la persona. Y que el arte sepa narrar su belleza». Por su parte, Milani subrayó el horizonte y el método de la acción de la Fundación en el mundo de la cultura cinematográfica, reiterando la importancia del cine para la misión de la Iglesia universal. Los dos cardenales subrayaron el papel del diálogo entre cultura, sociedad y espiritualidad, en un momento en que el arte cinematográfico está llamado a poner de relieve y plantear las grandes cuestiones -a menudo silenciadas o descuidadas, sobre todo cuando conciernen a los últimos- que animan nuestro tiempo.
«Dirigir nuestra mirada en la misma dirección donde los artistas ven el dolor de la gente, la humanidad negada o violada, los signos de esperanza, las posibles redenciones y resurrecciones. El cine que amamos, el que consideramos auténticamente arte, no sólo sabe asombrarnos por la mejor calidad formal y estética, sino que es el que sabe cuestionar la realidad a partir de la experiencia de los autores que lo realizan», continuó Don Milani. «El arte cinematográfico es un lenguaje universal que tiene el don de hablar el lenguaje personalísimo del corazón de cada hombre. Nuestra presencia en el Festival de Venecia y en el cine quiere poner de relieve todo esto».
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